MEMORIA
SOBRE EL CULTIVO
DEL MAÍZ EN ANTIOQUIA
Señores
socios de la
Escuela de Ciencias y artes
Como es obligación que
a todo socio
De nuestra escuela impone el reglamento
Presentarle por turno, una Memoria
Llena de ciencia, erudición y mérito;
Yo que á fondo he estudiado agricultura,
Que he meditado y consultado textos,
Y que largas vigilias he pasado
Atento siempre y consagrado a esto;
Por amor á las ciencias y á
las artes,
A favor de la industria y el progreso,
Y solo en bien de mi querida patria,
Mi memoria científica os presento.
No usaré del lenguaje de la ciencia,
Para ser comprendido por el pueblo;
Serán mis instrucciones ordenadas,
Con precisión y claridad y método.
No estarán subrayadas las palabras
Poco españolas que en mi escrito
empleo,
Pues como sólo para Antioquia escribo,
Yo no escribo español sino antioqueño.
En fin, señores buenos é
indulgentes,
Que estos trabajos aceptéis espero;
Y si logro ser útil a mi patria
Veré cumplido mi ferviente anhelo.
Capitulo I
De
los terrenos propios para el cultivo,
y manera de hacerse
Los barbechos, que decimos rozas.
Capitulo II
Que
trata de la limpia y abono de los terrenos,
muy especialmente
Por el método de la quema. De la
manera de hacer las habitaciones,
Y de la siembra.
Capitulo III
Método
sencillo de regar las sementeras, y provechosas
advertencias
para espantar los animales que hacen daño
en los granos.
Capitulo IV
De
la recolección de frutos y de cómo
deben alimentarse los trabajadores.
Colaboración enviada al SITIO PAISA
por el Sr. Alcalde del Municipio de Sonsón
Sr.
William Ospina Naranjo
--------------------------------------------------------------------------------------------------
GREGORIO GUTIÉRREZ
GONZÁLEZ
MEMORIA DEL CULTIVO DEL MAÍZ
EN ANTIOQUIA
¡Qué
bello es el maíz ¡ Más
la costumbre
no nos deja admirar su bizarría,
ni agradecer al cielo ese presente,
sólo porque lo da todos los días.
El
don primero que con mano larga
Al nuevo mundo el hacedor destina;
El más vistoso pabellón
que ondula
De la virgen América en las cimas.
Contemplad
una mata. A cada lado
De su caña robusta y amarilla,
Penden sus tiernas hojas arqueadas,
Por el ambiente juguetón mecidas.
Su
pie desnudo muestra los anillos
Que a trecho igual sobre sus nudos brillan,
Y racimos de dedos elegantes
En los cuales parece que se empina.
Más
distantes las hojas hacia abajo,
Más rectas y agrupadas hacia
arriba,
Donde empieza a mostrar tímidamente
Sus blancos tilos la primera espiga.
Semejante
a una joven de quince años,
De esbeltas formas y de frente erguida,
Rodeada de alegres compañeras
Rebosando de salud y ansiando dicha.
Forma
el viento al mover sus largas hojas,
El rumor de la dulzura indefinida
De los trajes de seda que se rozan
En el baile de bodas de una niña.
Se
despliegan al sol y se levantan
Ya doradas, temblando, las espigas,
Que sobresalen cual penachos jaldes
De un escuadrón en las revueltas
filas.
Brota
el blondo cabello del filote,
Que muellemente al despuntar se inclina;
El manso viento con sus hebras juega
Y cariñoso el sol las tuesta
y riza.
La mata el seno suavemente abulta
Donde la tusa aprisionada cría,
Y allí los granos como blancas
perlas,
Cuajan envueltos en sus hojas finas.
Los
chócolos se ven a cada lado,
Como rubios gemelos que reclinan,
En los costados de su joven madre,
Sus doradas y tiernas cabecitas.
¡Salve,
segunda trinidad bendita ¡
¡Salve, frisoles, mazamorra, arepa
¡
Con nombraros no más se siente
hambre.
¡No muera yo sin que otra vez
os vea ¡
Pero
hay ¡gran Dios ¡ algunos
petulantes,
Que sólo porque han ido a tierra
ajena
Y han comido jamón y carnes crudas,
De su comida y su niñez reniegan.
Y
escritores parciales y vendidos
De las papas pregonan la excelencia,
Pretendiendo menguar la mazamorra,
Con la calumnia vil, sin conocerla.
Yo
quisiera mirarlos en Antioquia,
Y presentarles la totuma llena,
De mazamorra de esponjados granos,
Más blanco que la leche en que
se mezclan;
Que
metieran en ella la cuchara,
Y la sacaran del manjar repleta,
Cual isla de marfil que flota en leche,
Como mazorca de nevadas perlas.
Y
dejando chorrear el claro
La comieran después, y que dijeran,
Si es que tienen pudor, si con las papas
Alguno habrá que compararla pueda.
¡Oh,
comparar con el maíz las papas,
es una atrocidad, una blasfemia ¡
¡Comparar con el rey que se levanta
la ridícula chiza que se entierra
¡
Y
¿qué dirían si
frisoles verdes
Con el mote de chócolo comieran,
Y con una tajada de aguacate
Blanda, amarilla, mantecosa, tierna...?
¿Si
una postrera de espumosa leche
con arepa de chócolo bebieran,
una arepa dorada envuelta en hojas,
que hay que soplar porque al partirla
humea ¿
Y
la natilla...! Oh, ¡ la más
sabrosa
De todas las comidas de la tierra,
Con aquella dureza tentadora
Con que sus flancos ruborosos tiemblan...
Y
tú también la fermentada
en tarros,
Remedio del calor, chicha Antioqueña
Y el mote, los tamales, los masatos,
El guarrús, los buñuelos,
la conserva.
Y
mil y mil manjares deliciosos
Que da el maíz en variedad inmensa
Empero con la papa, la vil papa
¿que cosa puede hacerse ¿
no comerla
A
veces el patrón lleva a la roza
A los niños pequeños de
la hacienda,
Después de conseguir con mil
trabajos
Que conceda la madre la licencia.
Sale
la turba gritadora, alegre,
A asistir juguetona a la cogienda,
Con carrieles y jíqueras terciados
Cual los peones los costales llevan.
Quién
puede calcular los mil placeres
Que proporciona tan sabrosa fiesta
Amalaya volver a aquellos tiempos,
Amalaya esa edad pura y risueña.
Avaro
guarda el corazón del hombre
Esos recuerdos que de niño quedan;
Ese rayo de sol en una cárcel
Es el tesoro de la edad provecta.
También
la juventud guarda recuerdos
De placeres sin fin... pero con mezcla
Las memorias campestres de la infancia
Tienen siempre el sabor de la inocencia.
Esos
recuerdos con olor de helecho
Son el idilio de la edad primera,
Son la planta parásita del hombre,
Que aún seco el árbol
su verdor conservan.
Pero
en tanto vosotros pobres socios
De una escuela de artes y de ciencia
Siempre en medio de libros y papeles
Y viviendo en ciudades opulentas.
Nacidos
en alcoba empalelada
De una casa sin patios y sin huerta,
Que jamás conocisteis otro árbol
Que el naranjo del patio de la escuela.
Vosotros
¡ay! Cuyos primeros pasos
Se dieron en alfombras y en esteras
Y lo que es más horrible, con
botines,
Vosotros que nacisteis con chaqueta.
Vosotros
que no os criasteis en camisa
Cruzando montes y saltando cercas,
¡oh, no podéis saber, desventurados,
cúanta es la dicha que un recuerdo
encierra ¡
Con
cuál, decidme, alegrareis vosotros
De la helada vejez las horas lentas,
Si no tuvisteis perro ni gallinas
Ni disteis muerte a patos ni culebras.
No
endulzarán vuestros postreros
días
El sabroso balar de las ovejas,
De las vacas el nombre uno por uno,
La imagen del solar, piedra por piedra.
Las
sabaletas conservadas vivas
Sirviendo de vivero una batea;
Las moras y guayabas del rastrojo,
El columpio del guamo de la huerta;
La
golondrina a la oración volando
Alrededor de las tostadas tejas,
La queja del pichón aprisionado,
La siempre dulce reprensión materna;
La
cometa enredada en el papayo,
Los primeros perritos de Marbella...
En fín... vuestra vejez será
horrorosa,
Pues no habéis asistido a una
cogienda.
Gregorio Gutiérrez González
La Ceja, 1826 - Medellín 1872
Fragmentos
del trabajo que como "memoria científica"
en verso presentó Gregorio Gutiérrrez
González al ser recibido en la
Escuela de Ciencias y Arte y que a pesar
de las palabras:
"
Poco españolas que en mi escrito
empleo,
pues como sólo para Antioquia
escribo
yo no escribo español sino Antioqueño
"
Colaboración enviada por Oscar
Enrique Franco oriundo de Santo
Domingo ( Antioquia) allí nació
TOMAS CARRASQUILLA que a decir de los
mismos españoles como el ningún
escritor ha descrito mejor las costumbres
de su tierra.
Agradecimientos especiales también
a su señora esposa doña
Lucila
del Carmen Espinosa que
aunque de origen costeño admira
y quiere todo lo paisa.
-----------------------------------------------------------------------
GREGORIO GUTIÉRREZ
GONZÁLEZ (1)
Gregorio
Gutiérrez González es
el primer poeta no sólo del Grupo
Antioqueño sino de la poesía
popular de Colombia desde el punto de
vista estético y temático.
Es el poeta con más cualidades.
Los demás, presentan más
orillas hacia el defecto.
Antioquia
constituye un espacio muy especial para
la poesía romántica. Igualmente
para asumir la naturaleza y la sociedad
con tonos épicos. No se toman
los elementos naturales con exotismo
sino con el sentimiento de quien vuelve
a un lugar cotidiano para revelarnos
la vida, el amor, la nostalgia. Este
grupo se unifica por la sencillez, la
originalidad, el lugar sagrado del hogar,
la reconciliación del mestizo
con su ambiente y con su identidad.
El maíz, corazón vital
de Antioquia, deja a un lado sus barbas
y habla en la voz de estos poetas con
mítica sabiduría.
Gregorio
Gutiérrez González nació
en 1826 en la Ceja del Tambo (Antioquia)
y murió en 1872 en Medellín
en medio del relámpago trágico
de la locura. Su vida pública
caminará entre dos paralelas:
seminario de Antioquia-seminario de
Bogotá. Filosdeía-Literatura.
Estudios de jurisprudencia. Magistrado
del Tribunal Superior de Antioquia.
Prestigio-pobreza. Gloria-locura. Hogar-solar
nativo. Fracasos en los negocios-éxitos
en su trabajo poético. Su esposa,
doña Julia de Isaza, ocupará
el centro de su poética. De este
hombre bondadoso nos queda la senda
por donde transita la americanidad en
su más puro acento.
La
poesía natural de Gregorio Gutiérrez
González apenas comienza a confirmar
una sospecha: es una poesía ya
clásica, auténtica y singular.
La crítica ha sido unánime
en reconocer su valor. En su poética
hallamos lo rural, lo didascálico,
la espontaneidad, la sobriedad, la sencillez.
Sus temas son concéntricos y
elementales: el hogar, el amor, el trabajo,
la naturaleza. La popularidad del poema
del maíz sólo tiene un
punto de referencia: el Martín
Fierro.
Gutiérrez
González abandona aquí
el culto a Zorrilla y Espronceda, el
romanticismo tétrico, el trascendentalismo
de la rima, la fanfarria retórica
y artificial. Muchos comparan este poema
con Las Geórgicas de Virgilio.
Sólo que nuestro canto tiene
tal singularidad que apenas es posible
reducir el paralelo a una temática
y no a una personalidad. Despojado de
toda referencia cultural, este autor
asume su universo con las manos desnudas
y de ahí nace la belleza de su
obra. No porque excluya elementos referenciales
sino porque la misma dimensión
del símbolo edénico no
admite otro lenguaje para nombrarlo
que el de su propia raíz. He
ahí su clave. Si añadimos
a esta frescura poética, un humor
festivo, una ironía de la
tristeza
y la pesadumbre, encontramos la alquimia
de una bella canción. Como romántico,
no posó de "triste".
Era en sí un hombre triste. De
ahí deviene esa nostalgia tan
dulce de lo perdido. Él no es
un poeta del sentimentalismo: es un
poeta del sentimiento. Los que critican
su dulzura, critican la condición
humana de la palabra. Nuestro poeta
no necesitaba almidonar el verso. Sencillamente
era un versificador nato. No se puede
confundir la magia de su palabra con
el verbo fácil e improvisado.
Gregorio Gutiérrez González
es el poeta más próximo
a Rafael Pombo. Y dentro de la tradición
poética popular de Colombia el
número uno.
Menéndez
y Pelayo dice sobre él: "Sentimiento
prdeundo de trabajo humano que todo
lo ennoblece... Poesía sabia,
primitiva, saludable y agreste, llena
de ternura y de impresión directa
de lo exterior, percibida y mejorada
por su alma íntegra y buena",
y añada: "Es uno de los
poetas más americanos que han
existido". Su elocuencia por fin
encuentra un acierto real. En un país
de falsos prestigios es difícil
reconocer al verdadero prestigio y aún
más: sentar un precedente para
que lo dicho no sea demagógico.
Es la lucha de la ética profesional.
El
poema mayor de Gregorio Gutiérrez
González gira sobre sí
mismo involucrando su propio ciclo natural
y también el social, el familiar,
el intimista. Mediante este fruto, estructura
de un símbolo de nacionalidad.
En este poema aparecen las tradiciones
del campo, las costumbres de sus hombres,
su gesta de trabajo, el combate contra
la naturaleza, la reconciliación
con el cultivo, la identificación
con la tierra y el hombre a través
del trabajo. Antioquia, Colombia, América
Latina y el planeta quedan sedimentados
en una experiencia épica que
la constituye la misma existencia. Allí
surge la vida humilde del peón,
su corazón, su energía
constructora. El viaje por la siembra
es la revelación del universo.
Todo nos habla: el árbol y su
duda. Todo tiene un hálito vital,
misterioso y hermoso. Si Pascal dijo:
"Me espantan los vacíos
del universo infinito", alguien
puede responder ante el universo del
maíz: "Me asombra el fluido
maravilloso de la savia (sangre y raíz)
que es hombre y es fruto. Hasta el mismo
insecto alcanza su dimensión
y su reino entre los árboles
de su autor".
------------------------------------------------------------------------------------
GREGORIO GUTIÉRREZ GONZÁLEZ
(2)
Nació en la Ceja, Antioquia,
el 9 de mayo de 1.826 y murió
en Medellín el 6 de julio de
1.872. Abogado, parlamentario y poeta.
Vate romántico y bucólico,
espontáneo y popular, con algunos
rasgos de lirismo. Cantor del hogar,
el trabajo, la naturaleza y la tierra,
en una forma hermosa, y del amor en
versos sentimentales, melancólicos
y pesimistas, no muy puros pero sí
llenos de ritmo y de recuerdo. Tuvo
un estilo sencillo e ingenuo; dejó
buenas poesías costumbristas
y descriptivas.
En Sonsón compone algunas de
sus poesías más conocidas
como A Julia, ¿Por qué
no canto?, Dios, Aures y Memoria sobre
el cultivo del Maíz en Antioquia;
en la última pasó del
romanticismo al realismo. En este Municipio
encuentra una naturaleza adecuada para
la inspiración de sus cantos.
En medio de su sentimentalismo y pesimismo
tuvo tiempo para dedicarce buenos ratos
al humor: Una visita a nada, A nada...,Tresillo
y un sueño, son sus muestras.
Tradujo con acierto algunas poesías
de Byron y Víctor Hugo, lo prueba
en La Mujer Caída, de este último.
Seudónimos: Antuco y Daniel.
Poema político: A los Estados
Unidos de Colombia.
Cuento-crónica: Felipe, réplica
a una pieza literaria de Manuel Pombo.
Vate: Adivino, poeta. Gregorio Gutiérrez
González -
Es
nuestro poeta de renombre, cuya mención
no puede faltar por sobre todos, cuando
se trata de los poetas antioqueños.
Sobresalió muy especialmente porque
hablaba con el alma y llegaba al corazón,
así de los sencillos como de los
más eruditos: Sus versos son aprendidos
por el público a diferencia de
lo que se hace con los versos de hoy y
alcanzo por otra parte los elogios de
Menéndez y Pelayo, quien entre
otros calificativos dijo de él
que sobresalía por el sentido "del
casto amor y la inefable ternura",
y agrega que son "íntimas,
suaves y cadenciosas" sus composiciones
y compara las Memorias sobre el cultivo
de maíz en Antioquia con el Meretum
atribuido a Virgilio. Algunas de sus poesías
fueron traducidas al japonés. Gómez
Restrepo dice que" supo transformar
la realidad prosaica y humilde de un torrente
de poesía naturalista, llena de
frescas y deliciosas imágenes,
que entona y vigoriza como el aire matinal
del bosque", y según don Marco
Fidel Suárez, fue clarísima
estrella de la literatura. El doctor Gutiérrez
González se doctoró en Derecho
y murió a sus 46 años de
edad.
Colaboración enviada al SITIO PAISA
por el
Sr. Alcalde del Municipio de Sonsón
Sr.
William Ospina Naranjo
-----------------------------------------------------------------------------------------
PAISAJES DE INFANCIA Y TIERRA
Gregorio
Gutiérrez González
encarna para su época los valores
y sentimientos del pueblo antioqueño,
sin ser por ello un poeta localista. Su
obra de arte alcanza la universalidad:
es auténtico en relación
cor el entorno existencial. Ninguno de
los escasos versificadores que le precedieron
en la región merece destacarse:
es el poeta patriarcal de la colectividad
antioqueña. Así lo testimoniaron
Pombo, Vergara y Vergara, Antonio José
Restrepo y el propio Epifanio Mejía.
Algunos versos de Gregorio se conservan
en la memoria popular y como 125 golondrinas
de Becquer están viniendo siempre
otra vez.
¿Por
qué no canto ¿Has visto
a la paloma
Que cuando asoma en el oriente el sol
Con tierno arruyo su canción levanta,
Y alegre canta
La dulce aurora de su dulce amor?
Y ¿ no la has visto cuando el sol
se avanza
Y ardiendo lanza rayos del cenit
Que fatigada tiende silenciosa
Ala amorosa
Sobre su nido, y calla, y es feliz?
SO. autora so.
Sobre su nido, y calla, y es feliz?
Una nueva lectura del más famoso
de los poemas dirigidos a Julia, nos muestra
a un escritor que se puede aproximar a
la poesía de San Juan de la Cruz.
Gutiérrez González alcanza
una dimensión casi mística
al concebir el amor humano como un amor
perfecto.
Y como ruedan mansas, adormidas,
Juntas las ondas en tranquila mar,
Nuestras dos existencias siempre unidas,
Por el sendero de la vida van.
Son nuestras almas místico ruido
De dos flautas lejanas, cuyo son
En dulcísimo acorde llega unido
De la noche callada entre el rumor
En Aures el poeta no se limita a nombrar
la naturaleza. La metaforiza y elabora
con todo el lujo de la imaginería
verbal, sin que se desdibuje nunca su
intención sentimental.
Se ve colgando en sus abismos hondos,
Entretejido, el verde carrizal.
Como de un cdere en el oscuro fondo
Los hilos enredados de un collar
Reclinado a su sombra, ¡cuántas
veces
Ví mi casa a lo lejos blanquear
Paloma oculta entre el ramaje verde,
Oveja solitaria en el gramal!
El poema Memoria sobre el cultivo del
maíz es desigual en mérito.
A pesar le la cuidada versificación
asonantada que contribuye a su unidad,
los elementos líricos de un lirismo
casi épico de los cantos dedicados
a la quema y a la belleza del maíz,
chocan con las partes costumbristas. Las
estrdeas dedicadas al fuego devorador
están caracterizadas por una riqueza)
muy notable en imágenes sensoriales.
Pero lo que hay de frustrado en memoria,
el excesivo prosaísmo de muchas
de sus estrdeas, no debe hacernos olvidar
el valioso intento de poetizar el lenguaje
del trabajo y el de relevar éste
último como uno de los valores
fundamentales del pueblo antioqueño.
Hoy no podemos ignorar obras como A Julia,
Aures, ¿Porqué no canto?
y los dos primeros cantos de Memoria sobre
el cultivo del maíz. Gregorio dejó
además de ellas un buen número
de poemas ocasionales, algunos sin mucha
trascendencia.
ACENTOS DE HACHA
Epifanio
Mejía continúa la temática
del paisaje familiar y el trabajo e introduce
en nuestra poesía el motivo de
la guerra. A pesar de la amplia perspectiva
que implica la región montañosa,
su entorno, el poeta no alcanza a plasmar
visiones totalizadoras, con excepción
del Canto del antioqueño. En poemas
como Las hojas de mi selva, Muerte del
novillo e Historia de una tórtola,
recitados aún de memoria por muchos
campesinos, la naturaleza está
plasmada de un modo que podríamos
calificar de miniaturista. Sólo
se quiere nombrar, calificar y ponderar
lo bello y humilde como un paradigma de
vida.
Las hojas de mi selva
Son amarillas
Y verdes y rosadas
¡Qué hojas tan lindas!
Querida esposa
¿Quieres que te haga un lecho
De aquellos hojas?
De palmera en palmera
Las mirlas cantan
Los arroyos murmuran
Entre las gramas
¡Dulce hija mía!
Duerme siempre al concierto
De aguas y mirlas.
Entre cedros y robles
De verdes copas
El yarumo levanta
Sus blancas hojas:
Patriarca anciano
Que en trono de esmeraldas
Vive sentado.
Hasta la séptima estrdea, El canto
del antioqueño es un himno libertario,
pero de aria manera insólita: más
que una poética en apariencia ingenua,
que convierte ala libertad en atributo
esencial de la naturaleza, es una declaración
de principios fundamentales del antioqueño,
el cual no es menos libre que el huracán
o el sol: la quinta estrdea desplaza la
libertad del trabajo al sonido del hacha
de las talas. Nada más simple ni
más bellamente expresado: el hierro
que se lleva entre las manos y los libres
acentos que resuenan a los golpes del
hacha.
En las restantes estrdeas de esa obra,
el yo del poema, un habitante de las tierras
altas, en un tono despojado de todo lo
que no sea esencial, contempla el vasto
panorama de la llanura de las tierras
bajas, que a su vez es el espacio de los
enfrentamientos guerreros. El canto estaba
escrito en la primera persona del singular
y del plural. A partir de la segunda estrdea
cambia al plural puesto que el motivo
predominante es la guerra. Con espíritu
eufórico se expresa en el texto
la confianza en el propio valor, en una
especie decrescendo. Al lado de un sentimiento
libertario y bélico aparece en
la estrdea XIV el sentimiento humanitario
del perdón al enemigo vencido.
Compasión reivindicada en el poema
como un rasgo de la colectividad antioqueña.
Aunque la alegre apología de la
guerra no constituye en la hora actual
una conducta a seguir, el tratamiento
literario de lo épico, propio del
poema, hace que éste rebase los
límites del documento histórico.
En lo que podríamos denominar un
solecismo científico, la presencia
de un sol ptolemaico que anda libre, expresa
la vivencia astronómica del campesino
antioqueño en el siglo XIX y la concepción
de la libertad y carácter andariego
de ese hombre de las montañas. Observaciones
análogas podríamos hacer a
propósito del silbo libre de los
huracanes y de una libertad sentida tan
intensamente que puede hablarse de ella
como experiencia sensorial. Biblioteca Luis
Angel Arango - Bogotá
Biografia