Las siguientes notas son extraídas del libro De los judíos en la historia de Colombia, escrito por el exministro de estado Dr. Daniel Mesa Bernal (1921-1993).
Ese libro evidencia como aparecen los de sangre hebrea participando en la política, la industria bancaria, la música, las matemáticas, la literatura, la astronomía, el ajedrez y cuanta actividad ha tenido que ver en la formación del estado colombiano.
LOS PAISAS: Raza de judíos, de vascos, de moriscos, de gitanos? Empecemos por aclarar que es un error antropológico y sociológico hablar de la existencia de una raza atribuida a estos patronímicos, y más en Antioquia, en donde desde tempranos años de la conquista se registró un activo mestizaje entre inmigrantes de diferentes regiones de España y de éstos con los negros, traídos para la explotación minera, que fue el móvil principal de la empresa descubridora y colonizadora en todos los ámbitos cordilleranos de lo que es hoy Colombia.
La herencia judía de los paísas no es de origen biológico, sino el resultado de un proceso educativo, que se inicia prácticamente desde la primera infancia y se transmite de generación en generación, un legado que a todos, sin distingo de clases enorgullece y estimula, por los logros de progreso y civilización conseguidos por una comunidad que en un momento determinado de su historia recibió también el impulso estimulante de una decisión política de sus mandatarios, que le señalaron afortunadas rutas de progreso.
Muchos Judíos llegados a Colombia ocultaban su origen para huir de la Inquisición que perseguía todo lo que “oliera” a judaísmo. Esta en 212 años de funcionamiento sólo llevó a la hoguera a dos judíos y procesó a unos 83 judíos marranos (conversos cristianos que judaizaban ocultamente) en américa.
Desde 1513 vivían judíos conversos en Santa María de la Antigua en Urabá. En las Indias (América) los cristianos viejos protegían a los conversos, pues éstos, como mercaderes, abastecían a la población vendiendo a bajo precio los productos, frecuentemente fruto del contrabando; éste y el miedo a que el reino fuera invadido por otra potencia (los ingleses) eran los aspectos que inquietaban y que causaban más zozobra a la corona española.
Urabá, Santa Marta, Cartagena, Mompox y Riohacha fueron centros de importantes núcleos de judíos.
HOSTILIDAD CONTRA LOS ANTIOQUEÑOS
La montaña (Antioquia y Caldas) no estaba integrada al territorio nacional, era un mundo aparte con gentes y costumbres diferentes.
Debido a la expansión de las invesiones antioqueñas en el país en la década de 1840 (los magnates Montoya, Escobar, Arrublas, Santamaría, etc.), afloraron comentarios sobre el semitismo en la Montaña.
En 1844 el periódico El Día se refería a los antioqueños así: veis a esos solícitos y activos usureros, de rostro hebraico y corazón empedernido, amigos de su convivencia y enemigos de la ajena, incapaces de complacer a nadie, ni aun a su misma familia. Pues reparadlos bien y apostad mil contra uno que descienden por línea recta de los miembros de esa raza deicida que perseguidos por Felipe II, vinieron de polizones a América ocultando su nombre verdadero y su origen, y cuyos descendientes son hoy el tormento de cuantos individuos … . Estas palabras sin duda iban dirigidas a los habitantes de la Montaña, los únicos a quienes trataban de judíos.
La hostilidad se presentaba en el gobierno central, en los notables de Bogotá, en la Costa Atlántica, el Cauca y los Santanderes. El Paisa, por humilde que fuera, no era bien visto; la fundación de la ciudad de Pereira se debió en buena parte al trato desobligante que recibían en Cartago los arrieros de la Montaña y la sociedad bogotana, con sorna, se refería al pueblo antioqueño como a la decimotercera tribu de Israel.
Al antioqueño se le comparaba, en su personalidad, con los sefarditas conversos (judíos), a quienes no se les reconoció su capacidad política guerrera y que para algunos fue la causa de perdición en España. La hostilidad contra los antioqueños era por su poder económico y financiero, por su agresividad en los negocios, porque eran prestamistas de Colombia y se sentían superiores a los habitantes de las otras regiones del país.
El gran poeta paisa Porfirio Barba Jacob dice en el poema Fragemntos prologales:
Soy de la raza judaica,
Gran productora de melancolía,
Según expresión de Ortega y Gasset,
Y vivo como un gentil que no espera ningún Mesías ….
La numerosa toponimia (estudio del nombre de las ciudades) antioqueña está repleta de nombres de ciudades de Israel y países arabes: Cartago, Antioquía de Siria, Alejandría, Armenia, Belén, Betania, Betulia, Damasco, Líbano, Filadelfia, Jericó, Jordán, La Tebaida, Mesopotamia, Palestina, Salamina, Samaria, Tabor, Tarso, Támesis, etc..
Por pura coincidencia parece que la palabra MEDELLÍN se relaciona con el pueblo de Israel y con la vida de los hermanos Macabeos. Los españoles dieron el nombre de Medellín para recordar al Conde Pedro Portocarrero y Luna. Este Conde era descendiente del judío Ruy Capón, quién trabajó para la reina Urraca y que figura en el Tizón de la nobleza española. El poblado de San Lorenzo (barrio El Poblado), que hoy forma parte de la ciudad de Medellín, es tan antiguo que algunos autores piensan que allí se fundó la capital de Antioquia; otros aseguran que fue en el sitio de Aná; lo extraño es que hasta hace poco a los habitantes de El Poblado los denominaban los israelitas.
Los nombres israelitas de personas: Abraham, Ana, Andrés, Benjamín, Daniel, David, Felipe, Gabriel, José, Ismael, Lázaro, Lía, Magdalena, Martha, Miriam, Raquel, Olga, Ruth, Noemí, Rebeca, Rubén, Ester, Isabel, Judith, Samuel, Santiago, Sara, Susana, etc..
La lista de apellidos judíos sefarditas existentes en Antioquia es muy grande, menciono algunos como ejemplo: Acevedo, Acosta, Alarcón, Álvarez, Ángel, Arboleda, Arias, Barragán, Bello, Burgos, Caballero, Calderón, Carmona, Castaño, Castro, Delgado, Del Valle, Duque, Herrera, Escobar, Espinosa, Fajardo, Fernández, Flores, Fonseca, Franco, Hurtado, García, Jiménez, Gómez, González, Gutiérrez, Hernández, López, Luna, Medina, Mejía (Mexía), Mendoza, Mesa, Molina, Montoya, Morales, Moreno, Muñoz, Navarro, Ortega, Ortiz, Osorio, Pardo, Pérez, Pineda, Ramírez, Ramos, Reyes, Rico, Ríos, Rodríguez, Rojas, Ruiz, Salazar, Samper, Sánchez, Santa Cruz, Santa María, Santos, Sierra, Soto, Suárez, Toledo, Torres, Uriburo, Valencia, Vargas, Vásquez, Vega, Vergara, Vidal, Vieira, Vives, Zapata, etc..
El apellido De La Calle hace referencia a los judíos; se cree que así llamaban a los que vivían en la calle de los hebreos.
LA NOBLEZA ESPAÑOLA TIENE SANGRE JUDÍA
Antes del siglo XV nadie se escandalizaba en España de tener origen judío y llevar un apellido que caracterizada su origen; las uniones entre cristianos viejos y judíos no eran extrañas en la clase media y las más ilustres familias llevaban sangre hebrea (judía). Las causas para que se realizaran estos matrimonios eran diversas; los nobles empobrecidos buscaban judías rica, otros eran atraídos por la belleza de sus mujeres y los hebreos para evitar que los persiguieran se casaban con cristianas, pero fue la conversión forzada de los judíos lo que facilitó estas uniones. Así fue como las antiguas noblezas de Castilla y Aragón y Portugal se impregnaron de sangre judía, por el matrimonio de nobles arruinados con las hijas de opulentos judíos recién convertidos; sobre esto pueden encontrarse curiosos detalles en el Tizón de España.
A este respecto se comenta la anécdota del Marqués de Pombal, que da idea de la mezcla que se presentaba en Portugal:
Cuando José I, empujado por el gran inquisidor, quiso obligar a los judíos a usar sombrero amarillo, el ministro se presentó con el decreto para la firma y tres sombreros amarillos debajo del brazo. “Que lleváis ahí?”, preguntó el rey. “Obedezco las órdenes de Vuestra Majestad: he adquirido mi sombrero amarillo”. “Y los otros?” “Este para el gran inquisidor y este otro para Vuestra Majestad, a menos que Vuestra Majestad no se sitúe por encima de sus propias leyes”. El edicto no fue firmado. Pombal hizo más; destruyó el registro que contenía los nombres de los judíos marranos e impulsó a los nobles no judaizados a casarse con los que ya lo estaban, para que ninguno pudiera vanagloriarse de valer más que su rey. Algunos prefirieron perder sus privilegios antes que obedecer.
A fines del siglo XV la situación varió, aparecen alusiones infamatorias contras las personas de origen judío, se conocen varias poesías y las Coplas del provincial, que en forma denigrante tratan del origen hebreo de personas y familias.
COSTUMBRES JUDÍAS CONVERSAS EN LOS ANTIOQUEÑOS
LA MOVILIDAD GEOGRAFICA: Los judíos y antioqueños son negociantes y andariegos. El carácter de errabundo está asociado a la creencia de que en otro medio pueden adquirir mayor bienestar y obtener medios económicos.
PASIÓN POR EL JUEGO: El israelita durante todas las épocas ha tenido pasión por el juego. Los dados, las cartas, el lápiz corretón, la ruleta, la tabla, el chance, en fin, todas las formas de ganar o de perder las adora el antioqueño.
OSTENTACIÓN Y EXAGERACIÓN: El judío es austero y al mismo tiempo ostentoso y exagerado, quiere que todo lo suyo sea más grande y mejor, emulando frecuentemente con la vivienda, ropa, joyas, cosméticos y movilidad, entre otros. El antioqueño es ostentoso más que todo cuando se refiere a su gente y la exageración es tan frecuente entre el pueblo que constituye el estereotipo del paisa, de allí que sea la base del chiste.
LOCUACIDAD Y EXTROVERSIÓN: Según Luis López de Mesa, el paisa acciona abundantemente, y lo mismo dice Ieshoshua Faigon de los judíos.
SUPERSTICIÓN Y BRUJERÍA: El judío español era supersticioso; los judíos conversos creían en fantasmas, duendes y aparecidos. Según ello, las brujas se reunían para acordar los males que iban a ejecutar. Juan de Dios Restrepo decía que el antioqueño es supersticioso y multiplicó los malos espíritus y fantasmas que causaban infortunio al pueblo. Para los judíos conversos y los antioqueños la oración fue el medio indicado para espantar a estos seres malignos.
REGIONALISMO: Una de las características que se anotan de los judíos sefarditas era que vivían orgullosos de su origen español, caracterizándose porque formaban grupos según las provincias. El antioqueño ama a su tierra y a su gente; por esta razón le tachan de regionalista, por su actitud de preponderancia política frente a las otras regiones del país.
OTRAS COSTUMBRES SIMILARES: La fiestas de las luces (Janucá) y la festividad de la Inmaculada Concepción en Antioquia; La Pascua de las Cabañas (Sucot) y la Navidad en la Montañab (Antioquia); El Día del Perdón, día grande de la expiación o Yom Kipur y la Semana Santa en Antioquia; La Pascua del Cordero o de los panes ácimos (Pesaj) y algunas costumbres en la Montaña; La festividad del sábado de los judíos.
La interjección Ave María, de tanto uso entre los antioqueños, pudo tener origen guerrero y no sólo era expresión de los judíos conversos pues los judíos de la pampa argentina la usaban a fines del siglo XIX.
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Y hay mucho mas sobre este tema de los judíos en Antioquia. Si quiere aprender más acerca de ello le aconsejo consultar el libro del Doctor Daniel Mesa Bernal: De los Judíos en la Historia de Colombia.