CICLISMO
El
día que se robaron a Ramón
Hoyos Vallejo
|
Ramón
Hoyos Vallejo nació el
26 de mayo de 1932, en Marinilla.
Fue el ganador de cinco Vueltas
a Colombia, 1953, 54, 55, 56 y 58.
En
la V edición de la ronda
nacional triunfó en 12 de
las 18 etapas de la competencia,
seis de ellas consecutivas. Fue
campeón de la Vuelta por
primera vez en 1953, la III, con
8 victorias en fracciones parciales.
|
* La historia inédita del hurto de
una obra del maestro Botero.
* La Apoteosis de Ramón Hoyos, pintura
que le da la vuelta al mundo
* El quíntuple campeón de
la Vuelta, la pide para exhibirla en Marinilla.
Por
Pablo Arbeláez Restrepo
Medellín
Sin proponérselo, Ramón Hoyos
Vallejo, a sus casi 70 años, le sigue
dando vueltas al mundo.
No
en carne y hueso, sino en una de las pinturas
del maestro Fernando Botero que va de galería
en galería, de museo en museo, para
hablar y mostrar de la grandeza de unos
de los héroes del ciclismo nacional.
La
Apoteosis de Ramón Hoyos, así
se llama la obra de 1.72 metros de alto
por 3.14 de ancho que hoy está colgada
en Copenhague como parte de la retrospectiva
del pintor, ya que marca los trazos expresionistas
de la década de los cincuentas de
esta galería itinerante.
"La
Apoteosis de Ramón Hoyos era un tema
revolucionario para la época, antes
del arte pop. Era novedoso y fuera de lo
común. También era grande
la obra por su tamaño", cuenta
como reminiscencia el maestro, desde su
estudio en Montecarlo.
"Este
cuadro lo hice por el momento deportivo
que vivía Ramón Hoyos. Un
tema totalmente salido de lo común,
ya que el arte se ocupaba de otras cosas.
Es una obra que ha tenido su historia rara,
porque estando exhibido en el Museo Nacional
de Bogotá se lo robaron. Algún
día una persona anónima me
llamó y me dijo:
Maestro
Botero, o me compra el cuadro o no lo vuelve
a ver. Le tuve que dar en ese tiempo como
2 o 3 mil dólares y después
debí restaurarlo, porque estaba en
mal estado", recuerda Fernando Botero.
El
cuadro monumental volvió a las manos
que eran, para dar testimonio en diversas
partes del mundo de esos gorditos pintados,
que quedaron grabados desde 1959, cuando
el artista le rindió homenaje a las
hazañas del cinco veces ganador de
la Vuelta a Colombia.
Existencias
paralelas
Como todo en la vida, las cosas tienen su
razón de ser. Nada gratuito. Ramón
Hoyos Vallejo y Fernando Botero, fieles
representantes del verdadero empuje paisa,
que con su categoría fueron capaces
de romper los linderos que imponen las montañas
antioqueñas.
El
ciclista de múltiples conquistas
deportivas y el artista que también
embrujó al mundo con el poder de
su plástica.
Pero
la vida no los había encontrado apenas
en la época de la fama, de cuando
llegan los elogios y las palmaditas en la
espalda.
El
cuento viene de antes, cuando los muchachos,
nacidos en 1932, pero en distinto mes, supieron
el uno del otro, pero sin saber qué
sucedería después y mucho
menos que se volverían a ver.
"Al
maestro Fernando Botero lo conozco desde
que estaba muchacho. Yo trabajaba como mensajero
en la carnicería La Bandera Blanca,
en Berrío entre Ayacucho y Colombia.
De
la casa del maestro pedían la carne
todos los días y yo iba muy seguido
en bicicleta. Me pagaban de contado. Él
vivía en Bolivia con Mon y Velarde.
Ahí lo conocí", cuenta
Ramón Hoyos Vallejo, quien años
después, en 1953, se convirtió
en el primer antioqueño en ganar
la Vuelta a Colombia en Bicicleta.
Hoyos
fue el eje central de las figuras de Antioquia.
En la bienvenida como campeón de
su primera ronda, más de 200.000
personas se volcaron a las calles de Medellín
para tributarle el homenaje de admiración.
En
esas calendas, el maestro Botero ya era
un pintor reconocido en el medio, la fama
también lo empezaba a tocar como
le sucedió a don Ramón de
Marinilla. Otro punto de referencia para
los antioqueños.
Existencias
exitosas, los logros de ambos en el campo
nacional e internacional. Ramón como
quíntuple campeón de la Vuelta,
ese que despertaba toda clase de reacciones,
ya que en la quinta competencia, en 1955,
ganó 12 de las 18 etapas, seis de
ellas consecutivas, una gesta incomparable.
Hazaña.
Y
pasaron los años
Hoy, cada quien en su camino y destino,
tras 50 años de arduas tareas. Botero
en el pináculo de la popularidad,
en el crescendo de su producción
artística, y Hoyos viviendo recuerdos
en Guarne, ahí cerca de la Marinilla
que dio a conocer al mundo.
"Yo
quiero que el maestro Botero done la obra,
para poder exhibirla al lado de mis trdeeos
en Marinilla, en un sitio especial que se
convierta en un lugar turístico.
Nadie tiene lo que yo tengo", pide
Hoyos Vallejo, quien no ha vuelto a ver
el cuadro desde que estuvo colgado en el
Museo Nacional de Bogotá.
Botero
opina que ya hizo una donación importante
de su obra para Medellín, que su
afán no es el de monopolizar y que
lo mejor es que el cuadro pueda ser apreciado
en el mundo entero para orgullo de Colombia
como parte de esa retrospectiva que hoy
está en Dinamarca y que mañana
puede ser mostrado en cualquier lugar del
mundo, el Ramón Hoyos de Botero.
-------------
Antecedentes
Las hazañas del Marinillo
Ramón
Hoyos Vallejo nació el 26 de mayo
de 1932, en Marinilla. Fue el ganador de
cinco Vueltas a Colombia, 1953, 54, 55,
56 y 58.
En
la V edición de la ronda nacional
triunfó en 12 de las 18 etapas de
la competencia, seis de ellas consecutivas.
Fue campeón de la Vuelta por primera
vez en 1953, la III, con 8 victorias en
fracciones parciales.
Se
convirtió en el líder del
equipo Coltejer-Sedeco y tuvo como coequiperos
a Honorio Rúa, Norberto Tamayo y
Ernesto Luján Zapata.
Tiene
la marca de haber ganado 38 etapas en la
Vuelta a Colombia, sólo superada
por Cochise Rodríguez con 39.
Esta
fue la Apoteosis de Ramón Hoyos que
plasmó en su obra el maestro Fernando
Botero, y que tuvo expresiones populares
pintadas en letreros, como ésta del
recordado recibimiento en Medellín,
en junio de 1955, que se hizo como parodia
a las postreras palabras del Libertador
Simón Bolívar antes de morir
en San Pedro Alejandrino.
"Si
mi retiro del ciclismo contribuye para que
Forero gane una etapa, yo me bajaré
tranquilo de la cicla", rezaba la pancarta
de los aficionados.
Tomado
de
EL COLOMBIANO