-El porqué de los apellidos y su formación

Colombia fue colonizada por los Españoles a partir del siglo XVI (Medellín o Aburrá o San Bartolomé fué descubierta en el mes de Agosto de 1541 por Jerónimo Luis Tejelo, Teniente del Mariscal Jorge Robledo).

De Internet hemos tomado prestado el siguiente artículo escrito por un español residente en Bélgica. Algunos aspectos, mas que todo de ley, de los que habla el autor son diferentes en Colombia. Sin embargo, consideramos provechoso presentarles dicho artículo como una fuente introductoria al tema de los apellidos.

Los apellidos españoles, como los de otros países europeos, comenzaron a ser utilizados a partir de los siglos XI y XII. Su evolución y sus características no son diferentes a los de esos otros países. Sin embargo, hay algunas particularidades que conviene resaltar:

1.- El sistema español de los dos apellidos

Es frecuente que los españoles -y los hispanoamericanos, cuyos países heredaron el sistema español de apellidos- tengamos problemas en otros países, donde no siempre se entiende que nuestro apellido no es solamente el ULTIMO que aparece en la lista; que no existe entre nosotros el llamado “middle name” ni que existe nada parecido a un “nombre de soltera” para las mujeres casadas…

LA MUJER CASADA.- En el sistema español, (y esto fue así desde la Alta Edad Media, hace casi mil años), la mujer, casada o soltera, NUNCA CAMBIA SU APELLIDO POR EL DE SU ESPOSO. Tanto hombres como mujeres conservan siempre sus propios apellidos.

 A veces, para uso social y en determinados ambientes, aparece la fórmula “de -apellido-del-esposo”. Por ejemplo, una mujer que se llama Margarita LOPEZ ABREU, casada con Fernando CABRERA PINTO, puede utilizar en actos sociales el nombre Margarita LOPEZ ABREU ‘de CABRERA’, y en caso de enviudar, puede aparecer en una nota social de prensa como Margarita LOPEZ ABREU ‘Viuda de CABRERA’. Sin embargo, estas fórmulas no se usan con frecuencia, y, sobre todo, no pueden aparecer nunca en un documento oficial o legal, censo, acta de Registro Civil, árbol genealógico, etc…

LOS NOMBRES.- Delante de los apellidos, como en todos los sistemas de la Cultura Occidental, se coloca el nombre, que puede consistir en uno o varios nombres. No existe el “middle name” del sistema anglosajón. Tradicionalmente, el nombre ha estado formado por varios de ellos (mis nombres son “Julio Néstor Juan”, aunque cotidianamente se me llame sólo ‘Julio’). Los miembros de la Realeza o de la aristocracia solían tener (y los de la Realeza aún tienen) varios nombres. Actualmente la ley limita el número de nombres, y se encuentran más casos de nombres únicos.

 Los añadidos tales como “Junior”, o los ordinales (“2º”, “IIIº”, etc…) no se conocen en el sistema español de nombres, a menos que se sea un monarca reinante.

LOS DOS APELLIDOS.- Cada persona tiene dos apellidos: el primer apellido es el primer apellido del padre; el segundo apellido es el primer apellido de la madre.

 Por ejemplo, si yo me llamo Julio ‘RANCEL VILLAMANDOS’ (‘ ‘ son mis apellidos) y mi mujer se llama Beatrix ‘SERAL ARANDA’ (‘ ‘ son sus apellidos), nuestro hijo se llama Mayec ‘RANCEL SERAL’, siendo ‘Rancel Seral’ sus apellidos. Evidentemente, mis apellidos proceden de mi padre (Julio ‘RANCEL MARTIN’) y de mi madre (Margarita ‘VILLAMANDOS CABRERA-PINTO’). Los de mi mujer procedían de sus padres: Tomás ‘SERAL CASAS’, y Gloria ‘ARANDA LAGUNA’.

 Aunque en un principio el sistema puede parecer farragoso para alguien no habituado a él, de hecho a nosotros, los españoles, nos resulta mucho más complicado el que la esposa se llame como el esposo -a veces nos suena a que se han casado un hermano con su hermana… Además, para realizar investigaciones genealógicas, es mucho más fácil establecer parentescos cercanos al conservar sus apellidos las mujeres casadas. Es más sencillo establecer parentescos dada la existencia de DOS apellidos en vez de uno. Por ejemplo, mi hijo se llama Mayec ‘RANCEL SERAL’. Un hermano de mi mujer, Delfín ‘SERAL ARANDA’, ha contraído matrimonio con Marina ‘ARESPACOCHAGA MAROTO’. Sus hijos (Manuel, Tomás, José y Marina) tienen los apellidos ‘SERAL ARESPACOCHAGA’. Mi hijo, que es un ‘RANCEL SERAL’, comparte con sus primos hermanos el apellido común. En el sistema de un solo apellido, sería sólo Mayec ‘RANCEL’, sus primos serían sólo ‘SERAL’, y resultaría más difícil localizar un parentesco, con más razón aún si tenemos en cuenta que su madre habría perdido sus apellidos (SERAL ….) para tomar los míos. Para un oído español eso sonaría como arrancar las raíces de las personas.

Evidentemente, este sistema no resuelve todos los problemas. El apellido de la madre, con el tiempo, “se extingue”, ya que al ir en segundo lugar, nunca será transmitido a los hijos, a los cuales se transmite sólo los PRIMEROS apellidos del padre y de la madre.

LOS APELLIDOS DOBLES o COMPUESTOS.- Algunas veces, los apellidos españoles son “dobles” o “compuestos”. Por ejemplo, en la familia de mi madre, “CABRERA-PINTO” no son dos apellidos, como lo fueron en su origen, sino que han llegado a formar uno solo. En el origen de ello pueden haberse dado diferentes razones:

 — El primer apellido era muy frecuente, mientras que el segundo no lo era tanto (por ejemplo, “López Abreu”). Eso lleva, con el tiempo, a que sus hijos no sean conocidos como “López + apellido de la madre”, sino como “López-Abreu + apellido de la madre”.

 — La persona que lleva los dos apellidos adquiere fama, sea por el arte, la política, la guerra, el deporte, etc… Habrá una tendencia, entre sus descendientes, a mantener los dos apellidos unidos para perpetuar la memoria de esa persona. Esto también suele darse con cierta frecuencia entre familias de clase alta.

 Para que los apellidos compuestos tengan validez, debe demostrarse ante un Tribunal de Justicia que se han venido usando socialmente desde mucho tiempo antes, y que el entorno social reconoce a esa persona por su apellido doble. En ese caso, el Juez pronunciará una resolución que permite el uso oficial -y la transmisión a los descendientes- del apellido doble como si fuera uno solo.

LOS PROBLEMAS COTIDIANOS DE LAS DIFERENCIAS DE SISTEMAS…- Aunque soy español, y aunque mi nombre y apellidos son ‘Julio Néstor Juan Rancel Villamandos’, en estas páginas suelo presentarme como ‘Julio N. Rancel’. ¿Por qué? Sobre todo, porque vivo en Bélgica, donde existe el sistema de un solo apellido. Las confusiones que eso provoca pueden ser bastantes molestas y complicadas de resolver; con frecuencia me he convertido en ‘Monsieur Villamandos’, cuando en España sería ‘Señor Rancel’, o ‘Señor Rancel Villamandos’. Impresos y formularios oficiales y comerciales, papeles bancarios, documentos fiscales, etc. no están preparados para las diferencias de sistemas.

 En cuanto a los modernos medios -ordenadores, Internet-, las incompatibilidades se hacen aún más difíciles de resolver. Si quiero rellenar un formulario en Internet, tendré que “adaptar” -y con ello falsear- mi nombre en un 90% de ocasiones porque -aunque Internet se supone sin fronteras y abierto al mundo entero, ja, ja, ja…- me exige machaconamente un ‘first name, middle name, last name…’. Esto no debería ser así. Al fin y al cabo, hay más de 300 millones de hispanos (gente con el sistema español de los dos apellidos) en el mundo. Pero sobre todo, me temo que con esta filosofía imperante, la informática, al tiempo que nos facilita la vida, nos la uniformiza y poco a poco matará la diferencia y la variedad que constituyen el patrimonio de la Humanidad.

2.- El uso de los apellidos antes del siglo XIX

El sistema de los dos apellidos y su transmisión (primer apellido del padre + primer apellido de la madre) es legalmente obligatorio y ha estado en vigor desde hace más de un siglo. Hasta la primera mitad del siglo XIX, la transmisión y el uso de los apellidos siguió las mismas reglas pero se admitían muchas excepciones, que pueden complicar una investigación genealógica.

Hasta el siglo XIX se podía dar el caso de hermanos y hermanas que tuvieran apellidos diferentes, siendo hijos del mismo padre y de la misma madre. Esto era así porque en esas familias se extendió la costumbre de que cada hijo o hija escogiera sus apellidos (primero, segundo, y ¡hasta tercero!) de entre los existentes en las generaciones de sus padres y sus abuelos. Nada impedía que alguien llevara como primer apellido el segundo apellido de su abuela materna, seguido del primer apellido del abuelo paterno, por ejemplo. Las razones para escoger uno u otro apellido podían ser: la persona en cuestión los tomaba como homenaje especial a un antepasado concreto; o bien el portador entendía que los apellidos escogidos eran de mayor prestigio social que los otros existentes; o, en algunos casos, era una obligación impuesta en un testamento para recibir una herencia de un abuelo o una abuela. De todas formas, lo que no podía hacerse era tomar un apellido que no hubiese sido llevado por algún antepasado directo de las dos o tres anteriores generaciones.

Así, por ejemplo, en la genealogía de mi familia se encuentran dos hermanos nacidos en 1698 y en 1715, hijos de los mismos padre y madre, el uno llamado Tomás MENDEZ de ABREU, el otro llamado Cayetano de ABREU CRESPO. Y hay casos aún más extremos, donde ninguno de los apellidos coincide.

Con este sistema, ¿cómo puede elaborarse una genealogía anterior a 1800?

La respuesta es:

— Primero, esto no se dio en todos los casos. Muchas familias mantuvieron la transmisión “normal” de los apellidos.

— Segundo, las actas de bautismo y matrimonio, los testamentos y las “Ejecutorias” continúan siendo los instrumentos válidos y seguros para estudiar las genealogías anteriores al siglo XIX. En las actas figuraban padre, madre y abuelos por ambas ramas; en los testamentos aparecían normalmente todos los ascendientes, los cónyuges y todos los hijos habidos en cada matrimonio. Las “Ejecutorias”, expedientes oficiales donde se probaba la capacidad para asumir cargos, títulos y honores públicos, recogían normalmente las actas correspondientes a dos, tres o cuatro generaciones de antepasados, así como información