Fútbol
        IVAN RAMIRO CORDOBA
        
          
              
         
              Fecha de nacimiento: 11 de Agosto de 
          1976
                                            Lugar de nacimiento: Medellin
                                            País de nacimiento: Colombia
                                            Estatura: 1,73 cm
                                            Peso: 70 Kg
                                            Logros:  Ha ganado 1 Copa América 
          con la selección de Colombia(2001).
                                            
              La 
                vida le cambió a Iván Ramiro 
                Córdoba el día que iba a dejar 
                el fútbol. Era el 10 de mayo de 1997. 
                Cuatro días después tenía 
                que presentar un examen de admisión 
                para estudiar ingeniería forestal. 
                Esa tarde, confirmada la cita en la Universidad 
                de Antioquia, recibió una llamada del 
                seleccionador Hernán Darío Gómez. 
                Tenía que presentar el pasaporte y 
                salir vía New York para un amistoso 
                de la absoluta colombiana. Con el examen sin 
                poderse realizar, Córdoba dejó 
                de pensar por un año en los bosques 
                y se concentró en el fútbol. 
                Su debut con la absoluta había sido 
                decoroso y le anunciaron que contarían 
                con él para la Copa América. 
                Apareció en Santa Cruz de la Sierra, 
                Bolivia, como titular ante Costa Rica, en 
                una selección que pretendía 
                buscar un relevo generacional para los Valderrama 
                y compañía. El chico explotó 
                en Bolivia. Se ganó un puesto y un 
                dorsal que tiene leyenda en Colombia. Ser 
                central izquierdo y portar el número 
                2 es recordar a Andrés Escobar, el 
                defensor asesinado por apostadores clandestinos 
                en 1994. En suma, toda una responsabilidad 
                para un chico que apenas tenía 21 años.
                                            
                Iván Ramiro Córdoba desde pequeño 
                se vinculó al Rionegro, club de Segunda 
                División de Colombia. Cuatro años 
                estuvo jugando como lateral, libre, stopper, 
                centrocampista y hasta delantero. Tenía 
                buen remate, y en un torneo nacional juvenil, 
                acabó como máximo goleador. 
                Sin embargo, su demarcación natural 
                parecía ser la de central izquierdo. 
                En 1996 ascendió a Primera División 
                fichado por el Atlético Nacional. Juan 
                José Peláez, su técnico, 
                le advirtió que si quería ganarse 
                un puesto, debería correr mucho, compensando 
                la tradicional lentitud defensiva colombiana. 
                Córdoba se empeñó en 
                lograrlo y en ser el mejor. Un año 
                más tarde era la revelación 
                del equipo. Saltaba más que cualquier 
                otro, corría más que ninguno, 
                suplía las deficiencias de sus compañeros 
                y hasta corregía los errores de el 
                alocado René Higuita. Pero Córdoba 
                seguía pensando que el fútbol 
                no era para siempre y que debería pensar 
                en su futuro. De ahí lo de la ingeniería 
                forestal antes de la sorprendente llamada 
                a la selección. A finales de 1997 el 
                San Lorenzo de Almagro puso sus ojos en él. 
                Se lo llevó con una opción de 
                compra que tardó en hacerse válida. 
                Córdoba no pudo jugar buena parte del 
                Clausura 98 argentino por su presencia en 
                la selección de Colombia, y sólo 
                en el Apertura 98 pudo hacerse un hueco en 
                el once titular. Con el técnico Ruggeri, 
                Córdoba aprendió los viejos 
                trucos del central: desplazamientos a zonas 
                libres, anticipación a los delanteros, 
                cubrimiento de laterales. En los entrenamientos 
                de San Lorenzo de Almagro, Córdoba 
                se colocaba tres metros detrás de los 
                demás para correr en velocidad. Al 
                final el colombiano siempre terminaba ganando 
                por tres metros de diferencia. Un abanico 
                de opciones que lo convirtieron en líder 
                del equipo y en pilar de la buena campaña 
                de San Lorenzo en 1999. En cuestión 
                de semanas aparecieron los intereses del técnico 
                del Inter de Milán Marcello Lippi, 
                intentando ver si Córdoba tenía 
                cabida en su club del calcio italiano. Finalmente 
                Iván Ramiro es fichado por el Inter 
                siendo traspasado por 18 millones, enfrentandose 
                a los mejores delanteros de Europa ganandose 
                obviamente la titularidad en el Inter. El 
                fútbol le dió el mayor momento 
                de felicidad a su vida cuando anotó 
                el gol que le dió la victoria a su 
                selección de Colombia para ganar la 
                Copa América ante los miles de aficionados 
                colombianos.
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                El día más feliz de su 
                  vida: Iván Ramiro Córdoba
                                              
        Iván 
          Ramiro Córdoba, autor del gol que 
          dio a Colombia el triunfo más importante 
          de su historia futbolística, al ganar 
          a México en la final de la Copa América, 
          confesó muy emocionado tras el partido 
          que este es el día más feliz 
          de su vida.
        "Este 
          es el día más feliz de mi 
          vida y quiero compartirlo con mi familia, 
          con mi mujer, con mi hijita, con toda Colombia 
          que nos ha apoyado desde el principio", 
          dijo con lágrimas en los ojos el 
          central del Inter de Milán italiano.
        El 
          capitán de la selección colombiana 
          recibió de manos del presidente de 
          la Confederación Sudamericana de 
          Fútbol (CSF), el paraguayo Nicolás 
          Leoz, la copa de campeones de la Copa América, 
          entre el júbilo de los 45.000 aficionados 
          colombianos que colmaron el bogotano estadio 
          de El Campín.
        Francisco 
          "Pacho" Maturana, seleccionador 
          colombiano, también estaba embargado 
          por la emoción y sólo acertó 
          a decir nada más concluir el partido 
          que "en la vida lo más importante 
          es tener sueños, sin miedo a que 
          se puedan hacer realidad. Hoy lo hemos conseguido 
          y me siento muy feliz".
        Víctor 
          Hugo Aristizábal, máximo goleador 
          de la Copa con seis tantos, recordó 
          en primer lugar a su familia, "que 
          tanto me ha ayudado" y afirmó: 
          "Estos momentos nunca se borrarán 
          de mi mente".
        Los 
          fuegos artificiales fueron el coldeón 
          al triunfo de la selección colombiana, 
          que tuvo que dar varias vueltas al estadio 
          para contentar a la entregada afición 
          colombiana.
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          Iván 
            Ramiro Córdoba, el gran capitán 
            de la selección
        Cuando 
          levantó la Copa América en 
          Bogotá, le entregó al país 
          una de sus más grandes satisfacciones 
          deportivas. “Este es el día 
          más feliz de mi vida y quiero compartirlo 
          con mi familia y sobre todo con toda Colombia”, 
          afirmó el gran capitán del 
          equipo campeón.
        Es 
          Iván Ramiro Córdoba, el defensor 
          antioqueño que, a punta de trabajo, 
          sacrificio y personalidad, ya se consagró 
          como uno de los grandes de nuestro fútbol. 
          Además logró en el Inter de 
          Milán lo que muchos míticos 
          jugadores no pudieron obtener en años: 
          ser escogido por los hinchas del equipo 
          como ‘el mejor defensa libre’ 
          (líbero) de toda su historia. 
        Desde 
          sus inicios, en 1994, comenzó a demostrar 
          que tenía el éxito asegurado. 
          Antes de llegar a Italia jugó en 
          el Rionegro, en el Atlético Nacional 
          y en San Lorenzo de Argentina. Con la Selección 
          Colombia debutó en 1997 y, además 
          de heredar la mítica camiseta número 
          2, del fallecido Andrés Escobar, 
          se consolidó como uno de los hombres 
          fundamentales del equipo. 
        Pero 
          fuera de sus éxitos deportivos, desde 
          que llegó a Europa se convirtió 
          en un colaborador permanente de ‘Un 
          gol por la vida’, un programa que 
          ayuda a los niños víctimas 
          de la guerra en Colombia, y cada vez que 
          visita el país participa en certámenes 
          que abogan por una mejor convivencia. Nadie 
          podrá olvidar que él fue el 
          gestor, en la pasada Copa América, 
          de una campaña que reclamó 
          la paz del país, cuando en la final 
          todos los jugadores nacionales vistieron 
          camisetas blancas. 
        Hoy 
          es un futbolista consagrado, pero además 
          es un hombre que, por su calidad humana, 
          es un digno modelo de imitar. Su vida personal 
          es intachable y sus continuas obras por 
          el bien de la comunidad lo destacan como 
          un colombiano positivo.
                                                
          Agosto 1 de 2002
          EL TIEMPO-COLOMBIA POSITIVA