APOCALIPSIS
Y llegó el final;
y el desierto se unió en los
cuatro lugares señalados;
y sobre toda La Tierra quedó
desolación y miseria;
y en ella un Ser;
aquel cuya soberbia le dio permiso
para arrasar lo poco bueno que quedaba
intacto.
era el hombre;
hecho a imagen y semejanza por el amo
del Universo;
con facultades mentales claras,
para sacar adelante el proyecto biogenético
que su cuerpo le daba
y la condición síquica
para traer el progreso,
a través de los tiempos.
Pero no quiso;
por delante estaban los dones más
preciados,
heredados desde la propia Creación:
la ambición y el poder.
La prepotencia por mantenerlos,
le daba suficientes armas para sacar
del camino,
a aquellos que de alguna manera,
interfirieran el logro de sus malditos
deseos.
Y así fue;
terminó sumido en la más
cruel incertidumbre,
que le probocaba el total desespero.
Acabó alienado por su propia
inspiración:
la destrucción.
No tenía otra alternativa: o
era él o era el hermano.
No había lugar para tantos pensamientos.
Ese complejo de superioridad se fue
marcando,
a medida que se delimitaba La Tierra:
los grandes y poderosos,
en algún punto cardinal estratégico;
los débiles y miserables al otro
lado de ellos,
donde la porquería fuera vomitada
sin temor de regreso.
Poco a poco se fue apagando la tenue
luz,
que alimentaba la última gota
de esperanza,
de la sublime pobreza.
Y como fósiles petrificados,
fueron quedando estampillados,
contra las paredes del Armagedón,
todos los Seres del bajo mundo.
Ya no había entonces a quien
acabar;
empezaron los fuertes de cabellos rizados,
con figuras esbeltas de colores visuales,
a tomar el único camino que quedaba:
la autoeliminación.
Cómo poder borrar a los propios,
con estrategias mundanas como el irracional
cinismo,
donde al menor descuido,
parte de sus vidas se fuera por el placer
que les producía.
El grande se fue comiendo al grande
como así mismo;
cuando logró entenderlo ya era
tarde.
El tiempo no perdona;
comenzaba el Apocalipsis,
como ya estaba escrito en los antiguos
manuales.
era la visión del prdeeta;
era el criterio de Juan o tal vez de
Nostradamus.
Pero cuántos recónditos
personajes,
que en el mundo se encontraban ocultos,
este fatal desenlace ya habían
pronosticado.
Era el último de los planetas
que quedaba con vida.
Solo queda mirar al espacio
y buscar en estrellas brillantes,
algún sistema solar parecido,
donde se pueda albergar una esperanza
lejana:
Encontrar un astro similar al recién
acabado,
que tenga Seres pensantes, mucho menos
ignorantes,
que valoren en paz la riqueza,
que con guerras suicidas,
acabara con furia el humano.
IVAN DARIO MEJIA BETANCOURT
"El Paisa Mejía"
NO ALTERES NUESTRO
PASADO
No me despiertes aquello;
soy un volcán dormido
apegado a tu recuerdo;
un torrente invernal tan grande
que va en diluvio al sentimiento;
una bandada de aves
que traspasa el pensamiento;
un diminuto instante
que se agiganta con solo verte;
un verso de poesía
que vuelve libro el saber que te amo;
un soplo de primavera
que se huracana cuando me miras;
una tea en la oscura noche
que riega fuego, pasión que quema;
una nota de dulce canto
cual sinfonía voz lisonjera;
un lirio en jardín ilustre
que fluye al huerto de las ideas;
un rayo de ocaso fresco
que acaba en trueno, tormenta eterna;
un arrollo de la ladera
que se aborrasca si tú me piensas;
un siglo de mi calvario
que clama un día de tu paciencia;
un párrafo de oración
que trenza el cielo por tu cariño;
un niño de mansa cuna
que se hace un hombre si va en tu encuentro;
un ruego que atañe el alba
principio y fin de la comprensión.
Razón de mi adoración:
sigue en el punto perfeccionista;
llena de lujo el sagrado Ser
y no me mires en tu desdén;
no soy yo quien
para traer el espíritu aquel
del prdeundo amor
que por ti sintiera.
IVAN DARIO MEJIA BETANCOURT
"El Paisa Mejía"
POEMA DEL ADIOS
Estoy sufriendo;
desde lo más prdeundo de mi existencia,
he querido hallar una respuesta,
al sentido de mi permanencia,
en este mundo en desacorde.
Solo encuentro vagas respuestas,
y un vacío tan grande,
que me dificulta respirar pureza.
Contemplo el firmamento;
veo y escucho el llamado de Dios,
en luminosos resplandores
y sonidos armoniosos,
que por el espacio trasegan.
Encuentro en las estrellas,
una alta dosis de vida;
entiendo que al morir,
mi alma seguirá su camino hacia
ellas;
allá me aguarda el paraíso;
el sublime descanso que me dará
paz eterna.
Tengo visiones espirituales;
los Seres especiales ,
deambulan suspendidos en estelas;
la ruta de Santiago,
se enriquece de caminos,
que llevan a la infinita sabiduría;
y el maestro,
loor de los prdeetas,
a la diestra del Creador destella;
describo su mano tendida,
ayudando a mi alivio con paciencia.
He comprendido que ya no quepo en este
tiempo,
de envidiosos y de hipócritas
paganos,
que se arrastran a propuestas que convengan;
la falsedad y la ambición siniestra,
carcomieron al honesto y su decencia.
Es justo partir;
los mandamientos son formalidades
y los falsos elegidos,
están orando en las iglesias.
Aguárdame Señor;
cerca de mí siento tu presencia;
déjame caminar por última
vez;
quiero disfrutar el campo
y oír cantar el turpial en arboledas;
sentir el paisaje que alimenta;
sorbar el agua del lago adormecido
y empezar allí mi recorrido,
al lugar del más allá
donde me esperas.
IVAN DARIO MEJIA BETANCOURT
"El Paisa Mejía"
SENDEROS
Aquieta la vida;
sueños de ilusión en arboledas;
vientos seductores de mis crines liberadas;
arrogante, hermosa la alborada,
descriptible en ráfagas de luz.
Senderos que repaso con mis pies;
pajarillos en los copos superiores;
gorjeo enigmático y fugaz;
danzarina la gota del arrollo,
celebrando natural felicidad.
Las ramas desprendibles se tropiezan;
puente grácil por cruzar;
la lisura de la brecha es tal,
que resbala la cigarra sin pisar.
Detenido parece el tiempo;
no hay relojes ni minutos por contar;
brisa tonada espiritual;
leva música el invierno;
acorde la lluvia del cielo,
distraída, jovial toca el suelo,
rumorosa, gentil, especial.
Follajes, espacios respetados,
intocables, valientes, galanos;
invisibles momentos por vivir.
Clara, la mañana inmortaliza,
mi camino continúa al más
allá.
Siente la piel del cedro,
respira prdeundo el robledal;
acompaña el abarco mi destino,
canta la torcaza un madrigal.
Déjame progreso no me toques,
no hay derechos que puedas otorgar;
quiero morir en la entraña,
como suele en la gruta el manantial.
IVAN DARIO MEJIA BETANCOURT
"El Paisa Mejía"
SOY
Aves migratorias que pasáis volando
bajad a La Tierra y recoged mis cenizas
subidlas ufanas porque soy del viento
del frondoso bosque y del río
manso;
de la agobiada Naturaleza también
y del canto del pájaro;
de los altos montes y sus picos nevados
del rumor del mar y su sabor salado
soy del firmamento y del cielo estrellado;
de constelaciones lejanas;
de planetas fugaces y cometas raudos;
soy de la ternura y del amor soñado;
del pensamiento también y del
vino espumado.
Lanzadme
sin prisa por donde vais pasando;
soy de la paciencia y del rencor olvidado;
soy un Ser humano pasajero vago
que busca el principio y el fin de sus
años.
Volad
y volad sin volver atrás
regad mis esencias porque soy abono
de las verdes praderas y del suelo enraizado;
del junco del lago también
y del pasto rizado;
soy de los caminos y senderos pisados;
soy un viejo baul que guarda su historia;
a quién más le importa?
soy un fruto vano que nació y
creció
y murió olvidado.
IVAN DARIO MEJIA BETANCOURT
"El Paisa Mejía"
TIEMPO
Para qué decir mañana
si no has llegado;
por qué decir presente
si cuando te estoy nombrando
ya eres parte del pasado.
No te descifro;
apenas te acepto;
solo puedo someterme a ti
como un futuro imperfecto.
IVAN DARIO MEJIA BETANCOURT
"El Paisa Mejía"
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