Medellín: la ciudad que venció a la violencia

La capital del departamento de Antioquia está enclavada en el valle de Aburrá. En décadas anteriores su historia estuvo vinculada con la del narcotráfico. Hoy emerge como una ciudad hermosa y vital

En la Plaza Botero verás algunas esculturas del artista Fernando Botero, también podrás visitar el Museo de Antioquia, el más importante de Medellí. (Foto: marcopolos21.com )

Lunes 19 de noviembre de 2012GDA/El Comercio/Perú | El Universal17:50

Hace mucho que Medellín dejó de ser una ciudad con mala fama. Mi viejo y leal amigo Edward Jaramillo, paisa de pura cepa, se ofendía cada vez que salía de viaje y algún impertinente le pedía que, para la próxima, le trajera un ‘paquetito’ de regalo. Medellín, como él dice, siempre fue más que un vicio y así lo demuestra la maravillosa historia, su gente.

Desde que uno aterriza se topa con ese panorama propio de la montaña: verde, paz, vida. En medio de la naturaleza, incrustada en el valle, emerge Medellín. Allí destacan sus casitas multicolores, su río imponente y sus edificios uniformados de ladrillo. Las calles suben interminables por las colinas y las motos avanzan cual ejército de hormigas, con la salvedad de que todos van con casco y chalecos fosforescentes.

Para llegar a los sitios programados en su agenda es muy fácil: te consigues una guía de turismo o un mapa o te acercas a cualquier persona, cualquiera, y le preguntas dónde queda tal dirección. Así puede toparse con Cruzana Castaño, quien no contenta con dibujar un mapa exacto en el aire para indicarme cómo llegar a una librería decidió llevarme. Así son los paisas: generosos y educados, siempre amables.

 

DE PASEOS Y OTROS
Un paisa que se respete lo llevará de día a pasear y de noche a bailar. Por eso es bueno levantarse con pilas. La Plaza Botero será un punto de encuentro más que obligado. Aquí no solo verá las enormes y redondas figuras del artista Fernando Botero, sino que también podrá visitar el Museo de Antioquia, el más importante de Medellín.

Imposible no darse una vuelta por el Parque Berrío, el epicentro de la ciudad, a pocas cuadras de las robustas estatuas de Botero. Aquí está la tradicional Basílica de la Candelaria, monumento que se empezó a construir en 1680 y, muy cerca, está el Parque Bolívar, otro encantador lugar para visitar.

Luego trasládese a la Plaza de Cisneros, donde se encuentra la Biblioteca EPM (Empresa Pública de Medellín), una bella construcción donde se custodia gran parte de la historia de la ciudad. En esta singular plaza, adornada por 300 postes y más de 2 mil reflectores, también destacan dos inmuebles tradicionales como son los edificios Vásquez y Carré.

 

LA OTRA RUTA
Al paseo cultural se le tiene que sumar una agenda alternativa para visitar el Jardín Botánico el Paseo Junín; la comuna de El Poblado y su Parque Llerras, epicentro de las fiestas paisa con su exclusiva Zona Rosa. Un tiempo para tomarse unos guaros antioqueños (no hay condición social ni lugar que valga para tomar este aguardiente; le recomendamos el Salón Málaga, en carrera 51 Bolívar) y para ir al Pueblito Paisa, una réplica de la aldea rural donde conocerá un poco más de la idiosincrasia local y comer una espléndida bandeja paisa.

No se puede ir de Medellín sin viajar en el Metrocable. La experiencia de moverse en este funicular, que forma parte del transporte público de la ciudad, es increíble. En cabina de 10 personas se sube y baja, y en ese lapso se puede descansar en una de las paradas y visitar, por ejemplo, la Biblioteca España, una obra impresionante: se convocó a un concurso internacional de diseño para hacer varias bibliotecas en zonas específicas de la ciudad, siendo una de las zonas el Cerro Santo Domingo.

Con ello, recuperaron espacios tomados por la violencia y los llenaron de cultura. Simplemente, maravilloso. Por eso y por su gente y sus rincones, por su riqueza cultural visite Medellín y sea feliz.