Un título mítico
de nuestra modesta filmografía silente,
anterior al período sonoro que comienza
en 1930, es Bajo el cielo antioqueño:
por su carácter de "superproducción"
(guardadas las proporciones con otras cinematografías)
conseguido por su productor y actor principal,
el también legendario pionero antioqueño
Gonzalo Mejía, quien reclutó
a toda la "alta sociedad" del Medellín
de 1925 para que actuara ante la cámara
de los Acevedo; por su duración de
más de dos horas de proyección;
y por su presentación con tonos épicos
de lo que era entonces lo "antioqueño",
representado en el café, en la minería
y en los transportes modernos.
Con la dirección de
Arturo Acevedo Vallarino y la fotografía
de Gonzalo Acevedo Bernal, los papeles estelares
fueron representados por Alicia Arango de
Mejía y Juan Naranjo. Entre los personajes
del reparto figuran Bertha Hernández
(futura primera dama de la nación),
José Ignacio González, Beatriz
Muñoz de Olarte, Rosa Helena Jaramillo
de Mejía, Harol, Nora y Elsy Maynham,
Carlos Olarte, Angela Henao, Lia Restrepo
de Vélez, Carlos Botero Mejía,
Lisandro Ochoa y Eduardo Uribe Escobar, entre
otros.
En
Bajo el cielo antioqueño se cuenta
la historia de Lina, agraciada colegiala,
quien sostiene contra la voluntad de don Bernardo,
su padre (interpretado por Gonzalo Mejía),
amores con Alvaro, joven bohemio que dilapida
su fortuna. Deciden huir, pero en la estación
de trenes una mendiga previene a Lina acerca
del grave error que está cometiendo.
Lina regala a la mendiga sus joyas envueltas
en un pañuelo con las iniciales del
novio, y renuncia a la huída. La mendiga
es asaltada y asesinada, y su cadáver
es encontrado con el pañuelo de Alvaro,
a quien sindican del crimen. Llevado a juicio,
Alvaro calla la verdad para proteger el honor
de Lina. Cuando ella se entera del juicio,
prefiere confesar para salvar a su amado.
Ya inocente y en libertad, Alvaro encuentra
una mina de oro y termina felizmente casado
con Lina.
Excepcional es la historia
de la pérdida y el rescate de este
filme. Dividido en más de veinte fragmentos,
que fue necesario rastrear y volver a unir
luego de prolongados trámites e investigaciones,
con la intención de reconstruir una
versión tan cercana como fuera posible
a la de 1925, en estos procesos los especialistas
de la Fundación Patrimonio Fílmico
Colombiano han invertido veinte años
de trabajo y cuantiosos recursos.
Tomado de: Revista Credencial Historia.
(Bogotá - Colombia). Abril 1999. No.112
El cine
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