El Carriel:
Legalmente el carriel tiene 12 bolsillos, incluyendo los secretos. Esos 12 bolsillitos tenían un uso diferente para los abuelos. La peinilla, el espejo, los dados, las cartas, los monicongos, una especie de muñeco vudú que les daba poderes; los billetes viejos, el aguardiente, el tabaco, el yesquero, el lápiz y muchos más, tenían su compartimento preciso.
El yesquero era un aparatico que le dará el segundo carácter a nuestro personaje: el paisa desconfiado. Era un elemento de cobre usado con una resina para prender el tabaco y no producía llama. “Vos le dabas con una piedrita, la tirabas a la resina, la soplabas y daba calor. Con el calor se prendía el tabaco y con eso en la noche evitaban que se diera luz, porque ellos eran muy ariscos en caminos de herradura”, dijo Rubén Darío. Malicia indígena que llaman.
En el carriel los bolsillos se hicieron por necesidad y por eso salieron dos estilos: el tradicional, que es el redondo; y el cuadrado, que se hizo pensando en el finquero o ganadero que tenía algunos vales y tenía que guardar agendas y otro tipo de cosas. Quinto carácter: el paisa empresario.
Por machismo no les podía faltar a los señores de poncho, sombrero, machete y carriel; la libretica. Resulta que la mujer era la encargada de cogerla y anotar, por decir algo, cinco kilos de maíz, doce “ataos” de panela, una libra de sal… ella cogía la libretica, hacía la lista y se la volvía a meter en el guarniel al marido.
El hombre sabía que la sacaba de su carriel, llegaba a la tienda y se la entregaba al tendero. El tendero empacaba la lista y el hombre no tenía que preocuparse de ir a escoger nada. El señor era un simple intermediario entre la mujer en la cocina y el tendero. Sexto carácter: paisa familiar.
Originally posted on 20 febrero, 2021 @ 4:35 am