Por ARMANDO NEIRA / EL TIEMPO
En el 2017, la Administración del Seguro Social de EE. UU. envió 6.704 cheques de retiro a Colombia.
Nancy Kiernan vivía en el estado de Maine. Es administradora de salud y tras jubilarse viajó a Medellín en mayo de 2012.
De un tiempo para acá, la calle 10 de El Poblado tiene nuevos transeúntes de singular estilo: camiseta, bermudas, sandalias, en ellos; y vestidos estampados, de material ligero, en ellas. Radiantes se dan baños del tibio sol mañanero. Contrario a la romería de jóvenes, que en las noches, avanza por la misma vía al parque Lleras.
Son pensionados norteamericanos que eligieron a Medellín como epicentro de disfrute. La misma ciudad a la que le robaron el nombre para otorgárselo a una poderosa y despiadada organización delictiva, el cartel de Medellín, es ahora un anhelado jardín del Edén. En los albores los años 90, la capital de Antioquia padecía una tasa de homicidios superior a 300 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del planeta en ese momento. Por si fuera poco, 282.000 personas malvivían en la pobreza extrema.
Hoy, idílicas imágenes de sus parques y alrededores ilustran los portales para pensionados y de información económica. ‘Medellín: la ciudad que domó a la violencia’, resumió la revista Forbes al hablar de esta vuelta de página. “De la capital mundial de los homicidios, a un paraíso para los jubilados”, tituló, por su parte, hace unos días ‘Miami Herald’, el influyente periódico del estado de Florida, donde los pensionados norteamericanos se disputan un espacio.
“En 2017, la Administración del Seguro Social de EE. UU. envió 6.704 cheques de retiro a Colombia, un aumento de 85 por ciento en comparación con el 2010. y más que a cualquier otro país latinoamericano, con la excepción de México”, escribió el rotativo.
“Aunque esa cifra no cuenta toda la historia –no incluye a los que están retirados pero no han cumplido la edad para recibir beneficios de la seguridad social, ni a los que hacen que les depositen sus beneficios en cuentas en Estados Unidos–, sí ofrece un vistazo a la creciente popularidad de Colombia entre los retirados estadounidenses”, explicó el periodista Jim Wyss, autor del reportaje.
Brad Hinkelman es un inversionista canadiense que se vino a Colombia hace una década porque vio una ventana abierta para las oportunidades. Hace cinco años fundó la firma Casacol, que facilita la inversión extranjera en propiedad raíz en Colombia. ¿Qué puntos de la geografía del país son atractivos para los pensionados estadounidenses? “En primer lugar, Medellín”, responde. “Luego, el Eje Cafetero y últimamente Santa Marta. Estos tres son los destinos más populares para los pensionados de fuera”, responde.
¿Qué puntos de la geografía del país son atractivos para los pensionados estadounidenses? ‘En primer lugar, Medellín’, responde. ‘Luego, el Eje Cafetero y últimamente Santa Marta’
“De hecho, Colombia, después de México, tiene más americanos registrados con seguridad social que cualquier otro país en Latinoamérica”, ratifica. Pero ¿por qué? “Este país tiene la receta perfecta para un extranjero jubilado”, dice Hinkelman. “Medellín, en particular, y Antioquia, en general, gozan de un clima templado, el sistema de salud es de alta calidad y accesible económicamente. Por si fuera poco, Colombia está mostrando un alto desarrollo en muchos temas de calidad de vida, como gastronomía, oferta de cultura y ecoturismo”, asegura.
Con las estadísticas de su firma, precisa que esta naciente ola migratoria no es exclusiva solo de estadounidenses. “Tenemos personas de otras partes del mundo, en especial canadienses, franceses y holandeses”, asegura. Explica además que aquí cobra vigencia la frase popular de que los arboles no dejan ver el bosque. Mientras que, para la mayoría, las montañas, las flores, el sol forman parte habitual del paisaje, los pensionados ven en este conjunto una bendición. “Muchos aquí no dimensionan lo realmente duro que es soportar un invierno en los países del norte”, dice. La temporada invernal es ideal para las postales, pero no para hacerle frente día a día, y menos cuando las fuerzas físicas van en declive. Aquí, en cambio, es real aquello de la ‘ciudad de la eterna primavera’.
Nancy Kiernan es estadounidense. Vivía en el estado de Maine, al que cambió por Medellín, en mayo de 2012. Es administradora de salud, jubilada y corresponsal en Colombia de la revista ‘International Living’. “Durante los últimos años, más y más personas de Estados Unidos han decidido vivir fuera de su país cuando están jubiladas, y Medellín tiene muchas cosas que ellos quieren tener”, cuenta. Su medio cada año hace una clasificación de los países para vivir. “Para 2018, Colombia se clasificó en el número sexto en el mundo como un país para jubilarse”, dice.
‘Miami Herald’ recogió el testimonio de Cindy Crawford Thomas mientras se tomaba un capuchino en un concurrido café en una calle arbolada de Medellín. “La decisión de abandonar la Florida fue fácil”, contó la exmaestra de secundaria de Coral Springs, porque “el ritmo de vida es demasiado frenético. Uno apenas conoce a los vecinos. Mucha gente, pero nada de comunidad”.
En cambio, le dijo a ese diario, en Medellín, ella y su esposo, David, encuentran una ciudad “acogedora y cosmopolita donde el alquiler de la vivienda es barato, el tiempo es agradable y los servicios médicos son de primera clase”. Incluso, añadió, aquí “de muchas formas se sienten más seguros que en Florida”.
Desde la sede de la alcaldía expresan su satisfacción por esta nueva realidad. Medellín, a lo largo de su historia, ha demostrado la capacidad para superar los obstáculos, seguir adelante y transformarse. Juliana Cardona Quirós, subsecretaria de Turismo, lo explica: “La llegada masiva de visitantes refleja una realidad en la ciudad que hasta hace 20 años era muy diferente. Hoy, en el mundo se enamoran de la alegría y calidez de nuestra gente”.
Según el Dane, Medellín tiene hoy 2’508.452 habitantes, y si bien no hay una estadística precisa del número de extranjeros, la percepción es que va en aumento. Según las cifras presentadas por el Sistema de Indicadores Turísticos de Medellín y Antioquia (Situr), en 2017 llegaron a Medellín 735.570 visitantes, de los cuales 368.350 fueron extranjeros. En 2017 hubo 92 eventos internacionales, que dejaron a la ciudad 17,6 millones de dólares. Hace diez años había solo 15 encuentros de esta magnitud. Es un crecimiento del 500 por ciento.
Con los brazos abiertos
El alcalde Federico Gutiérrez cree que “las personas jubiladas, especialmente procedentes de Estados Unidos, encuentran en Medellín una ciudad acogedora que los recibe con los brazos abiertos”. El burgomaestre pone el énfasis en la palabra ‘vida’. “Para nosotros es muy importante garantizar el bienestar y la calidad de vida para la gente, nos gusta que vivan bien”, asegura.
Este panorama muestra, sin embargo, obstáculos. El inglés, por ejemplo, sigue siendo muy deficiente. Kiernan dice que eso frena a muchas personas a la hora de venir. “En mi caso, aprendí español porque quería vivir aquí. Al principio, por el idioma fue difícil hacer cosas esenciales como abrir cuentas bancarias o citas médicas”.
Hinkelman menciona un hecho tributario que desalienta a los potenciales pensionados que están pensando dónde vivir. “Los extranjeros, explica, tienen inquietud de ir a gastar más de 183 días al año porque al hacerlo, automáticamente se convierten en residentes fiscales, y todos sus activos son sujetos a impuestos”, dice él. “En este sentido, Panamá y Ecuador son mucho más amigables que Colombia”. Por eso, según él, la “gran mayoría pasan en Colombia temporadas que usualmente coinciden con los meses de crudo invierno o de ardiente verano en Estados Unidos”. Vienen a disfrutar del agradable y eterno verdor de la primavera. Luego regresan a sus países de origen.
De cualquier manera, el hecho de que Medellín y sus alrededores se están convirtiendo en un imán para los extranjeros mayores, tras esos perturbadores años de violencia, es un acto de justicia poética.
ARMANDO NEIRA
EL TIEMPO