BELEN
Barrios:
Fátima, Rosales, Belén, Granada,
San Bernardo, Las Playas, Diego Echavarría,
La Mota, La Hondonada, El Rincón,
La Loma de los Bernal, La Gloria, Altavista,
La Palma, Los Alpes, Las Violetas, Las Mercedes,
Nueva Villa del Aburrá, Miravalle,
El Nogal- Los Almendros, Cerro Nutibara.
Un
lugar con nombre sagrado
En
el siglo XVII, Belén actuaba como
portal de entrada de la ciudad con el municipio
de heliconia, que se comunicaba con la ciudad
por el occidente. En el proceso de urbanización
de Belén fue de vital importancia
la construcción del aeropuerto Olaya
Herrera en 1931, la apertura de la avenida
33 y la construcción de barrios como
Santa Fe y Las Playas. Es una gran comuna
de clase media.
Belén,
un barrio con sabor a café, comida
y música
·
Una caminata por Belén centro, con
comida y música en la jornada.
·
Allí, donde en manzanas se encuentra
de todo y los vecinos se saludan.
·
En un espacio para "los tranquilos"
se unen el Moulin Rouge y los tangos.
Margaritainés
Restrepo Santa María
EL
COLOMBIANO - Medellín
La romería comenzaba hacia las 5:00
p.m. del Jueves Santo; todos se dirigían
al sector de Belén, a mirar una luz
nocturna que salía de una tierra
de don Pablo Bernal Restrepo; decían
las malas lenguas que un sacrílego
había enterrado allí una hostia
que se había robado de una iglesia.
Fue en los cincuenta, y se quedaron con
las ganas de ver el fenómeno -cuentan
Marta Elena y José María Bravo.
Romerías sin tumultos y con menos
expectativas, pero con sabor a barrio, entre
cafés, comidas y música, se
suceden a diario.
Y
en el centro de un breve recorrido está
el parque, en donde los muros de las jardineras
o zonas verdes se transforma en bancas para
"tertuliar" a mitad de mañana,
bajo la estrecha vigilancia de un árbol
que florece en el tronco, Bala de Cañón
o Cocuelo -único de su especie en
esta ciudad-; y de los palomares; y del
busto de Simón Bolívar que,
como cosa rara, no mira al barrio sino al
templo.
En
pocas manzanas a la redonda, en ese territorio
"domesticado" por los Medina,
los Tirado, los Arango, Los Pérez,
los Cuartas... los saludos de los habitantes
brotan sin problema, se encuentra de todo,
para cubrir las necesidades y para entretener
el apetito y el tiempo: ferretería
o copiadora, carpintería, carnicería,
talabartería, peluquería,
relojería, papelería, herrería,
colegios, telas, graneros, plantillas para
moldería, lotería estadounidense,
reparación de artículos eléctricos.
El
sabor añejo se conserva. Quizá
en una cuadra mocha posible desvío
de carretera para entrar al poblado. O en
alguna casa con piezas en galería
separadas con cortinas. En uno que otro
carro de bestia o en siete caballos que
esperan por sus jinetes, un sábado
cualquiera, en un bar del sector, para llevarlos
a casa.
Desayuno
y bohemia
Por aquí aparecen los buñuelos
(allí nació Mi Buñuelo).
Por allí, en la tienda La Esquina,
las empanadas. En el corredor del frente
de una casa de antes, las obleas. En Asados
La Casona, el chorizo y los calentados mañaneros.
Las notas de Garufa le ponen música
a Rosimón, un granero con viejos
almanaques de Pierrot y Pielroja y algunos
billetes y restos de caja de resonancia
de tiples y guitarras. "No coma cuento,
consumo cerdo que está a muy buen
precio", le dicen en la carnicería
El Triunfo Paisa.
En
una corta escapada por el corazón
de Belén usted puede comenzar con
un desayuno "como Dios manda",
anochecer con poesía saboreada con
café y rematar con un toque de "tranquila"
bohemia.
En
Los Iniciados, bajo un toldillo en exteriores
o en el interior de una cafetería,
sobre la carrera 78, se ha puesto de moda
el pandequeso. Allí cae, incluso,
gente de otros barrios. Y dicen que lo de
iniciado es porque "uno se come uno
y queda empezado".
Muy
cerca, hay un programa con versos, pinturas,
charla y música (en vivo los viernes,
saxo, cítara), que combina jazz,
canción social o trova cubana. En
el Café Literario El Taller, junto
a la canalización, por la carrera
77, donde usted puede hojear a Deshora o
a Barba Jacob o Las palabras son puentes
que nos separan, a ritmo de capuccino o
cerveza, de café ópera o lasaña.
Y
en un costado de la congestionada calle
30, aparece el Club de los Tranquilos (mudado
de su tradicional local que primero fue
legumbrería). Une en sus paredes
el Moulin Rouge, mulas de pueblo y el mundo
del tango. A Los Monikongos y Pedro Vargas
y Agustín Lara con García
Márquez. La especialidad, dice Leonel,
al frente del negocio, es el servicio. Y
la buena música, rematan algunos
clientes.
En
la ruta de Belén centro, donde
aún viven familias tradicionales
del barrio, donde a la gente le sigue
gustando saludar en las calles.