Jaramillo
Londoño Agustín
3a
edición (1962): El testamento del
Paisa, Medellín: Susaeta Ediciones
Testamento
del Paisa
Libro
escrito por Agustín Jaramillo Londoño,
consideráramos que es un maravilloso
legado que se debe conservarse y divulgar,
tanto para "los paisas", como
para los simpatizantes y admiradores de
Antioquia la Grande y su Folclor.
Agradecimientos especiales a Nelson
Moreno S.
, Español, casado
con una paisa, por habernos permitido
descubrir y transcribir al "Sitio
paisa" este maravilloso libro.
Si
tu, amable lector, has tenido la suerte
de pasar siquiera unas semanas en los
campos de Antioquia y has charlado al
amor de una lumbre del hogar, el campamento
o el trapiche con esos nobles campesinos,
rudos, sencillos, caballerosos y honrados
a carta cabal; si en tu casa algún
pariente o alguna vieja criada sabía
antiguas canciones, cuentos, décimas,
adivinanzas; si tú, en fin, viviendo
entre nosotros has sabido amar como tuyo
lo de todos, gustarás en este libro
el sabor de los rústicos manjares
montañeros sin adobos ni salsas
extranjeras.
Todo
el material de este volúmen es
de primera mano, recogido directamente
de viejos analfabetos que a su vez lo
aprendieron cuando niños de otros
viejos memoriosos y así hasta donde
nadie sabe.
Uno de los personajes más famosos
de nuestros cuentos es Pedro Rimales.
Antioqueño de orígen español,
como que ya en los Entremeses de Cervantes
se le menciona de refilón; es conocido
en casi todos los países de América,
en cual más, en cual menos, pero
en ninguno tanto como en Antioquia, en
donde los viejos cuentan completas sus
aventuras, tal y como aparece en este
libro.
Que el folklore se puede acabar y el pueblo
puede quedarse sin pan de tradición
y desnudo desde el punto de vista cultural,
es evidente. Un afán de salvar
de la muerte lo más nuestro me
ha impulsado por años a recogerlo.
Van desapareciendo y quedando sin reemplazo
los viejos contadores de cuentos, que
dejaban a chicos y grandes embelesados
hasta el amanecer por cuantas noches quisieran,
mientras ellos saboreaban un cuento de
cinco, diez o dieciséis noches,
o varios cuentos en cada noche, sin esperar
más paga que unos cuantos aguardienticos,
tabacos y a veces, cuando mucho, la comida.
Las sesiones son largas.
Los niños no pierden detalle y
están quietos procurando pasar
inadvertidos, para que no se les mande
a dormir antes de que termine el cuento.
El viejo, de ojos claros y vivaces, de
larga barba nívea y de bigotes
grandes y ahumados por el mucho tabaco,
encarna todos los personajes que desfilan
por la fábula : y canta y ríe
y llora y vuela; ruge, silba, ladra, muge,
nada, vence, muere, estalla y resucita.
Su milagroso bordón de verraquillo,
es durante el cuento culebra, escopeta,
tiple, lazo, garrote, puente, ramillete
de flores.
Lástima que estos viejos se nos
mueran! Para que no todo se vaya con ellos
a la tumba, yo he aparado de sus bocas
las palabras, como aparaba de niño
en la falda de mi camisa naranjas, guayabas
y madroños...
Los Saludos
Al encontrase dos amigos en la calle,
el saludo es uno de estos :
-Quiabido !
-Quihay!
-Quihubo!
Si la persona es un poco refinada, saludará
:
-Ola, qué tal !
-Caballero ilustre!
Si es un poco amante de lo arcaico, este
será el saludo :
-Buenas y santas !...
Si es persona humilde, puede que salude
:
-Adiós mi blanco!
-Adiós,miamo!
Si es persona de confianza y sencilla,
puede usar este saludo :
-Adiós, ole!
-Ole, qué milagro!
En los campos todavía se saludan
: "Avemaría purísima!"
y responden : "Sin pecao concebida
!".
El saludo es de gran importancia. Si uno
se encuentra diez veces en el día
con la misma persona, en la calle, las
diez debe saludarla. No saludar a una
persona pone en peligro la amistad.
"Una vez bajaba yo por la calle Caracas
y usté no me quiso saludar"...
es una acusación muy embarazosa.
Cuando se encuentran muchas veces en el
día dos personas, es común
decir : "Vamos a ser compadres".
INDUMENTARIA
El Carriel
Es el símbolo del paisa. Se usa
en Antioquia desde tiempos inmemoriables.
Los carrieles que se usaban hace más
de cien años, tenían por
lo general dos o tres bolsillos únicamente;
estos han venido aumentando con el tiempo
y se ha llegado a límites de dieciocho
bolsillos : llevar más, sería
andar con el carriel lleno de cueros!
Un carriel moderno y práctico,
no tiene más de nueve bolsillos,
contando las tres secretas, o bolsillos
disimulados entre los forros.
La tapa del carriel va forrada siempre
en piel peluda, ya sea de nutria o tigrillo,
que son los más tradicionales,
ya de león (puma), tigre (jaguar),
y, últimamente, de ternero.
La bolsa, o carriel propiamente dicho,
va pendiente del hombro izquierdo mediante
una reata de unos tres dedos de ancha,
fabricada de cuero delgado y recubierta
de charol; algunas van adornadas con ojaletes
metálicos y dibujos hechos con
hilos de colores : verde, amarillo y rojo.
El carriel es usado por los campesinos
y los puebleños en toda Antioquia
: lo mismo en las tierras frías
que en las calientes. Cada uno lleva en
el carriel los utensilios que, de no usar
el carriel, llevaría en los bolsillos.
Por tanto, no van las mismas
cosas en el carriel del aserrador, que
en el del guaquero, ni los mismos utensilios
se encuentran en el carriel o guarniel
del ganadero que en el del arriero. El
que más cosas carga en el carriel,
por la índole misma del deicio,
es el arriero. En el carriel de un arriero
es posible que encontremos más
o menos lo siguiente :
Plata :
Billetes y a veces hasta grandes capitales
que les confiaban los comerciantes de
las poblaciones, para ser entregados a
los mayoristas de las capitales, en pago
de grandes remesas de mercancías.
Un arriero que llevara hoy doscientas
mulas cargadas, llevaría fácilmente
mercancías por valor de tres millones
de pesos, como mínimo. Una barbera
:
No tanto para pelear, como dicen algunos,
sino porque los arrieros, después
de dos o tres, o diez días de penoso
viaje, acostumbraban detenerse en alguna
quebradita a la orilla del camino para
asearse bien, peinarse y hacerse la barba
: no les gustaba presentarse mal ante
los comerciantes de la plaza. Por lo mismo,
llevaban también :
Una peinilla, o peinecito pequeño,
y ,
Un espejito con tapa. La tapa era
para proteger el espejo, que sin ella
se quebraba rápidamente en las
bregas del camino.
Un farolito, de tela, plegable,
para alumbrar el camino cuando los cogía
la noche, y para alumbrar en la tolda.
Para el farolito había que llevar,
naturalmente :
Una vela de cebo.
Y para que la vela no se quebrara y se
apachurrara dentro del carriel ensuciando
todo lo que iba dentro, el arriero se
hacía a su
Guarda-vela,
que era un estuchito de lata, como una
especie de estilógrafo grande,
donde guardaba la vela de sebo. Como las
noches del arriero son muy largas y empiezan
muy temprano, había que llevar
con qué entretenerse :
Un par de dados y...
La baraja española, para jugar
tute mientras estaban los frisoles o mientras
venía el sueño. Y antes
de dormirse, leía por centésima
vez ...
La carta di'amores
que había recibido de la novia
y entre sus dedos fuertes y encallecidos,
acariciaba tiernamente el recuerdo de
la ingrata :
Un crespito de la novia,
atado con una cinta rosada y "perjumada"
pa que "güeliera" como
a ella. Tanto la carta de amor como el
manojito de pelo, iban, naturalmente,
ocultos en la secreta.
Leche de Sandio,
envuelta en un pedacito de capacho de
maíz : había que mantenerla
pa curar el polvillo en los cascos de
las bestias, y pa inflamaciones ... y,
pa tapar gusanos en los "güeisis".
Por si una carga se rompe, por ai en el
camino, es bueno llevar :
Una pitica. Enrollada, o un pedacito
de cabuya. Claro que pa coser ha di haber...
Una aguja di'arria. Esta no siempre
iba dentro del carriel. Muchos la pegaban
en la copa del sombrero y aún la
utilizaban para sujetar el ala del sombrero,
contra la copa, al estilo mosquetero.
Una navaja capadora. Servía
desde pa cortar callos y sacar niguas,
hasta pa pelar alguna fruta o hacer alguna
intervención quirúrgica
en algún compañero o en
algún animal.
Uno o dos amuletos. Eran los más
comunes :
La uña de la Gran Bestia,
de buen agüero para todo. La Cola
del Gurre, buen agüero y, calentándola
en una vela, servía para quitar
el dolor de oído... o para quemarlo.
El Colmillo del Morrocoy... generalmente
era cualquier desecho animal imposible
de identificar... desde luego. El Colmillo
del Tigre, y, a veces, una pepita
cualquiera que, ellos creían, era
la contra de una culebra, que la había
dejao en la orillita de la quebrada para
irse a beber agua.
También llevaban...
El oju'e venao, una cierta semilla
muy dura y bonita que tiene la cualidad
de defender a quien la carga, del Mal
de Asiento o almorrana.
Tabaquitos para el viaje. Dios
nos guarde que nos quedemos por ai en
medio camino sin "naíta qui'humar"!
Y para encender los tabacos, la chamiza
del fogón y la vela del farol...
Recado de sacar candela : una piedra
de castilla, un "deslabón"
y yesca. Jamás faltó en
el carriel de un buen antioqueño...
La estampita de la Virgen del Carmen,
o un "Cristico" (pequeño
Crucifijo)
Una libretica de apuntes y un lapicito
Un pito de cacho, para hacer señales
a los compañeros.
Los carrieles o guarnieles más
famosos han sido tradicionalmente los
Jericoanos, los Envigadeños y los
Amalfitanos.
El carriel es el mismo morral de los pastores
europeos, o la bolsa de los ricos señores
feudales, que ha evolucionado ligeramente
entre nosotros, haciéndose más
ruda por el cuero.
Los primeros carrieles de Antioquia eran
de tela o de cuero y tela, y llevaban
bordado el nombre del dueño en
la tapa. Los que dicen que el carriel
es de orígen indio no están
ni tibios.
Personajes Típicos
El Sacamuelas.
Es una variante del Culebrero. A veces
un culebrero mismo. También levanta
tribuna, vende menjurjes más o
menos peligrosos y, además, saca
muelas sin dolor.
Para ello se derece a sacar una muela
o diente a quien quiera. Sube algún
campesino. El sacamuelas lo sienta en
un taburete de vaqueta, le unta no se
qué misterioso polvo en la muela,
echa un corto sermón mientras el
remedio obra, y luego, a puro dedo, saca
la pieza en un santiamén. Sin dolor
y sin hemorragia. Quién sabe si
sin infección...
El de los frescos
Tiene su toldita o su casita de lata,
en donde expende frescos de todos los
colores. En una ponchera de agua sucia
va lavando los vasos usados, el cual lavado
consiste en introducir el vaso al agua
y volver a sacarlo. Nada más. A
veces tiene un tronco de hielo para picar
o raspar y echarlo a los refrescos. A
veces hace con el hielo raspado bolas
como de nieve, o cubos, a los cuales vacía
un poco de jarabe rojizo y hé aquí
un helado rústico.
El de los pirulíes
Los pirulíes son caramelos de azúcar
y goma, largos y puntudos como gorros
de brujas medievales. Son rojos, verdes,
amarillos. Se toma de un palillito que
tiene en el extremo más grueso.
El vendedor los lleva clavados en un maguey
que presenta un aspecto alegre, de mucho
colorido.
El de los periquitos y la suerte
Anda con una pintoresca jaulita en la
cual hay periquitos amaestrados. Aparte,
en una cajita, hay un carro de papeleticas
de diversos colores: un color para las
damas, otros para los caballeros, otro
para los niños.
Se le pagan diez centavos y el hombre
ordena : "A ver... uno para el caballero!"
Un periquito sale y toma, sin equivocarse,
una papeleta en la cual se le dice al
caballero que una linda morena piensa
en él, que ganará dinero
en sus negocios, etc.