Autor: Evelin Negrete Tejada / 6 de Mayo de 2014 / ELMUNDO.COM
Nuevas especies fueron encontradas en el entorno del río Medellín, a pesar del grado de contaminación y deterioro que se ha generado a través de los años.
La rectificación del río Medellín se gestó en 1917, como una medida para mejorar los caminos que comunicaban los conglomerados del Valle de Aburrá y mitigar las inundaciones.
Muchos son los trabajos que en la actualidad se desarrollan para la recuperación de lo que hasta hace unos años era una zona muerta de la ciudad: las laderas del río Medellín. Este caudal, por años de vertimientos de residuos sólidos, malos manejos e inconciencia de las comunidades, perdió la mayoría de su vida circundante así como su vida interna.
No obstante, gracias a los procesos de tratamiento, poco a poco se ha logrado detener en pequeña medida el impacto negativo que ha generado la contaminación del caudal más importante del Valle de Aburrá.
Prueba de ello ha sido la visualización de nueva vida tanto vegetal como animal en el entorno del río como garzas, reptiles tipo iguanas, serpientes, nutrias y aves como el Titiribí, el Bichofué y azulejos. Especies que, según registro, eran escasas de ver por las condiciones de inhabitabilidad de estos espacios.
Carlos Eduardo Macías Torres, director técnico del Proyecto Parques del Río Medellín, explicó que para entender mejor los alcances de este megaproyecto y sus impactos era necesario saber que, además de ser de renovación urbana que afectaría a toda la ciudad, también le daría la vuelta al río en cuanto a la relación que tenía la ciudad hacia él.
“Algunos obstáculos que hemos generado a través de los años son esos elementos que nos separan de él, como las carreteras, la contaminación, los malos olores, entre otros. Por eso lo que se propone es mitigar los impactos negativos ya generados y que las personas se acerquen y lo quieran, aunque se requieren de muchas cosas para lograrlo”, aseveró Macías Torres.
Según el técnico del proyecto, una de las bondades de este plan será el fortalecimiento del componente ambiental, ese que poco a poco está cobrando vida.
A esto se le suma la ventaja de la existencia de tres cerros tutelares que son fuertes elementos llenos de flora y fauna que permitirán la proliferación de especies.
“Cerros como La Asomadera, El Volador y Nutibara, hacen de la ciudad única como ellos, pues ambientalmente son una maravilla. 30 hectáreas aproximadamente tiene el más pequeño, bondadosos en especies vegetales y animales. Y aunque no lo creamos podemos encontrar algo más de 92 especies de aves en solo uno de ellos, cuando hay países completos que no tienen tantas aves como tienen estos”, dijo el director.
Uno de los objetivos del megaproyecto será la unión de cerros tutelares con el caudal y sus laderas, de esta manera al fortalecer el río se logra la proliferación de especies de un lado hacia el otro.
“Somos conscientes que en gran medida este resurgimiento que estamos observando en la actualidad será impactado en el momento de la ejecución de obras, pero de igual manera cuando inicie el funcionamiento de los parques, el impacto va a ser positivo, pues así como se fortalecerá la naturaleza con especies ya existentes, se incorporarán otras especies, claro está con todos los avales de las autoridades ambientales”, expresó Macías Torres, quien agregó que todo esto iba apoyado con trabajos educativos y culturales para inculcar la protección ambiental y apropiación del proyecto.
Recuperando el río
Por su parte, Carlos Mario Montoya Serna, director del Área Metropolitana, aseguró que, desde el 2012 el río Medellín se había convertido en una prioridad dentro del Plan de Gestión de la Institución, asignándosele un presupuesto para el cuatrienio del 20 %, equivalentes a unos 155.000 millones de pesos.
Uno de los pasos iniciales para concretar ejecuciones fue la contratación de un estudio que estableciera con claridad las condiciones de riesgo del río, el cual arrojó 84 puntos que debían ser intervenidos, de estos, trece eran críticos, iniciando intervención en nueve, los cuales están casi terminados.
“Con el invierno de unos meses atrás se presentaron dos puntos críticos más, por lo que vimos la necesidad de iniciar los otros puntos para mitigar riesgos. La dinámica del río es tan variable que no se puede correr el riesgo de que se convierta en una amenaza, por eso hicimos una contratación de 9.000 millones de pesos para intervenirlos”, aseveró Montoya Serna.
Antes de las intervenciones en mitigación del riesgo en puntos críticos, fueron invertidos 7.000 millones de pesos en reparaciones específicas de obras civiles, sin contar inversiones en remoción de sedimentos, obras en puntos que no estaban canalizados, obras que no generaban riesgo pero que eran necesarias para equilibrar el caudal, entre otras. Hasta el momento en lo anterior como protección del canal del río van invertidos 16.000 millones de pesos.
“La etapa de intervención de los primeros puntos críticos se tiene programado finalizar en julio, para luego iniciar la etapa de los otros 71 puntos que no son críticos ni prioritarios que se necesitan realizar para que no se vuelvan un riesgo. Este es un programa de más largo plazo que puede durar entre dos a tres años por lo cual estamos convocando los actores para hacer la inversión”, aclaró el director del Área.
Asegurando recursos
En el pasado año, fue aprobado el acuerdo 03 del 2013 del Área Metropolitana, el cual obliga a la institución a disponer de su presupuesto un aporte anual para estudios de patología del río, permitiendo una actualización de las condiciones de este. Por lo tanto esta tendrá y conforme a la ley, la responsabilidad de estipular quiénes son los responsables de las intervenciones que se requieran y así solicitar la inversión.
Noticias relacionadas Comentar Recomendar este artículo Imprimir
Antecedentes de la problemática del río Medellín
El río Medellín empezó a ser intervenido en 1917 y desde entonces se empezó a rectificar el cauce. A partir de 1946 se construyeron los muros para confinarlo y ponerlo recto, añadiéndole obras de todo tipo.
Según Carlos Mario Montoya Serna, director del Área Metropolitana, las razones más importantes por las cuales se produjo el desmejoramiento del caudal fue la construcción de carreteras, oleoductos, canales de fibras ópticas, el Metro, torres de energía, entre otras estructuras, sin contar con la contaminación de todos estos años.
“Ni los muros que se le construyeron ni la configuración en línea recta estaban hechas para soportar toda esa carga que le hemos entregado. Pues debido a estas, se le ha reducido de forma considerable el espacio para un normal movimiento, entre ellos expandirse por el invierno. Con las reformas le hemos cambiado la dinámica a través del tiempo”, dijo Montoya Serna, quien agregó que los ríos eran de dinámicas rugosas, esas que en un principio tienen un transcurrir lento, pero que si se le encierra con laterales y bases de cemento, se tornará rápido y fuerte, por lo que el cauce será más riesgoso y en las áreas más bajas golpeará con más fuerza.
“Los ríos son como los seres humanos cuando nacen son lentos y torpes, cuando están a la mitad de su vida son impetuosos, fuertes y bruscos pero cuando van terminando su vida son lentos otra vez. Este río tenía esta misma dinámica, pero al encaminarlo lo volvimos fuerte en las pendientes altas por lo que hacia abajo él empieza a causar daños por toda la fuerza que lleva y a través de los años y por esa fuerza, la estructura que lo soporta se ha vuelto muy débil, causando desgaste y pérdida de la nivelación”, explicó el director.