La primera versión de la Fiesta de las Flores de la cual se tiene noticia se remite a mayo de 1912. En esta época se realizaban en la ciudad torneos poéticos sobre la Virgen y sobre la primavera, y en hogares, colegios e iglesias se elaboraban altares, profusamente adornados con flores; todo culminaba con un fastuoso baile de gala en el deslumbrante Salón Dorado del Club Unión, situado en la simbólica carrera Junín, donde se coronaba a la “Señorita Orquídea”.
En esta dramaturgia social fueron célebres los jolgorios callejeros, a cargo de los estudiantes universitarios, que llegaron a adquirir visos de un ruidoso carnaval. Hubo entonces, por muchos años, desfiles de carros alegóricos, mascaradas y comparsas callejeras, y el permiso de “poner el mundo al revés” por la gracia de un decreto del gobernador de turno, mediante bromas, sátiras y burlas a la autoridad y a las instituciones. Algunos excesos llevaron a prohibir estas festividades durante más de dos décadas, hasta que surgió la idea de una “Fiesta de la Antioqueñidad” que fuese tanto una expresión del civismo, como una manifestación de la prosperidad y laboriosidad paisas. Así retornó la Fiesta de las Flores, cuando Medellín ya era reconocida, por mérito de los concursos de los clubes de jardinería, como la “Ciudad de las Flores” y la “Capital Mundial de las Orquídeas”. La exportación de flores era un hecho desde fines de la década de los años treinta: jardines y viveros de la región despachaban cargamentos de flores, vía aérea, con destino a Panamá, las Antillas, Florida y Nueva York.
Para 1964 se llamó ‘Feria de las Flores y de los Textiles’. Incluyó un reinado de belleza y el gran concurso floral; además, una exhibición del potencial industrial y comercial de la ciudad. Desde ese año, la Feria de las Flores fue trasladada para el mes de agosto, haciéndola coincidir con la celebración de la Independencia de Antioquia. Desde sus inicios, esta celebración ha variado su condición de fiesta a feria, y durante las dos últimas décadas se ha mantenido con el nombre de Feria de las Flores. Ésta ha sido textil, industrial, agropecuaria, equina o ganadera; y ha convocado reinados de belleza de carácter local, regional, nacional e internacional, transformados ahora en el ‘Concurso Femenino de Talentos’. Actualmente, la Feria de las Flores, con su variada programación, logra una increíble afluencia de Resulta difícil hallar algún rincón de la metrópoli ajeno a la avalancha de festejos y a las multitudes que transitan al encuentro de la diversión, al disfrute de los espacios públicos, a los concurridos tablados musicales y a los variados desfiles: de ‘Chivas y Flores’, de ‘Autos Clásicos y Antiguos ’, de la gigantesca ‘Cabalgata’, de los ‘Silleteritos del barrio La Floresta’ y, como remate culminante, el fabuloso ‘Desfile de Silleteros’, que prolonga el entusiasmo colectivo con este emocionante espectáculo visual de arreglos florales como cierre del calendario de los festejos feriales. |