Un año bajo sospecha

Oscar Dominguez
Algo hay que hacer para enfrentar este impar año al que desde ya responsabilizo de todo.

Meteorólogo sin diploma, empezaré a contar las cabañuelas a partir del 20 de enero, con la posesión del tío Joe, y no del 6, cuando Trump envió sus mastines al Capitolio.

Que en 2021 aparezca la dosis mínima de locura que guardé para la andropausia.
Aceptaré algunos de los pliegos de peticiones que me presente mi mascota, agitando la cola. Procuraré parecerme más a Nacho, mi chihuahua.
Haré campaña para que siga creciendo la logia de los que lavamos loza. El excandidato De la Calle, invocó su condición de lavaplatos desde su cuenta de Twitter. Rara forma de arrancar campaña, desde la cocina.

Hace tiempos Golda Meir nos madrugó: cuenta Oriana Fallaci que la primera ministra israelí, en ejercicio de sus funciones, lavaba los platos para ahorrarle trabajo a su empleada.
Será que tiene razón el cineasta Godard cuando se pregunta: ¿Si nos quedamos sin contradicciones, qué haremos para crecer?

Espero encontrar otra novela en la que todo sea verdad como “La bailarina de Auschwitz”, de Edith Eger.
Este año solo perdonaré 69 veces siete. Celebraré que el mar siga volviéndose música para vivir dentro del caracol.
Perderé algunos kilos, procurando que no sean aquellos donde “habita” la sensatez, siguiendo a Woody Allen.

De este año no paso: le exigiré a Alzheimer que borre de mi disco duro el Brindis del Bohemio y el “faltan cinco pa las doce, el año va a terminar”. Fuera tablas de multiplicar.
Mantendré fidelidad a la fórmula de la relatividad, perdón, de la felicidad de Einstein, creo, en la que A (felicidad) = X+Y+Z, en la que W, es trabajar, Y, jugar y Z, callarse la boca.

Si el presidente Biden necesita citar otra vez a San Agustín, como lo hizo el día de su posesión, le regalo una frase, tomada de sus Confesiones, para que haga desternillar al auditorio: “Señor, hazme casto, pero no todavía”.

¿Con quién hay qué hablar para que 2021 ponga fin a la hostigante sequía de besos y abrazos a la hora de saludar?
No me cansaré de agradecer el regalo de la cotidianidad que nos permite abrir y cerrar la puerta del apartamento.
Y que, por favor, si este año encuentro todas las respuestas, no me vayan a cambiar las preguntas.

Columna Otraparte, El Tiempo, enero 23-2020

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Originally posted on 23 enero, 2021 @ 9:34 pm

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