Nació
en Medellín en 1932. Había
querido ser torero pero cambió
la espada por los pinceles. Fue hijo de
una familia antioqueña venida a
menos, que vivió dificultades cuando
el padre, David Botero, quien recorría
Antioquia comprando y vendiendo, murió,
dejándola sin mayores recursos.
A los 15 años, en Marinilla, Fernando
Botero sorprendió a los suyos contándoles
que iba a ser pintor, lo cual no encajaba
bien entre una familia paisa, conservadora
y alejada del arte.
Se inició como dibujante en el
periódico El Colombiano y en 1952
decidió probar suerte en Europa.
Y
sin haber salido nunca de las goteras
de Medellín, tomó un barco
y se fue al viejo mundo. Cuando llegó
a Madrid, se matriculó en la Escuela
de San Fernando. De Madrid pasó
a Florencia donde tuvo como prdeesor a
Bernard Berenson, en la Academia de San
Marcos. Allí descubrió el
renacimiento italiano y la pintura del
quattrocento. Regresó a Colombia
y realizó su primera Exposición
en la Galería de Leo Matiz, en
1951.
Botero
participó en 1952 en el Salón
Nacional de Artistas, ganando el segundo
puesto con su óleo "Frente
al mar". Hasta 1955 su temática
era los hombres y los caballos, no había
descubierto aún las "gordas"
y las esculturas monumentales. Ellas llegaron
accidentalmente: Un día, de regreso
a Bogotá, cuando pintaba una naturaleza
muerta con una mandolina, el hueco se
agigantó inesperadamente como una
especie de iluminación estética.
A partir de ese momento se metió
en esa "onda".
En
1964 se casó con Gloria Zea, con
quien tuvo tres hijos: Fernando, Lina
y Juan Carlos. Vivieron en México
en medio de dificultades económicas.
Luego, se separaron y el maestro viajó
a Nueva York. No hablaba ni una palabra
de inglés y apenas tenía
220 dólares. Vivió en un
diminuto estudio de McDougal Street, en
Greenwich Village. Botero tuvo que sobrevivir
vendiendo sus obras por muy poco, repitiendo
sus vivencias en Europa, donde, para ganarse
unos pesos, hacía réplicas
de las grandes obras y se las vendía
a los visitantes de los Museos. En
1970 Botero ingresó a la Galería
Marlborough, la más grande y prestigiosa
del mundo. Con las exposiciones realizadas
allí adquirió fama universal.
Su regreso a Europa fue triunfal.
El
maestro Fernando Botero trabaja en varios
sitios del mundo, en su apartamento de
la Rue dui Dragon, en la Rive Gauche de
París, pinta los óleos grandes;
en su casa de Piedrasanta, en la Toscana
de Italia, donde pasa el verano en compañía
de sus hijos y sus nietos, funde las esculturas
de bronce. En su apartamento de Montecarlo,
en la Costa Azul, hace los trabajos más
pequeños, en acuarela, tinta china
y sanguina. En su apartamento de Nueva
York, sobre Park Avenue, pinta
pasteles y acuarelas de gran tamaño.
La
toma de París con las obras de
Fernando Botero cierra un ciclo de más
de 15 años de éxito que
han hecho del Maestro Fernando Botero,
el artista vivo más prestigioso
del mundo. El es una de las grandes figuras
del siglo XX y es conocido universalmente.
La conquista de París fue un acto
sin precedentes en la historia de la Ciudad
Luz.
Cuando Jacques Chirac, alcalde de la cuna
del arte mundial quiso devolverle a los
Campos Eliseos la exclusividad y el prestigio
de otros tiempos, pensó que la
mejor forma de hacerlo era realizando
una exposición del artista más
importante del planeta, en octubre de
1992.
La elección no recayó en
un artista francés vivo o muerto,
porque hasta ahora nadie se le ha dado
tal honor, sino en Fernando Botero, un
colombiano que aún conserva su
acento paisa. Chirac sabía bien
que un hecho como éste haría
que los ojos del mundo se volcaran sobre
París, como en efecto sucedió.
A
París le siguieron Belvedere, en
Florencia, y el espacio entre la Plaza
de Cibeles y Colón en Madrid. El
Gobierno español contempla hoy
la posibilidad de colocar tres esculturas
del maestro Botero en Palma de Mallorca.
Botero,
quien convirtió en universal la
temática local, ha llevado sus
obras a Nueva York, Buenos Aires y Montecarlo.
Sus gigantescas esculturas que pesan entre
500 y 1.000 kilos y que cuestan aproximadamente
1.500 millones de pesos en promedio, han
sido solicitadas también para Japón
y la China. Las decenas de
exposiciones que ha realizado el maestro
colombiano en los últimos 10 años
incluye los salones más importantes
del mundo en España, Estados Unidos,
Francia, Alemania, Italia, Venezuela,
México, Brasil, Austria, Africa
del Sur, Corea, Suecia, Argentina, Japón,
Colombia, etc.
Fernando
Botero vive la madurez de su éxito,
sus obras están cotizadas entre
las más costosas del mundo, tal
es el caso del Desayuno en la Hierba"
que fue vendida por un millón cincuenta
mil dólares.
Tomado de "El
Colombiano"
Este pintor y escultor, elegido por sus
paisanos como el artista antioqueño
más importante del Siglo XX , nació
en Medellín el 19 de abril de 1932,
en la familia de David y Flora. Cuando
terminó sus estudios primarios
y gracias a una beca, comienza a estudiar
en un colegio de Jesuitas del que fue
expulsado cuando el rector leyó
un artículo que Botero había
escrito sobre Picasso y el no conformismo
en el arte "inspirado en pensamientos
diábolicos, cismáticos (...)
engañado por la falacia de un arte
falso" según dijo el directivo
al desterrar del colegio a quien más
tarde, tal vez inspirado por esas palabras,
sería un artista reconocido y de
fama nivel mundial.
En 1948 Fernando Botero expone por primera
vez con otros pintores antioqueños
y es a partir de ese momento que comienza
a hacerse conocer en muestras colectivas
dentro y fuera del país.
Recibe las primeras influencias de los
muralistas mejicanos Diego Rivera, Siqueiros
y Orozco y de sus recuerdos infantiles
de las imágenes religiosas policromadas
de los retablos del barroco colonial.
Termina sus estudios en el Liceo San José
de Marinilla en 1950, que tiene que costear
con la venta de ilustraciones para la
prensa y sus actividades como escenógrafo
de la compañía de Zarzuela
española Lope de Vega, que estaba
de gira por Medellín.
Un año más tarde se traslada
a Bogotá donde entra en contacto
con la vanguardia artística colombiana
y tiene la oportunidad de participar en
las conversaciones que organizaban sobre
el nuevo arte abstracto y los pintores
de la revolución. Al obtener el
segundo premio en el IX salón de
Artistas Colombianos por su obra "En la
Costa" consigue el dinero necesario para
viajar a Europa. Cuando llega a Madrid
se matricula en la Academia San Fernando
y un año después se instala
en París.
En 1956 viaja a Méjico y es allí,
cuando pinta "Bodegón con Mandolina",
donde encuentra por casualidad su verdadero
estilo al pintar una mandolina y por equivocación
poner un punto minúsculo en el
lugar de la apertura de sonido en medio
de la caja. Así pintado el instrumento
daba la sensación de estar hinchado
En los años sesentas se dedica
a exponer en varias ciudades del mundo:
Washington, Nueva York, Bogotá,
Munich... son el escenario de sus creaciones
y de su vida pues se instala por intervalos
en Colombia, Estados Unidos y Europa.
Las giras, las exposiciones y los triunfos
del artista continúan, pero a pesar
de viajar por todo el mundo no se desliga
de su patria y procura participar de alguna
manera, ya sea en exposiciones individuales
o colectivas, de la vida artística
colombiana.
En 1973 se traslada definitivamente a
París y crea sus primeras esculturas.
En 1977, recibe de la Gobernación
de Antioquia la Cruz de Boyacá
y se inaugura con dieciséis obras
suyas, la sala Botero en el Museo de Antioquia
de Medellín.
En 1983 comienza a pintar escenas de corridas
de toros que dan lugar a la exposición
"La Corrida" que se exhibe en ciudades
como Milán, Nápoles, Palermo,
Caracas y Bogotá. Ese mismo año
se instala en Pietrasanta, un pequeño
pueblo de la Toscana italiana famoso por
sus fundiciones y que resulta ser el escenario
perfecto para darle rienda suelta a la
imaginación del escultor. Un año
más tarde, dona varias esculturas
al Museo de Antioquia y 18 cuadros a la
Biblioteca Nacional de Bogotá.
En 1990 le son dedicadas al Maestro grandes
retrospectivas en Munich, Bremen, Frankfurt,
Madrid y Martigny. Luego se suman a los
homenajes Florencia, Roma y Viena. Además
en París se llevó a cabo
la magnífica exposición
de sus esculturas al aire libre en los
Campos Elíseos que también
se presentó en 1993 en la ciudad
de Nueva York.
Para cerrar el siglo, Fernando Botero,
el artista, el antioqueño, en una
muestra de amor por su tierra entregó
a su ciudad natal algunas de sus esculturas
para con ellas vestir de arte a Medellín.
Es así como se está desarrollando
un proyecto de renovación urbanística
con el Museo de Antioquia como eje y a
Botero como alma representada en el parque
que albergará sus esculturas.
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Ciudad Botero
Historia de una donacion
!Fernando, Fernando...! Vea, nosotros
estamos muy mal
representados con su obra en el Museo.
!Porque no nos
manda, nos regala o nos vende por club,
el cuadro de El
Exvoto, que de todas maneras no gano en
La Bienal?.
Jajajaja....Si, yo les prometo una obra.
Una obra no, El Exvoto.
Pero es que yo vendi esa obra en Nueva
York, la tendria que volver a comprar.
Que importa. Usted la compra y nos la
regala para su tierra.
Esta conversacion susedio en noviembre
de 1974, en la Biblioteca Publica Piloto
de Medellin, entre Teresa Santamaria de
Gonzalez, presidenta de La Junta Directiva
del Museo de Zea (hoy de Antioquia), y
Fernando Botero. Al comenzar 1975 llego
una carta del maestro en la que anunciaba
el arribo de La Virgen de El Exvoto, con
un parrafo final:-"esperen mas regalitos...."
En 1976, Fernando Botero derece regalar
de diez a quince obras al Museo, pero
si "se comprometen a remodelar el
edificio y cambiarle el nombre...".
Asi, la institucion se enbarco en la tarea
que finalizo el
7 de septiembre de 1977 con la inauguracion
de la sala
Pedrito Botero y la presentcion de 16
obras del artista
antioqueño. Teresita dejo el cargo
con otra promesa del maestro: la
donacion de varias esculturas, condicionada
al cambio de
nombre de la institucion. Eso fue en 1977
y luego de intensas
discuciones, el 13 de septiembre de 1984
se reinauguro con
nombre de Museo de Antioquia y la muestra
de quince
esculturas mas de Fernando Botero.
El artista no se quedo en las salas y
salio a la calle. Decidio
dejar a su amada Gorda en la esquina del
Parque de Berrio,
en febrero de 1986. Para no dejarla sola,
en 1994 trajo, al parque de San Antonio,
el Torso Masculino. El Municipio compro
la escultura Pajaro y Botero, para que
no sintieran tan lejana la presencia femenina,
dono la Venus Durmiente.
Ciudad Botero
El proyecto Ciudad Botero comenzo a tejerse
bajo la direccion
de Lucrecia Piedrahita, cuando en los
primeros dias de
noviembre de 1996 recibio una llamada
del maestro: "Lucrecia
estoy muy emocionado con la labor que
se ha cumplido en el
Museo. Quiero y estoy interesado en hacer
una donacion, tanto
en obras como en dinero para que pensemos
en un espacio con
unas condiciones museograficas mejores
para la ciudad.
Iniciariamos la donacion con una Sala
de Dibujos y cuenten con
800.000 dolares para la posible plazoleta".
La propuesta tuvo un relativo eco en las
instituciones
gubernamentales y se creo un grupo interdisciplinario
para
recibir la donacion, ademas se considero
el traslado del Museo,
que finalmente se quedo en el centro.
Sin enbargo, por falta
de gestion, varias obras de la coleccion
privada de Botero se
perdieron, lo que obligo a actuar rapidamente
y a reiniciar el
proyecto, liderado hoy por el alcalde
de Medellin, Juan Gomez
Martinez y Pilar Velilla, diectora de
la entidad.
La inauguracion del nuevo Museo de Antioquia,
sera el
proximo 12 de octubre. Seis salas albergaran
la coleccion del
Museo, asi como las obras que el maestro
Fernando Botero
ha donado a Medellin en estos ultimos
26 anos.
La plazoleta, que sera un parque de esculturas,
se inaugurara
a finales de ano. El proyecto involucra
mas de 30.000 metros cuadrados con la
idea de hacer de Medellin una ciudad cultural
y turistica.
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