Viejos
tiempos
El aeropuerto Olaya
Herrera y la primera conexión con el
mar
La construcción del aeropuerto en la
ciudad, estuvo muy ligada a una figura pública
y a una empresa: Don Gonzalo Mejía
y la UMCA (Compañía-Urabá-Medellín-Central-Airways).
A
Don Gonzalo se le ocurrió crear una
nueva empresa de aviación que comunicara
a Medellín con la selva y con el mar.
Por entonces la línea Pan American
de Estados Unidos volaba por todo el Caribe,
teniendo como base la ciudad de Panamá,
y haciendo sólo una escala en Barranquilla,
en nuestro país, de tal forma que cualquier
citadino de Medellín o de otras regiones
que quisiera viajar al exterior, tenía
que ir por el río Magdalena o por aire
hasta dicha ciudad.
Don
Gonzalo se asocia con esta empresa, creando
la UMCA, que hace el vuelo regular Medellín-Turbo-Panamá
en hidroaviones.
El
primer viaje se hizo en 1932 y en un año,
movilizaron 612 pasajeros y efectuado 102
viajes.
Así
surgió la necesidad de un aeropuerto
para Medellín. Los aviones aterrizaban
antes en una finca alquilada en el sector
de Guayabal. Don Gonzalo se puso en la tarea
de buscar el terreno adecuado, ya que la Administración
Municipal, se lo había permitido mediante
una concesión. A lomo de mula con unos
amigos pilotos e ingenieros recorrió
los cerros de la ciudad imaginándose
el ansiado lugar. Se trajo luego una comisión
de expertos desde Estados Unidos, quienes
confirmaron el lugar antes señalado
por Don Gonzalo en el sitio conocido como
Las Playas, vecino del barrio Antioquia.
Se
construyó inicialmente una pista de
974 metros, cuando lo recomendado habían
sido 2000 metros. De todas formas comenzaron
a llegar nuevos aviones a la ciudad, procedentes
de Bogotá y Barranquilla de las otras
líneas aéreas.
Se
inaugura de nuevo el aeropuerto, quince años
más tarde, con la pista de 2000 metros
y con el nombre de Olaya Herrrera, en honor
al que fuese Presidente de la nación
y personaje de la región. A la ceremonia
asistieron aproximadamente 50.000 curiosos
a ver la llegada de los primeros "aviones
grandes" que llegaban a la ciudad. (Posteriormente
en el año de 1964 aterrizó por
primera vez en Medellín un Boeing a
reacción 727 de Avianca en vuelos de
prueba).
La
ciudad agradecía de esta manera a Don
Gonzalo el logro de esta obra: "...Porque
tu perseverancia sin desfallecimiento, tu
entusiasmo sin vacilaciones realizaron el
milagro de libertar la ciudad, cautiva entre
sus montañas, prisionera entre sus
rieles, y de sacarla a los balcones del mundo
sobre el prodigio de las olas, te rendimos
este homenaje de nuestra espontanea admiración".
(Mejía Restrepo, 1984).
Como
hechos destacados en las crónicas que
a este espacio pertenecen, la de mayor significación
sin duda, la constituye el accidente trágico
del cantante argentino de tangos Gardel en
el año de 1935, que marcó de
manera rotunda a la sociedad medellinense
de entonces.
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AEROPUERTO OLAYA HERRERA
MEDELLIN - CARRERA 65A 13-157
La
primera aerolínea que se formó
en el mundo fue la Compañía
Colombiana de Navegación Aérea,
en septiembre de 1919. Un mes después
se creó la KLM y dos más tarde
se fundó la Scadta, antecesora de Avianca.
Para ese momento, cuanta don Jorge Restrepo
Uribe, ex alcalde de la ciudad de Medellín
en dos periodos, se había realizado
en Antioquia el primer vuelo el 26 de enero
de 1913, en el aguacal, en la finca La Pradera
de propiedad de don Roberto Medina.
Durante
la Primera Guerra Mundial la aviación
prosperó, pero solo en la década
de los años 20 la aviación comercial
comenzó a fortalecerse en el mundo.
El 22 de julio de 1922, narra Restrepo, el
Goliat, piloteado por el aviador italiano
Feruchio Guicciardi, efectuó el primer
vuelo en avión de ruedas, de Cartagena
a Medellín, para aterrizar en Guayabal,
terreno donde luego, se construiría
el aeropuerto.
La
iniciativa de esta obra se debe fundamentalmente
a la Sociedad de Mejoras Públicas y
a sus socios, Ricardo Olano y Joaquín
Jaramillo Sierra, y su ampliación y
posterior desarrollo a Gonzalo Mejía.
Para
construir el aeropuerto era necesario contemplar
la dirección y velocidad de los vientos,
y el terreno debía cumplir con una
serie de requisitos que garantizaran la seguridad.
Arturo Lema, jefe de aviación, le responde
así al Coronel Francisco Duque, miembro
de la comisión creada para la construcción
creada para la construcción del aeropuerto:
"Considero se debe tener en cuenta que
el sentido más largo esté orientado
siguiendo la dirección general de los
vientos reinantes en esa localidad. El campo
que se elija debe ser absolutamente libre
de obstáculos elevados a su alrededor.
. . que en lo posible en los campos puedan
ser utilizados para posarse en ellos, en caso
de un aterrizaje forzoso. . . debe quedar,
pues, convenientemente alejado de la ciudad
o centro poblado. . . evitar elegir terrenos
situados en valles profundos rodeados de montañas
o en mesetas elevadas. . ."
Finalmente,
tras un tiempo de investigación, se
consiguieron los terrenos "en la región
de Guayabal, a una distancia de 7 Km. de la
ciudad, con frente a la carretera que conduce
hacia Caldas, es terreno bastante plano. .
.", y don Ricardo Olano solicita al Consejo
de Medellín que designe una partida
de por lo menos mil quinientos pesos, "para
gastos en el proyectado campo de aviación".
Poco a poco se adquirieron los terrenos y
se construyó un pequeño terminal
aéreo, que funcionó hasta los
años 50.
En
1955, la administración municipal vio
la necesidad de hacer un nuevo edificio y
entabló negociaciones con la empresa
NACO, firma subsidiaria de la KLM, experta
en la construcción de esta clase de
edificios, asunto que generó una serie
de protestas entre los arquitectos nacionales.
Se sugirió entonces la posibilidad
de trabajar conjuntamente y el particular
proyecto que se construyó, influenciado
por la arquitectura brasilera de la época,
estuvo a cargo de los arquitectos Apolinar
Restrepo, Alfonso Viera y Elías y Jaime
Zapata.
Fuentes: Jorge
Restrepo Uribe, su influencia en el desarrollo
de Medellín, IDEA, Medellín
1995. Arango, Silvia. Historia de la arquitectura
en Colombia, Ed. Lerner 1993. Castro, Dicken
y Téllez, Germán. Arquitectura
en Colombia (1930-1952). Historia del arte
colombiano, Tomo XI. Salvat 1977.
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