ESCRITORES, EXPRESIONES CULTURALES Y ARTISTICAS DE ANTIOQUIA
Las primeras referencias que se tienen hasta ahora de la historia de la poesía en Antioquia, son unos versos escritos en latín por el jesuita Juan del Toro Zapata (Remedios 1597). Pero más que estas, son las rimas populares españolas las encargadas de sentar un precedente en los versos que aquí se escriben que por lo general están basados en la cotidianidad y en los asuntos de carácter local.
En Antioquia los hombres más cultos fueron los encargados de darle forma a la poesía. Nombres como Francisco Ignacio Mejía, conocido como el Tío Pacho, cuya posición económica le permitió escribir sobre todo cuanto quiso aplicando un humor bastante picaresco a sus versos; Don José María Salazar Morales (1784), Juan de Dios de Aranzazu (1798) gobernador de la provincia y primo hermano de Gregorio Gutiérrez González, Juan de Dios Morales, y María Francisca de la Cruz Arango, religiosa de quien se dice que fue la primera poetisa antioqueña, hacen parte de la historia de la poesía de esta tierra en el siglo XVIII. Al comenzar el siglo XIX no es muy común encontrar poetas, sobre todo en los primeros quince años en los que las guerras de independencia se llevaron toda la energía y la fuerza de los muchachos de la época. Es así como surge entonces quien ha sido llamado el padre de la poesía antioqueña: Gregorio Gutiérrez González. Este insigne poeta, autor de Aures y Memoria sobre el Cultivo de Maíz en Antioquia, ambas obras de mucha importancia para los antioqueños que ven reflejada allí su identidad.
A partir de Gutiérrez González crece con el tiempo la lista de autores antioqueños con personajes como Epifanio Mejía, Federico Velásquez, Ricardo López, Santiago Vélez Escobar, Domingo Díaz Granados, Julio Vives Guerra, Porfirio Barba Jacob, León de Greiff, Ciro Mendía, León Zafir, Carlos Castro Saavedra… todos con temáticas muy diferentes en las que predominaban los temas bucólicos, los sentimentales dedicados a la madre y al ser amado y los religiosos sobre procesiones y ritos, casi siempre dedicados a exaltar y expresar aspectos particulares del pueblo antioqueño. También se trataron, aunque en menor proporción, temas mitológicos, humorísticos y culturales.
A mediados del siglo XX aparece en la historia de la poesía antioqueña Gonzalo Arango dispuesto a romper con la temática rural y el costumbrismo, ó escribir sobre aspectos urbanos y sociales dentro de la corriente del Nadaísmo que cambió de plano el concepto de la poesía que se había hecho hasta el momento. Otros poetas de esta Centuria, todos ellos con estilos y temas diferentes como es el caso de Mario Rivero, Darío Ruiz Gómez, José Manuel Arango, Elkin Restrepo, William Agudelo, David Mejía Velilla, Dario Jaramillo, Juan Manuel Roca, Olga Elena Matei, entre otros.
ALGUNOS POETAS DESTACADOS
Epifanio Mejía:
(Yarumal, abril 1838 – Medellín, Agosto 1913) Poeta. Fue comerciante, a los cuarenta años fue recluido en el manicomio de Medellín, donde murió. Se le conoce por algunas obras como Las Hojas de mi Selva; La Muerte del Novillo; La Paloma del Arca; El Canto del Antioqueño; El Arriero de Antioquia; Los Fragmentos de Amelia (poema inconcluso); La Ceiba de Junín; Historia de una Tórtola.
El Canto del Antioqueño (fragmento)
Nací sobre una montaña
Mi dulce madre me canta
Que el sol alumbró mi cuna
Sobre una pelada sierra.
Nací libre como el viento
De las selvas antioqueñas
Como el cóndor de los Andes
Que de monte en monte vuela.
Pichón de águila que nace
Sobre el pico de una peña,
Siempre la gusta las cumbres
Donde los vientos refrescan.
Amo al sol porque anda libre
Sobre la azulada esfera,
Al huracán porque silba
Con libertad en las selvas.
Gregorio Gutiérrez González:
(La Ceja, Mayo 1826 – Medellín, julio 1872) abogado y poeta. Magistrado del Tribunal Superior de Antioquia, diputado de la Asamblea del Estado, representante al Congreso y Senador.
Obras: Memorias sobre el cultivo de maíz en Antioquia; Aures; A Julia; entre otras.
AURES (fragmento)
De peñón en peñón, turbias saltando
Las aguas de Aures descender se ven,
Las rocas de granito socavado
Con sus bombas haciendo estremecer.
Los helechos y juncos de la orilla
Tembloroso condensan el vapor;
Y en sus columpios trémulas vacilan
Las gotas de agua que abrillantan el sol.
Se ve colgando en sus abismos hondos
Entretejido, el verde carrizal,
Como de un cofre en el oscuro fondo
Los hilos enredados de un collar.
Sus arqueados cintillos de esmeralda,
Forman grutas do no penetrar el sol,
Como el toldo de mimbres y de palmas
Que Lucina tejió para Endimión.
Reclinado a su sombra cuántas veces
Vi mi casa a lo lejos blanquear,
Paloma oculta entre el ramaje verde,
Oveja solitaria en el gramal.
De su techo bronceado se eleva
El humor tenue en espiral azul…
El sueño que forjaba entonces el alma
Fresca la guarda al memoria aún…
Porfirio Barba Jacob
(Seudónimo de Miguel Ángel Osorio). (Santa Rosa de Osos, julio 1883 – Mejico, enero 1942. Maestro de escuela, periodista, ensayista, poeta.
Este poeta que fue conocido primero por los seudónimos de Maín Ximénez y Ricardo Arenales, nació en Santa Rosa de Osos en el hogar de Antonio María Osorio y Pastora Benítez y paso su infancia en el municipio de Angostura junto a sus abuelos paternos. A los doce años inició su recorrido por varias ciudades del país. En el año de 1906, cuando muere su abuelo, parte a la ciudad de Barranquilla y más adelante va a Centro América, Cuba y Estados Unidos para establecerse definitivamente en la ciudad de México donde murió de tuberculosis en 1942.
Su obra poética que no excede las cien obras fue compuesta entre 1906, año en el que partió de Antioquia, y 1927. Sus primeros poemas, que hicieron parte de Compañía Florida donde apareció la canción de la vida profunda los escribió en Barranquilla. En sus poemas refleja una vida de angustias, situaciones económicas que iban de la estrechez a la bonanza y de los desengaños y alegorías que hacen de la suya una creación lírica ya que solo canta sus sentimientos.
CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA (fragmento)
Hay días que somo tan móviles, tan móviles,
Como las lesas briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe…
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar…
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
Como en abril el campo, que tiembla de pasión
Bajo el influjo próvido de espirituales lluvias
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
Como la entraña obscura de obscuro pedernal
La noche nos sorprende; con sus profusas lámparas,
En rútilas monedas tasando el bien y el mal.
Obras: La tristeza del camino, Campaña florida, El terremoto del Salvador, canciones y elegías, Rosas, Negras, Canción de la vida profunda, Parábola del retorno, entre otras.
PARABOLA DEL RETORNO (fragmento)
Señora, buenos días; señor, muy buenos días…
Decidme, ¿es esta la granja la que fue de Ricard?
¿No estuvo recatada bajo frondas umbrías?
¿No estuvo un naranjero, y un sauce, y un palmar?
El viejo huertecito de perfumadas grutas
Donde íbamos… donde iban los niños a jugar,
¿No tiene ahora nidos y pájaros y frutas?
Señora, y ¿Quién recoge los gajos del pomar?
Decidme, ¿ha mucho tiempo que se arruinó el molino
Y que perdió sus muros, su acequia, su pajar?
Las hierbas, ya crecidas, ocultan el camino.
¿De quién son esas fábricas? ¿Quién hizo puente real?
Leon de Greiff
(Medellín, julio de 1895 – Bogotá, julio de 1976) poeta, estadígrafo, diplomático, fundador y director de la revista Panida.
Obras: Tergiversaciones de Leo Legris – Matías Aldecoa y Gaspar; Prosas de Gaspar Variaciones alrededor de nada; Prosas de Gaspar primera suite; Nova et vetera, entre otras.
RELATO DE SERGIO STEPANSKY (fragmento)
Cambio mi vida por lámparas viejas
O por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil;
-Por lo más anodino, por lo más obvio,
Por lo más fútil-;
Por los colgajos que se guinda en las orejas la simiesca mulata,
La terracota Nubia,
La pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia,
O por la espada de sigmundo,
O por el mundo
Que tenía en los dedos Carlomagno: -para echar a rodar la bola…
Edgar Poe Restrepo
De Abril de 1919 a Noviembre de 1942 en la ciudad de Medellín. Abogado y poeta considerado la más alta voz lírica de su época a pesar de la brevedad de su actividad creadora. Hijo del también poeta Abel Farina.
Obra: Víspera del llanto.
TRES ELEGIAS Y UNA CANCIÓN DE SOLEDAD (fragmento)
Arrancaré mis ojos que irán por el espacio como dos naves trémulas horadando el azur.
Ojos que tenuemente tus delicias copiaron: tu cuerpo, prisma atónito, fuente de toda luz.
Ya las dos caracolas que captaron tus voces en acérrimos ecos y en marinos naufragios, de las ánforas ciegas de paisajes en bruma colmarelas, y en ellas vibrará tu silencio (…)
Y troncharé mis frágiles y sensitivas manos
Que al estrechar tus manos eran como un lucero (…)
Y cual ebrio marino que entre risas y cantos salta la borda y bebe hasta el mismo oceáno.
Ciro Mendia
(Seudónimo de Carlos Mejía Angel)
Caldas, Mayo 1894 – La Ceja, Octubre 1979, poeta, comediógrafo, novelista y ensayista. Colaborador de El Espectador y las principales revistas literarias.
Obras: Sor Miseria, Nocturnos, Como el vino de la cántara, El libro sin nombre, Ímpetu, Lámpara de piedra, Caballito de siete colores, entre otras.
LOS MALOS AMIGOS
Lastimaron mi alma y mis cabellos,
Estos de la amistad simples gazapos.
Me desgarraron los humildes trapos,
Infamaron mi voz con sus resuellos.
Quedaron en mi carne marcas, sellos,
Cuando estos notables gusarapos
Me tiraron la leche de los sapos,
Mis bellos sapos de planchados cuellos.
Se hincharon de egoísmo y duro viento,
Subieron a su torre de cemento
Y desde allí me lanzan dardos, puyas.
Con mis pies les mostré sendas doradas,
Los honré con mis manos desoladas
Y me dieron patadas con las suyas.
Leon Zafir
(Seudónimo de Pablo Emilio Restrepo López)
Anorí, 1905 – Medellín, 1964
Poeta y periodista, fundador de la sociedad Antioqueña de Autores, Diputado a la Asamblea Departamental, Miembro de la Comisión Nacional del Folclor, Colaborador de “El Diario” y del “Heraldo de Antioquia”.
Obras: El millonario paupérrimo; Luna sobre el monte; La leyenda de Yhabur; Pastor Domicó, Judío estúpido; entre otras.
TIERRA LABRANTIA (fragmento)
Abierta a golpes de la mano mía,
Tengo la plenitud de la montaña.
Una faja de tierra labrantía
Y levantada al fondo de mi cabaña.
Bajo el alero arrullan las palomas,
Trinan al viento pájaros cordiales
Y al predio familiar colman de aromas
Los naranjos en flor y los rosales.
Pero haces falta tú, novia lejana,
Para alegrar los huertos familiares,
Cultivar el rosal en las mañanas
Y en las tardes cuidar los colmenares.
Carlos Castro Saavedra
De agosto de 1924 a Agosto de 1989. Periodista y poeta.
Obras: Fusiles y luceros; Mi llanto por Manolete; Despierta, joven; Sonetos del amor y de la muerte; Historia de un jaulero; Aquí nacen caminos; Cartilla popular; El libro de los niños; Adán Ceniza; Donde canta la rana; Caminos y montañas; El buque de los enamorados.
LOS DONES ILIMITADOS
Mientras hay trincheras, mientras haya
Gente sin pan, sin lecho, sin camisa,
Será pobre mi amor, triste mi risa
Y mis triunfos espuma de batalla.
Mi júbilo no pasa de la raya
Donde no desvanece la sonrisa
Del marino que pierde hasta la brisa
Para llevar su buque hasta la playa.
Ni siquiera los brazos que más amo,
Con su felicidad, con su reclamo,
Podrán sacar mi rostro de la guerra,
Mientras el trigo, claro como el oro,
No derrame sus granos, sus tesoros,
Sobre todo los pobres de la tierra.
Jorge Robledo Ortiz
Santa Fe de Antioquia, 1917 – Medellín 1990.
Poeta y diplomático, conocido como el Poeta de la Raza.
Obras: Casa de los abuelos, Oración del arriero, Raíces de raza, Dinastía, Siquiera se murieron los abuelos, Francisco, Barro de Arriería.
EL PAISA
Soy antioqueño. Visto de alpargatas,
Carriel de nutria y ruana montañera;
Tengo para el amor las serenatas
Y para los rivales mi barbera.
Ningún bambuco de mi guitarra escapa,
Y en noches de jolgorio y de aguardiente,
Sólo respeto lo que diga el papa
Y tuteo hasta al mismo presidente.
Miro la vida con desdén profundo,
Y es para mi tan chiquito el mundo
Que voy a pie de Guarne hasta el Japón.
A nadie envidio. Quiero a una morena,
Me emborracho cuando hay alguna pena,
Y llevo a Antioquia sobre el corazón.