La raza antioqueña
Sin Antioquia, Colombia se asemejaría a Cuba o al alto Ecuador. Gracias a ese ingrediente humano, fuerte y capitoso como un plato de fríjoles, Colombia es ella misma y no se parece a nadie. Sobre todo tienen los antioqueños algo que nos falta a los demás colombianos, y es el orgullo de ser como son y una necesidad física y espiritual de afirmarse e imponerse de esa manera aún en los medios más hostiles. Siendo tan andariegos, llevan a Antioquia a todas partes. No la dejan atrás, no quieren librarse de ella como les sucede a los colombianos de otras regiones a quienes lo propio, lo entrañable y lo provinciano les comienza a estorbar cuando cambian de residencia.
*El antioqueño está tan identificado con su tierra y con su gente que renegar de Antioquia sería para él como renegar de sí mismo, por lo cual su condición de colombiano consiste esencialmente en sentirse y conservarse profundamente antioqueño….* El trasfondo antioqueño es el hogar donde se trenzan con una fuerza admirable la solidaridad, la comprensión, la lealtad, la espontaneidad, la fe en el hombre y el amor a la vida. La sensibilidad poética y el poder expresivo se acendran allí, en esos huertos cerrados que son las casas antioqueñas.
Detrás de los poetas, los artistas y los escritores de la montaña, los más vigorosos y originales entre todos los colombianos, no hay mera literatura como en tantos otros que parecen brotar en estos riscos por generación espontánea. Detrás del antioqueño hay el hogar, el solar y la tierra que dan al hombre su densidad histórica y sin las cuales literatura y poesía no son sino una polvareda de palabras y el hombre un esquema sin profundidad”… _“quisiera comunicar a quienes a veces dudan y desconfían del porvenir de Colombia: mientras resista Antioquia, los colombianos no nos vamos a hundir”.
Originally posted on 1 junio, 2022 @ 7:34 am