Hernán
Darío Gómez
Nadie
es proféta en su tierra...
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Darío Gómez
Datos
Personales
Nombres completos: Hernán
Darío Gómez Jaramillo
Fecha de Nacimiento: 3 de febrero
de 1956
Lugar: Medellín, Colombia
Estatura: 1,75 m.
Peso: 80 kilos
Cargo: director Técnico.
Cuando
se bajó del avión tenía
la frente muy en alto a pesar de la derrota.
Estaba dispuesto a responder todas las preguntas
sobre el fracaso de Colombia en el Mundial
de Fútbol de Estados Unidos de 1994.
Se sentó frente a una mesa con la
intención de responder en la rueda
de prensa como un tipo ponderado y con equilibrio.
Algo que duró sólo unos minutos
pues en la tercera pregunta dirigida a su
jefe Francisco Maturana para establecer
responsabilidades por el desastre, el entonces
asistente técnico de la Selección
Colombia, Hernán Darío Gómez,
olvidó que tenía un micrófono
activado frente a su boca y exclamó:
"Termina uno matándose con un
hijo de p... de estos". Fue Troya.
Este es quizá uno de los episodios
más recordados del paso de Hernán
Darío "El Bolillo" Gómez,
por la Selección de Colombia y su
eterna pelea con la prensa. Fueron diez
años al frente del combinado nacional
en los que siempre demostró que es
un hombre que no anda con sutilezas. Dice
y llama las cosas como son. Demasiado sincero,
si se quiere. Por eso nunca tuvo la aprobación
general. Medio Colombia estuvo con él,
y el resto le reprochó sus salidas
de tono y su irreverencia sin límite.
La mala fama de su temperamento llegó
al punto, que hay quienes creen que le dicen
"El Bolillo" por su mal humor.
Pero no. Es culpa del ex jugador del Independiente
de Medellín, el boricua Zárate,
un recio zaguero de los años '70,
que le armó burla por haberse quitado
demasiado cabello. Pero las críticas
nunca le afectaron a Gómez. Para
él, pelear es una virtud que heredó
de su madre Teresita. Ella lo acompañaba
desde los seis años a los partidos
que jugaba en el barrio el Prado de Medellín
-donde creció Hernán Darío-,
y entraba al campo para defenderlo cuando
Bolillo peleaba con uno de sus compañeros.
A sus 40 años, en su hoja de vida
sobresalen más allá de sus
escándalos, sus logros como técnico
en la clasificación del equipo olímpico
de Colombia para los Juegos de Barcelona
'92, y el título local y de Copa
Libertadores con Atlético Nacional
en 1991. Así mismo su trabajo con
la Selección de Colombia en los últimos
10 años como asistente, encargado
y técnico, le sirvieron para ganar
el título en 1997 de mejor entrenador
del continente, elegido por el diario el
País de Uruguay, por encima de César
Luis Menotti, que en ese entonces era técnico
del Independiente de Avellaneda.
Rumbo
a Ecuador
Este señor, quien en algún
momento se alejó del mundo del fútbol
y que prefirió montar una serviteca
a la que llamó Taxillantas, en la
ciudad de Medell¡n, donde lo más
parecido a un balón de fútbol
era una llanta, por varios meses no quiso
saber nada de fútbol y dicen quienes
estuvieron cerca de él, que ni siquiera
escuchaba los partidos en radio, ni mucho
menos iba al estadio, fue el escogido por
la Federación Ecuatoriana de Fútbol
para que dirija la selección.
Desde su arribo a Ecuador, Hernán
Darío Gómez, demostró
que no es un técnico convencional
y diplomático. Habla sin tabúes.
Así lo hizo notar a pocas horas de
haber llegado a Guayaquil, cuando anduvo
de tour por los medios de comunicación,
allá por septiembre de 1999, en lo
que fue una semana de reconocimiento con
la gente con la que más a tenido
inconvenientes en su carrera deportiva.
Los periodistas...
En su primera rueda de prensa en tierra
ecuatoriana, un periodista le preguntaba
si le vamos a ganar a Colombia... Aquello
lo contrarió. Prefirió entonces
hablar de otras cosas, especialmente de
sus objetivos. "Acá llegamos
para trabajar con planificación,
con entrega, con amor al país, con
respaldo de todos los ecuatorianos, dirigentes,
técnicos, periodistas, hinchas y
jugadores. Esto de la selección pasa
a ser una sola causa, en la que todos tenemos
que echar p'alante"...
Pero tuvo que pasar algún tiempo
para que la gente entienda que el Bolillo
no era ningún charlatán. Como
era de esperarse tuvo prensa y dirigentes
en contra, quienes quisieron entorpecer
su trabajo. Sin embargo, un optimista estratega
colombiano aseguraba: "No creo que
me vaya mal. Debo responder con creces a
la confianza que me ha brindado el presidente
Chiriboga y el pueblo ecuatoriano que hoy
tiene un nuevo compatriota porque desde
el día que me puse el buzo de trabajo
de la selección, soy un ecuatoriano
más...". Y vaya que terminó
siéndolo...
Pero también fue otras cosas, fue
amigo, confidente y defensor de sus jugadores.
Y es que el Bolillo terminó entendiendo
por dónde había que "atacar"
para que el futbolista ecuatoriano se supere.
"Mis equipos tienen que jugar bien
al fútbol, en ellos hay que ver primero
por el ser humano y luego por el futbolista.
Si mis jugadores se sienten bien, créalo
que van a jugar bien... El futbolista ecuatoriano
tiene buenas condiciones técnicas,
le falta estar más concentrado en
la cancha, quererse más, hacerse
valer más y bueno dar todo por su
selección. Vamos a trabajar y daremos
todo nuestro aporte para lograr la clasificación..."
Poco a poco Gómez fue haciendo entender
lo que quería. Y aunque Ecuador no
terminaba de convencer en su etapa de preparación,
pese a que en los primeros partidos no perdía,
terminó haciendo lo que el Bolillo
quiso siempre: "Si hacemos las cosas
como queremos, téngalo por seguro
que Ecuador jugar bien, porque será
disciplinado y porque tendrá coraje,
inteligencia, voluntad y mucho temperamento...",
añadía entonces...
Y sus conclusiones de la etapa inicial de
preparación dejaban resultados positivos.
"Si bien fueron sólo dos partidos
con cuatro entrenamientos previos, hay cosas
importantes que me dan la pauta para seguir
creyendo. La actitud, la mentalidad, la
voluntad de cada uno por superarse, el sentirse
bien ecuatorianos, el creer en su selección
representándola bien en el extranjero.
Todo lo que han mostrado hasta ahora me
ha llenado de alegr¡a.
Tengo un grupo de jugadores inteligentes
y muy disciplinados en el campo de juego,
que por momentos juega ordenadamente, dentro
de lo que a m¡ me gusta y pretendo
darle a la selección ecuatoriana.
El aporte individual es destacable. Ecuador
mostró que también
puede poner coraje. Pero lo principal, es
que Ecuador ganaba en orden, con el aditivo
del amor a la camiseta que el futbolista
ecuatoriano empieza a sentir...".
Pero Ecuador llegaba al partido con Venezuela,
en el inicio de la eliminatoria, sin el
respaldo general. Habían perdido
en el estadio de Liga de Quito un amistos
frente a Honduras y jugando mal. Y eso molestó
a más de uno...
Empiezan
los problemas
Y empezaron entonces a aparecer los inconvenientes.
Gómez no era partidario de la nacionalización
de jugadores. Y aunque él no lo decía,
le molestó la insistencia de la prensa
y dirigencia por incorporar a la selección
al argentino Carlos Alberto Juárez.
"Tengo entendido que cuando a él
le preguntaron si se iba a nacionalizar
respondió que nadie se lo había
pedido. Entonces ¿qué quiso
decir con eso? Pero la gente no debe ser
tan precipitada, Juárez es un buen
jugador, tiene su estilo y las puertas abiertas
para llegar a la selección, pero
lo que preferiría es que los ecuatorianos
sientan a sus jugadores ¿Porqué
no me preguntan por Herrera, Zambrano y
el mismo Candelario?", añadía...
Definitivamente a Gómez le interesaba
el nacionalismo por encima del fútbol...
"Quien se sienta bien ecuatoriano,
aquel que crea en su
país, quien se entregue totalmente
por la camiseta, el que demuestre en cada
partido del campeonato que busca la selección,
el que ponga el corazón en cada práctica,
ese ser convocado", concluía.
Y lo uno traía lo otro. Ante la ausencia
de unos jugadores, supuestamente superiores
técnicamente que otros que eran convocados
había quiénes aseguraban que
en las convocatorias de Gómez, alguien
metía la mano. El "Bolillo"
como siempre respondía sin rodeos:
"Nadie mete mano en mi trabajo. Yo
sé por dónde va eso y sé
de quién viene -Omar Quintana-. Si
tengo que pelear peleo -decía entonces-.
Yo vengo de enfrentando guerras bravas y
amenazas. O sea que cualquier mensaje que
me den, como 'sino convoca a un jugador
no le presto a otros', no me afectan. Yo
voy a luchar hasta donde pueda y hasta donde
mis jugadores sientan admiración
y respeto por mi trabajo. Ahora bien...
a un técnico los resultados lo mantienen
o lo sacan, pero las presiones no me van
a mover el piso; eso téngalo seguro..."
El día que pudo morir
Sucedió el 8 de Mayo del 2001. Hernán
Darío Gómez había estado
en las deicinas de Revista Estadio, realizando
una producción fotográfica
para la próxima portada. Se había
pintado la cara con los colores de la bandera
Tricolor. Luego se dirigió al Hilton
Col¢n, donde se hospeda en Guayaquil.
Eran las 21h00 cuando cenaba en la cafetería
del hotel junto a Vinicio Luna y otros directivos
de la FEF, cuando fue atacado por dirigentes
del club Santa Rita, encabezados por Joselo
Rodríguez, quien los insultó
y les reclamó por la no convocatoria
a la selección mundialista Sub 20
de Dalo Bucaram. Hubo golpes e insultos.
La trifulca terminó con tres disparos,
uno de los cuales impactó en la pierna
del "Bolillo", quien ya se encontraba
herido con un golpe de revólver en
su cara. Aquel día Hernán
Darío Gómez pudo morir, sin
embargo se mantuvo en su puesto. Y aún
con el dolor y las muestras claras de la
agresión, el "Bolillo"
levantó el puño para gritar
"Viva el Ecuador".
Pero en Medellín la película
cambia y Gómez decide no regresar
debido a unas declaraciones absurdas del
abogado defensor de los agresores, Carlos
Solórzano, quien aseguró que
la bala que hirió al Bolillo llegó
de rebote de un disparo hecho por Elkin
Sánchez. "Si esa gente era capaz
de inventar eso es capaz de cualquier cosa".
El
pueblo le pidió regresa
Pero volvió para llevar a Ecuador
al Mundial. Manifestaciones de toda índole
se dieron de cada rincón del país
para que el Bolillo se anime a volver. "Ecuador
te ama Bolillo. Danos la oportunidad de
estar en un mundial. Demuestra tu berraquera..."
, indicaba más de un cartel.
"Yo pienso y puedo asegurarles que
no sé cuándo se metió
en el corazón Ecuador. Creo que todo
lo bueno que encontré en el camino
me hizo amar a este país. Hubo gente
sencilla, decente y muy buena, la que me
ayudó a encontrar la paz necesaria
para trabajar en otro lugar que no sea el
de uno. No puedo negar que sigo soñando,
tengo gente que no me permite que deje de
hacerlo, por eso quiero seguirles pidiendo
que sigan dándole a la selección
lo que hasta hoy le han entregado, amor
alegría y confianza... Por ahora
solo tenga agradecimiento, mucho respeto
por los ecuatoriano y deseos de hacer muchas
cosas, no solamente a favor del fútbol,
sino también por la sociedad, por
el país. Por ahí uno piensa
en irse... pero la gente es la culpable
de que me haya encariñado, sus formas
de expresar respeto y alegría hacia
mí, me han llenado de paz y esa paz
no me gustaría perderla", respondía
a los pedidos el colombiano.
Pero terminó regresando. La gestión
del capitán y subcapitán de
la selección, Alez Aguinaga e Iván
Hurtado, quienes acompañaron a Vinicio
Luna a Medellín, fue de mucha ayuda
para el retorno del estratega. "Regreso
por el cariño de la gente, por las
voces de apoyo en todo el Ecuador, por el
gesto noble de los jugadores en venir a
Colombia a buscarme. La verdad no era una
decisión difícil de tomar,
pero sentí cierto temor"...
El pueblo ecuatoriano terminó festejando
el retorno del gran técnico, quien
manifestaría luego "vamos a
lucha hasta lo último para seguir
demostrando que Ecuador tiene mucho por
dar...".
Después vino el triunfo frente a
Perú en Lima y la historias de la
clasificación al mundial terminó
dándose guiados de la mano de quien
ha sido hasta ahora el mejor técnico
de la selección ecuatoriana de fútbol,
Hernán Darío Gómez,
el maestro.
Tomado
de Revista Estadio
Página deicial de Bolillo Gomez
Sigue..
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