Arte 
      y progreso Medellín 
            
Por: 
          Sol Astrid Giraldo y Juan Guillermo Isaza
              El tercer milenio empieza con una Medellín remozada que estrena 
              centro y luce un espectacular Museo de Antioquia catalogado como una 
              isla de perfección en el caos de América Latina, con una 
              industria textil que empuja la recesión del país, dispuesta 
              a atacar el fantasma de la violencia con el plan de Convivencia Ciudadana 
              más ambicioso de Suramérica, con un centro de investigaciones 
              científicas en la Universidad de Antioquia a la vanguardia mundial, 
              con cuatro canales de televisión empeñados en entramar 
              férreamente su tejido social. Y optimista en el futuro si se 
              tienen en cuenta los millones que ha invertido en sus últimas 
              obras. El proyecto de Ciudad Botero costó cien millones de dólares, 
              la nueva sede de Investigaciones de la Universidad de Antioquia invirtió 
              30.000 millones de pesos, el plan de Convivencia Ciudadana tiene un 
              presupuesto de 25 millones de dólares. Medellín se está 
              reconstruyendo después de sus estigmas, y se halla enfocada en 
              convertirse en una meca cultural y de servicios. Se viene preparando, 
              además, para ser una pujante ciudad-región que se extenderá 
              desde la cálida Santa Fe y San Jerónimo, pasará 
              por el templado valle de Aburrá hasta llegar al frío valle 
              de Rionegro gracias a decisivas obras civiles como el túnel de 
              Occidente, ya inaugurado, y el túnel de Rionegro todavía 
              en estudios. Este es el retrato de la Medellín de hoy, proyectada 
              desde ahora hacia un futuro de progreso y vida. 
      La ciudad 
        de Botero 
        Al convertirse en una ciudad-museo, Medellín toma otra dimensión 
        local e internacional. 
      Medellín 
        dejó su soltería. Ahora se firma como las señoras: 
        "de Botero", después de haber sido sacudida por un 
        terremoto cultural y urbanístico. El epicentro de este movimiento 
        telúrico es el antiguo Palacio Municipal convertido hoy, después 
        de una rigurosa restauración, en el nuevo Museo de Antioquia 
        y "una isla de perfección en Latinoamérica", 
        según el maestro. Allí reposa con iluminación italiana 
        y control estricto de temperaturas la magnífica donación 
        de Botero de 126 pinturas suyas y 21 de maestros internacionales como 
        Antoni Tàpies, Roberto Matta y Rauchemberg, entre otros. Junto 
        a esta colección se encuentran también once monumentales 
        murales de Pedro Nel Gómez, la obra del pionero Francisco Antonio 
        Cano, de la polémica Débora Arango, las esculturas de 
        Marco Tobón Mejía, entre otros capítulos importantes 
        del arte antioqueño. 
                    
        Pero el museo es apenas una excusa para una recuperación a fondo 
        del centro y un redimensionamiento de la ciudad. Se demolieron cuatro 
        cuadras, dos centros comerciales, cinco edificios, 303 locales y un 
        pasaje comercial. La idea radica en crear una amplia zona de bulevares, 
        con el Museo y el Parque de las Esculturas como eje, devolviéndole 
        al peatón treinta por ciento del espacio público. A finales 
        del año, los antioqueños podrán disfrutar de una 
        magnífico pulmón verde en pleno corazón de la urbe, 
        adornado, además, con 14 esculturas de Fernando Botero, uno de 
        los pintores vivos más famosos del mundo. 
                    
        La ciudad cultural girará alrededor de actividades del Museo 
        como una escuela artística, un centro de restauración, 
        un laboratorio de estudios urbanísticos, además de salas 
        de cine, y teatro, librerías, etc. Medellín también 
        está reposicionándose turísticamente. Hoy es ofrecida 
        en el mundo entero como la meca del arte de Fernando Botero, como una 
        ciudad museo que deberá visitar todo aquel interesado en conocer 
        profundamente la obra del maestro. Por eso, su directora Pilar Velilla 
        calcula que puedan llegar 50.000 visitantes extranjeros al año. 
        Ha habido desde una promoción en las Naciones Unidas, hasta la 
        publicidad gratis de los diarios más importantes del mundo como 
        The New York Times. 
                    
        La Ciudad Botero también es ejemplo de gestión cultural, 
        porque aunque la Alcaldía donó cuarenta millones de dólares, 
        la empresa privada se unió en un esfuerzo sin precedentes antes, 
        durante y después de su inauguración. Ahora, por ejemplo, 
        ha adoptado salas para garantizar su funcionamiento. 
                    
        Pero sobre todo, este proyecto está funcionando como un imán 
        que puede atraer esta ciudad disgregada y necesitada de símbolos 
        aglutinadores. Ciudad Botero, según el maestro, más que 
        un conjunto de obras "es una esperanza". 
      Medellín 
        convive 
        Gracias a un programa financiado por el BID y con la participación 
        de 80 instituciones, Medellín desarrolla el más ambicioso 
        plan de Convivencia Ciudadana de Latinoamérica. 
      La reciente historia 
        de Medellín ha estado ensombrecida por un récord macabro: 
        la mayor tasa de homicidios del país y Latinoamérica. 
        Sin embargo, esta deprimente realidad tiene otra cara. Desde 1992, Medellín 
        es también la ciudad latinoamericana y colombiana que ha presentado 
        el descenso más vigoroso de estos índices. De 400 homicidios 
        por cada cien mil habitantes cometidos ese año, se ha pasado 
        en la actualidad a menos de 200. Es decir, en apenas ocho años 
        se han reducido en más de cincuenta por ciento sus niveles de 
        muerte violenta. Este significativo descenso se halla relacionado obviamente 
        con la "desnarcotización" de la ciudad, pero también 
        con programas de prevención y rehabilitación como "Paz 
        y Convivencia". Estos resultados concretos animaron a los sectores 
        públicos y privados para emprender un proyecto todavía 
        más ambicioso. 
                    
        El monumental programa que se viene preparando desde hace tres años 
        ha recibido el nombre de "Convivencia Ciudadana" y se ha echado 
        a andar con un préstamo de 15 millones de dólares del 
        BID, más otros 10 millones de dólares de la Alcaldía. 
        La idea surgió del grupo Entre todos, en el que participaban 
        13 fundaciones y empresas de la ciudad y que funcionaba desde Proantioquia. 
        Este programa fue retomado posteriormente por la Alcaldía. Su 
        fin es crear una cultura de la convivencia, prevenir la violencia y 
        controlarla. 
        Su estrategia se basa en las campañas de salud pública. 
        Según su director Luis Fernando Duque, "el nuevo concepto 
        de las campañas de salud pública es atacar la enfermedad 
        durante todo su proceso: antes, durante y después de la patología. 
        Con este esquema, en Estados Unidos y Europa se han logrado bajar drásticamente 
        las muertes por infarto, por ejemplo". Así, Convivencia 
        Ciudadana se centra en tres puntos de acción. El programa le 
        presta atención a la violencia intrafamiliar, a la de los ambientes 
        de trabajo (se van intervenir cien instituciones) e incluso la de los 
        medios de comunicación. "El cubrimiento periodístico 
        —dice Rueda— debe ser más que una apología, 
        una pedagogía del delito". Existe también un programa 
        que reunirá a 500 líderes, desde empresarios y políticos 
        hasta líderes comunales, que influyan en decisiones estratégicas. 
        Se buscará comprometerlos a detener la espiral de la violencia. 
        Este programa es el más ambicioso que se haya llevado a cabo 
        en América Latina y pretende dar resultados a corto, mediano 
        y largo plazo con la bandera de crear el hábito de generar soluciones 
        no agresivas a los conflictos cotidianos. Pero lo más interesante 
        de todo es el compromiso sui generis de esta ciudad consigo misma. 
      Medellín 
        se piensa 
        Las 560 investigaciones en curso de la Universidad de Antioquia se encuentran 
        a la vanguardia mundial y ahora se reunirán bajo el mismo techo 
        en una gigantesca sede. 
      ¿Cómo 
        sobrevivir a la mordedura de una mapaná X cuando uno está 
        en lo más profundo de la selva y el veneno se riega por el organismo 
        como un disolvente? ¿Es cierto que células de nuestro 
        organismo se suicidan para prevenir el avance de la tuberculosis? ¿Será 
        posible que aquí puedan descubrirse las bases teóricas 
        que permitan el control de la emisión de gases contaminantes? 
        Estas y otras preguntas, algunas con más de veinte años, 
        le han quitado el sueño a un puñado de investigadores 
        paisas. A lo largo de este camino se han ganado premios, innovado procedimientos 
        científicos, teóricos y aplicados, salvado vidas o mitigado 
        el dolor, pero sobre todo se han propuesto un ideal: la verdad por encima 
        de todo. En opinión de Gustavo Valencia Restrepo, vicerrector 
        de Investigación, las cosas empezaron a cambiar en 1994, cuando 
        el Estatuto General de la Universidad de Antioquia convirtió 
        la investigación en el eje de su vida académica. Si bien 
        de tiempo atrás distintos investigadores de la región, 
        particularmente del área médica, se habían aventurado 
        con procedimientos como el trasplante de órganos, la mayoría 
        de las investigaciones se asfixiaban en pequeños laboratorios 
        de facultad. 
        La Universidad creó la Vicerrectoría de Investigaciones 
        que se dedicó a recoger los proyectos, inyectarles vida, es decir 
        plata, y reunirlos con sus iguales. Trasladó la investigación 
        del individuo al grupo para darle continuidad en el tiempo, abrió 
        las ventanas hacia el mundo exterior en busca de la validación 
        externa tanto nacional como internacional. Entonces empezó a 
        dar saltos cada vez más grandes como las cifras lo demuestran. 
        Las investigaciones se cuadruplicaron y empezaron a llover premios y 
        distinciones. Hoy la universidad tiene 560 investigaciones en proceso 
        y 1.900 investigadores. 
                    
        Ni siquiera el desplome de las asignaciones presupuestales del gobierno 
        a Colciencias, ha hecho que la universidad doble la cerviz. Echando 
        mano de distintas instituciones públicas y privadas, llamando 
        incluso la atención de laboratorios internacionales, ha logrado 
        mantener la inversión en un nivel creciente. Y lo que es más 
        importante, se han dedicado a formar la generación de relevo, 
        que ya empieza a tomar la antorcha. La Sede de Investigaciones de la 
        Universidad de Antioquia, con un costo de 30.000 millones de pesos, 
        estará en capacidad de albergar 34 grupos de investigación, 
        15 más de los 19 grupos de excelencia con que ahora cuenta, y 
        reunirá tanto investigadores de las ciencias naturales como de 
        las sociales. Así, aun en medio de la polémica que suscita 
        cualquier proyecto visionario en este país desesperanzado, se 
        obstina en sembrar vida y conocimiento. 
      Medellín 
        reverdece 
        Las Empresas Públicas de Medellín están apostándole 
        a un pulmón en pleno centro de la ciudad. 
      El éxito 
        de las Empresas Públicas de Medellín se debe a su estilo 
        gerencial que las ha llevado con las tarifas más bajas a proporcionar 
        la mejor calidad. Pero ahora, además de consentir el bolsillo 
        de sus usuarios, están consintiendo su espíritu. 
        Y la dirección de este empeño se parece al ideal del espíritu 
        de los años setenta: volver a la naturaleza. Volver de dos maneras: 
        en cuerpo y alma, en pleno centro de la ciudad, en una zona tradicionalmente 
        deprimida. Pero también con la mente, la curiosidad y la imaginación. 
        Para el primer regreso, las Empresas Públicas insertaron en todo 
        el corazón de la ciudad 30.411 metros cuadrados de edificios, 
        jardines, agua y bosques, en un proyecto urbanístico que espera 
        ser un centro de gravedad en el que confluyan naturaleza, libertad y 
        sitios de encuentros culturales y recreativos. 
                    
        La Plaza de los Eventos, como se conoce oficialmente este proyecto, 
        cuenta con una Plaza Pública de Eventos, escenario natural al 
        aire libre de 3.600 metros cuadrados rodeado de búcaros, bancas 
        de piedra, fuentes iluminadas y un espejo de agua, con un bosque de 
        5.900 metros cuadrados de naturaleza, con especies nativas, senderos 
        de piedra, espacios para la recreación y jardines, así 
        como un área edificada que albergará locales comerciales, 
        el Museo Interactivo y un Café Internet. La gente de la ciudad 
        ya rebautizó el conjunto como el "Parque de los pies descalzos" 
        y disfruta los chiminangos, guaduas, y tulipanes africanos que hacen 
        de este enclave el sueño de cualquiera que busque un lugar de 
        meditación en medio de la agitada urbe. 
                    
        Y para la inteligencia de todas las edades se dispuso, como una golosina 
        del conocimiento, el Centro Interactivo Eureka, donde puede comprenderse 
        científicamente lo que el corazón siente: cómo 
        esa naturaleza ha sido puesta al servicio de la gente. Con el lema "prohibido 
        no tocar" se espera atraer a todos los públicos, pero particularmente 
        a los niños y estrechar ese vínculo casi familiar que 
        la comunidad mantiene con sus Empresas Públicas. 
      Medellín 
        se ve 
        A pesar de la crisis de la televisión en el país, en Medellín 
        cada vez se abren más canales. 
      Con la salida al 
        aire de Televida, el canal local de la Congregación Mariana de 
        Medellín, los paisas se muestran empeñados en hacer televisión 
        en un momento en que canales enteros están saltando del barco 
        en el que navega la torta publicitaria. 
        Las explicaciones sobre el éxito de esta aventura son varias. 
        En primer lugar está la capacidad de gestión de las industrias. 
        En segundo lugar se halla el sentimiento de pertenencia que hace que 
        la gente le apueste a lo local, fenómeno detectado por programadoras 
        nacionales como Jorge Barón y canales como RCN, que se han lanzado 
        a buscar ese público local. En tercer lugar está la especialización 
        de los distintos canales paisas en cuanto a su público: Teleantioquia 
        se ha afianzado en la provincia y por eso ha podido comercializarse 
        de una manera más eficaz. Telemedellín se ha abierto a 
        un público urbano y con una necesidad de insertarse en las corrientes 
        modernas de la imagen, proporcionando un espacio de expresión 
        a problemáticas ciudadanas. El Canal Universitario ha logrado 
        posicionarse dentro del público joven e intelectual. Y Televida 
        aspira a orientarse hacia un público en el que se han perdido 
        los valores de la fe. 
                    
        Todos estos canales locales han mostrado la voluntad de insertarse en 
        el tejido social, proporcionando alternativas a una televisión 
        que, guiada por el lucro, privilegia valores negativos como la violencia. 
        Y esto, la gente de la ciudad lo aprecia, no sólo en términos 
        de audiencia, sino demostrando su apego por estos proyectos quijotescos. 
        Por eso a Juan Carlos Greiffestein, gerente de programación de 
        Televida, no le asusta el futuro económico. Según él, 
        "a la gente de Medellín le duele su ciudad y no se queda 
        con los brazos cruzados. Busca mejorar su espacio urbano y crea Telemedellín, 
        trata de mejorar su educación y crea Canal U. Si detecta que 
        hay una pérdida de valores, algo hará al respecto". 
      Medellín 
        se cose 
        Medellín sigue siendo la meca de la moda colombiana y se está 
        convirtiendo a pasos agigantados en la capital de la moda latinoamericana. 
      Medellín 
        es moda
        Y esto lo respira en sus asoleadas calles cualquier persona que llegue 
        a la ciudad. La moda ha estado inserta en su historia, en la acumulación 
        de sus capitales, en la generación de empleo y en su identidad. 
        No en vano su símbolo más característico es un 
        edificio gigantesco con forma de lanzadera como lo es el Coltejer. Desde 
        que la primera guerra mundial obligó a los industriales locales 
        a meterse en el negocio de los textiles, estos han sido su motor. Y 
        últimamente demostró que lo siguen siendo. Analistas como 
        Roque Ospina, director del Instituto para la Exportación y la 
        Moda (Inexmoda), y una encuesta de opinión de la Andi coinciden 
        en que la reactivación de la economía fue arrastrada en 
        gran parte por la dinámica de la industria textilera, que hoy 
        funciona en un 50% en Medellín. 
                    
        Es una industria con músculo que reúne toda la cadena 
        de la producción. Entre las primeras cien industrias de Antioquia 
        se encuentran siete del sector textilero como Fabricato, Leonisa, Confecciones 
        Colombia, Satexco, Paños Vicuña y Paños Colibrí. 
        Pero tal vez lo que le haya dado mayor prestancia es la realización, 
        desde hace doce años, de las dos pasarelas más importantes 
        de Colombia, que además imponen tendencias en toda Latinoamérica. 
        Se trata de Colombiatex (que exhibe todos los insumos para la confección) 
        y Colombia Moda (que muestra las tendencias y los diseños de 
        las confecciones). Estos dos eventos que se han consolidado como las 
        grandes vitrinas de la industria textilera del país, atraen 800 
        compradores internacionales, 2.500 nacionales y reúnen a 7.000 
        personas relacionadas con la cadena. Uno de los factores más 
        definitivos de esta industria es su vocación cada vez más 
        exportadora. María Luisa Mejía, de Confecciones Colombia, 
        por ejemplo, está liderando un proyecto que busca convertir a 
        los textiles en el nuevo café de Colombia, como se le expuso 
        al presidente Bill Clinton en su reciente vista a Cartagena. Las exportaciones 
        de textiles nacionales alcanzaron el año pasado 800 millones 
        de dólares, por encima del sector de alimentos, y lograron generar 
        200.000 empleos directos en el país. La idea es seguir subiendo 
        este tope al aceitar la maquinaria en todos sus puntos neurálgicos. 
        Y en esto las textileras antioqueñas tienen mucho con que competir. 
        El ingenio de sus diseñadores, por ejemplo, cada vez es más 
        aceptado, como lo demuestra la reciente participación de la Colegiatura 
        Colombiana de Medellín, en representación de Latinoamérica, 
        en la reciente Bienal Internacional de Diseño en Francia. Por 
        eso el matrimonio de la coqueta Medellín con sus telas todavía 
        da para rato. 
        Las primeras fortunas paisas del siglo XX se acumularon alrededor de 
        los telares, hoy en día concentra 50% de los textiles y las confecciones 
        nacionales y produce en serie las modelos más hermosas y profesionales 
        del país. 
      El alcalde 
        dice
              Por 
                qué estuvo la Alcaldía tan interesada en apoyar el proyecto 
                "Ciudad Botero"? 
                La directora del Museo, Pilar Velilla, me expuso cómo el maestro 
                había ofrecido unas obras y no se le había prestado atención. 
                Entonces quise hacer la nueva sede para apoyar la recuperación 
                del sector en la que veníamos trabajando con la construcción 
                de los bazares para los vendedores ambulantes. Estoy convencido de que 
                el arte genera turismo, y Medellín no tenía un museo como 
                el Louvre para París o El Prado para Madrid. Medellín 
                se va a conocer ya no por la violencia sino por el arte. 
      ¿Cómo 
        se ha involucrado la Alcaldía en la disminución de los 
        índices de violencia? 
        La violencia se disminuye ofreciendo oportunidades de trabajo. Tenemos 
        muchos miembros de bandas delictivas trabajando, sembrando árboles, 
        limpiando calles, reciclando. También está la Orquesta 
        Sinfónica Infantil, son 2.000 niños de los barrrios populares 
        que gracias a la música no van a ser delincuentes. Estamos empeñados 
        en mejorar la educación con la construcción de establecimientos 
        vinculados al proyecto de ciudad bilingüe. 
        La labor de la policía y en particular del general Rodríguez 
        en el aspecto de seguridad ciudadana ha sido definitiva. 
      ¿En qué 
        consiste la ciudad-región, en la que se piensa? 
        Medellín no tiene para dónde crecer, está cercada 
        de montañas por el occidente y el oriente. Bello está 
        al norte, Itagüí y Envigado al sur. Está encerrada, 
        por eso con el túnel de Occidente se va a abrir una gran zona 
        donde la gente podrá vivir y trabajar en la ciudad. Así 
        se quitará la presión sobre Medellín. Con el futuro 
        túnel de Rionegro, también se conectará con el 
        oriente en pocos minutos. Así, Medellín será muy 
        pronto una ciudad con tres climas: el caliente de San Jerónimo 
        y Santa Fe de Antioquia, el templado del valle de Aburrá y el 
        frío del valle de Rionegro 
      ¿Cómo 
        será la Medellín del futuro? 
        La Medellín del futuro será 
        una ciudad cultural y de servicios. Aunque 
        continuará con sus industrias tradicionales 
        como las textileras y de alimentos; se asentarán 
        aquí principalmente las empresas de 
        servicios, de comunicaciones, de informática, 
        por las facilidades que les brinda las Empresas 
        Públicas. Todo esto en el contexto 
        de una ciudad cálida, amable, verde 
        gracias a los once millones de árboles 
        que sembraremos a corto plazo, con el cubrimiento 
        del ciento por ciento de los servicios públicos, 
        la salud y la educación que podemos 
        ofrecer desde ahora. 
                                              
        Fuente
        Revista 
          Diners Noviembre del 2000