La trova surgió como un género de música latinoamericana que buscaba crear sonidos originales y sobre todo una música propia para formar una identidad, esto fue a finales la década de los 40´s, el género fue rápidamente sustituido por un segundo movimiento: el feeling, que tenía mayor aceptación por parte del público al ser un poco mas comercial y contar con melodías y armonías mas atrevidas con una notable influencia de la música norteamericana, una de las razones por las cuales tuvo mayor impacto este segundo momento de la trova fue que sus exponentes le tomaron gran importancia a la interacción con el público haciéndolo parte del espectáculo.
Después llegó la llamada “nueva trova” en Cuba, en la década de los 60´s, con exponentes como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Santiago Feliú, la principal aportación de esta nueva generación fue el hecho de que se comenzaban a denunciar injusticias sociales de una manera inequívoca pero sutil, una de las frases de mayor impacto para los trovadores de la época la dijo Silvio Rodríguez: “Un Trovador es un poeta con guitarra” determinando así que el la letra de las canciones era tan importante como la música, y que ambas debían ser de calidad.
A partir de ese momento comenzaron a surgir exponentes en todo el mundo, siendo siempre los cubanos los más reconocidos a excepción de Luis Eduardo Aute (español) y León Gieco (argentino).
En México el movimiento comenzó a cobrar fuerza con Alberto Escobar como exponente nacional y Carlos Díaz “Caíto” intérprete y cantautor argentino que se encargó de difundir la música de autores de habla hispana de todo el mundo a través de la república abriendo brecha para los trovadores que habrían de venir, su mención es importante pues antes de su muerte en el 2004, fue reconocido por los mayores exponentes actuales de la trova.
El verdadero auge del movimiento en México vendría hasta la década de los 90´s con personajes como Fernando Delgadillo, Alejandro González alias “Alejandro Filio” y el dueto Mexicanto, en estos momentos podemos hablar de la desaparición de la trova original e incluso de la nueva trova, esto es en cuestiones de técnica, ya que el espíritu de protesta aún prevalecía, el cambio se dio en la manera de tocar la música.
Y es que la trova dejó de ser un género para convertirse precisamente en un movimiento donde el músico, ahora llamado cantautor elegía cualquier género (rock, pop, baladas, rancheras, etc) y le imprimía su toque personal con una letra de alto contenido social, así pues, nace la trova informal (Fernando Delgadillo), la trova rock o rock trovado (con influencias de Rodrigo “Rockdrigo” González de finales de los 70´s), la trova pop (Alejandro Santiago), la trova ranchera y muchos otros estilos dependiendo del artista.
Y el cambio continuaría, ya que en los mismos escenarios donde antes se presentaban solamente cantantes (autores o intérpretes) se comenzaron a presentar poetas y los denominados “choreros” o “neopregoneros” que ya fuera por preferencia o por falta de dominio musical transmitían sus escritos de manera hablada, conservando siempre el ideal ya antes mencionado, siendo Rodrigo Solís y Edel Juárez los principales exponentes de esta última modificación.