Sin embargo, como se ha
dicho, los silleteros no fueron siempre
floricultores. Su procedencia, además,
indica que prácticamente en la totalidad
del área rural circundante, correspondiente
a los municipios de Ríonegro y Guarne,
y el Corregimiento de Santa Elena, hacia
el oriente de la ciudad, y en los corregimientos
de San Cristóbal y San Antonio de
Prado, al occidente, se ha ejercido desde
siempre una intensa actividad de cultivos
para abastecer a la ciudad de frescos productos
de la huerta.
En consecuencia, una o
dos veces por semana, los campesinos bajaban
a Medellín, a muy tempranas horas
para concurrir al ya desaparecido mercado
de la Plaza de Cisneros o especialmente
los productores de la vereda de Santa Elena
a la Plaza de Flores, localizada al oriente
de la ciudad, en la ruta del tradicional
sector de Buenos Aires.
El mundo conoció
rápidamente las excelencias del clima
de Medellín y sus alrededores, afianzando
la imagen de la "primavera eterna"
y de las riquezas florales de la región.
Ya de tiempo atrás las orquídeas
colombianas habían sido difundidas
a diversos coleccionistas y miembros de
clubes de jardinería. La demanda
de las flores para consumo nacional, hacia
la Costa, por ejemplo, e internacional,
hacia los Estados Unidos, hizo que ya desde
la década del treinta Antioquia exportara
flores con regularidad.
En consecuencia, el silletero
actual, sin abandonar sus fuertes lazos
con la actividades de la huerta, más
que un floricultor que derive de allí
todo su sustento, se ha convertido en un
artesano que episódicamente despliega
sus virtudes en la composición de
arreglos florales.
Su oficio de silletero
va ligado a un descomunal esfuerzo humano
por superar los escollos de la naturaleza.
Precisamente ahí radica su función
original, la que cimentará uno de
los rasgos más notorios de la cultura
antioqueña: la tenacidad ante los
desafíos del medio.
El silletero es, entonces,
un especialista de trochas, senderos, caminos
y montañas. Mucho antes que el floricultor
o portador de flores, el silletero constituye
un elemento del paisaje regional como pieza
fundamental de la tecnología del
transporte de mercancías y viajeros
en la difícil topografía andina
central.
SIMBOLOS
DE ANTIOQUIA