Cueros Vélez: de un barrio de Medellín a Europa

El año de 1984 significó un punto de quiebre para la empresa. El tamaño estrecho del taller en el barrió Belén los forzó a trasladarse a Laureles, una zona más central y próxima a los centros comerciales y puntos de venta.

Ese mismo año la empresa dejó de llamarse Accesorios JR y se convirtió en Cueros Vélez. Por solicitud de sus clientes, que se sentían identificados con los cinturones Vélez, Juan Raúl y Ana María comenzaron a diseñar bolsos. Ana María, arquitecta de la Universidad de Copenhague, incursionaba en el diseño empírico de carteras del mismo color y material de los cinturones para que sus clientas pudieran combinar sus atuendos, a los que les combinaron materiales: cueros, sintéticos, telas, gamuzas, que marcaban la diferencia en la oferta del mercado.

En el barrio Belén de Medellín los vecinos conocían una pequeña empresa de cinturones llamada Accesorios de Cuero JR, que contaba con tan solo dos empleados.

Juan Raúl Vélez, su propietario, se encargaba de cortar el cuero y vender sus cinturones en la calle. Mientras que su esposa, Ana María Echavarría, se ocupaba de que todo marchara en la casa y apoyaba a su marido a la distancia. Eran los años 80. Cuando la empresa creció contrataron a seis personas más para cortar el cuero con que se elaboraban los cinturones. Accesorios JR era en un comienzo el proveedor de dos marcas, pero el aumento en los pedidos llevaron a Vélez a contratar tres empresas satélites para que les ayudaran con el corte de cinturones y bolsos. La vena paisa del comerciante se notaba en su ímpetu comercial, que lo impulsaba a conseguir clientes, abrir nuevos mercados e innovar en los diseños.

Cinco años después, y ya con más de cincuenta empleados, Juan Raúl y Ana María decidieron mover su taller a una bodega donde podían trabajar con más comodidad y afianzar la marca propia. Contrataron diseñadores para dejar de ser proveedores de terceros. El salto siguiente sería Bogotá. Llegaron a la capital con la Feria del cuero de 1991 y trajeron una colección de bolsos y otra de cinturones que sobresalían por los acabados a mano, realizados por Ana María.

Juan Raúl y Ana María hacían juntos los diseños de los primeros cinturones y bolsos. Ambos cortaban con sus propias manos el cuero de cada pieza. 

Abrieron el mercado nacional con ventas al por mayor, pero en 1992 Ana María tenía en mente abrir almacenes propios con la marca Vélez. Inauguraron entonces la primera tienda con ese nombre en la zona rosa de Medellín. Los clientes empezaron a pedir que no solo los bolsos y cinturones, sino el calzado y la marroquinería, combinaran con los colores y materiales.

Por entonces Colombia vivía una época de extrema violencia. La entusiasta pareja de empresarias no escapó al horror de la guerra de Pablo Escobar. Sus bombas y amenazas espantaron a los compradores paisas, quienes no se acercaban, por miedo, a los centros comerciales donde los Vélez habían empeñado sus ahorros en la apertura de locales propios. Por ese motivo las ventas cayeron.

Optaron por enfatizar su esfuerzo en otras vitrinas distintas a las de Medellín. La marca comenzó a expandirse por todo el país con sus diseños, dándole carácter a cada almacén, los colores de las vitrinas y de las campañas para cada colección.

Ya para 1996, Vélez estaba muy bien posicionado en las mentes de los bogotanos. En la navidad de ese año decidieron unirse a otras marcas de cuero y unirse bajo un mismo techo. Se creó la Bodega de las Grandes Marcas de Cuero y Calzado, ubicada en el barrio La Floresta, donde aún y funciona un outlet de Vélez. Juan Raúl continuaba con su trabajo de atraer más clientes y abrir más locales, mientras que Ana María junto con el equipo de diseñadores de la empresa seguía innovando en nuevos modelos de carteras, cinturones y zapatos.

Hoy en día Vélez vende 1.7 millones de piezas y exportan a España, Bélgica, Alemania, Estados Unidos, Chile, Costa Rica, México, Venezuela y Panamá.

Las oportunidades de negocio llegaron con el paso del tiempo y Juan Raúl estuvo ahí para aprovecharlas. Empezó a visitar los centros comerciales para conocer en dónde debía ubicar su local, hablaba con gente que visitaba los centros para conocer cuáles eran sus gustos y por qué productos se inclinaban. Así incursionaron en varios centros comerciales del país.

Desde el 2000 sus ganancias aumentaban en un 20 por ciento por año, y para el 2004 decidieron abrir sus propias tiendas en Panamá y Costa Rica. Las buenas utilidades en esos últimos años ayudaron a que en 2010, Vélez abriera su propia planta de tratamiento de pieles, en la que se produce el 70 por ciento de todos los productos que vende la marca. El otro 30 por ciento se elabora en China, en dónde Juan Raúl montó un taller satélite con empleados especialistas en compra de materia prima de alta calidad.

Con el paso de los años, Juan Raúl y Ana María vieron que sus productos eran muy bien recibidos en el exterior y en 2011 abrieron tiendas en Ecuador, Bolivia y Republica Dominicana. Además incursionaron en el mercado de la ropa en materiales distintos al cuero: pantalones de lino, jeans y camisas de algodón. Antes de finalizar el 2012 abrirán una tienda en Curazao y otra en Aruba. En 2013 esperan entrar al mercado de Estados Unidos con locales de Vélez.

Hoy la empresa vende 1.7 millones de piezas al año, de las cuales 850 mil se producen en Colombia. Exportan a España, Bélgica, Alemania, Estados Unidos, Chile, Costa Rica, Venezuela y Panamá.

Sus dueños no quieren vender este negocio que empezó hace 25 años en un pequeño taller de Medellín y les ha traído éxito y un buen matrimonio.


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Originally posted on 20 octubre, 2020 @ 6:32 pm

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