Una paisa busca la cura del Sida

ana maria begleEsta médica fue reconocida por ser una de los 100 colombianos que se resaltan en el mundo.
Por SERGIO A. NARANJO M. | ELCOLOMBIANO.COM Publicado el 30 de diciembre de 2012
Ana María Béglé Pineda, una paisa “a morir”, es una de las colombianas que salió del país “por amor” y hoy es una de las médicas más reconocidas en Suiza por su lucha contra el VIH/Sida.
Su acento delata su origen, lejos de desaparecer por los idiomas que ha conocido y aprendido, se le siente como si hubiera salido apenas ayer de Medellín y estuviera de vacaciones.

Cuenta que se enamoró de un suizo y se fue para Europa, vivió en Francia, luego en Alemania y finalmente aterrizó en Suiza, donde hoy reside, en Lausana.

Sabe lo que es salir de un país tildado de muchas formas y adjetivos, pero a pesar de eso, nunca ha dejado su nacionalidad y todos los días les recalca a sus hijos que son mitad suizos y mitad colombianos.

Por amor arrancó de cero
Ana María hace parte del libro con el que Marca País distinguió la labor de 100 colombianos en el exterior. Pero no se le ha subido a la cabeza.Su vida ha sido de trabajo en su profesión y de búsqueda de su más grande sueño: ser mamá.
“Desde que era pequeña quería ser médica, desde los siete años trabajé con la Cruz Roja y era la primera que salía a llevar a la enfermería a la compañera que tuviera mareo, pero a la par quería ser mamá, ese era mi sueño”.

Se graduó de medicina en la UPB, hizo el rural y en el Hospital General un amigo le presentó a Claude Béglé, su “elefante”, el amor de su vida, por el que se fue a París. “Era tal y como me lo recetó el doctor”, asegura mientras suelta una carcajada.

Allí quería ejercer su profesión pero se encontró con un problema: “mi título no servía para nada, como si la medicina en Colombia no fuera excelente y el cuerpo humano cambiara mucho de un país a otro”.

Ante la dificultad en la homologación, a los 28 años, y con el apoyo de su esposo, empezó la universidad de cero con “niños de 17 y 18 años”.

Hay que hacerse la prueba
Luego vinieron las especializaciones y postgrados, en Infecciología y patología tropicales; Sida y enfermedades de transmisión sexual, ensayos Clínicos y Terapéutico. Esa es su pasión, el Sida, en palabras de ella “el Sida me jala”.

En Europa, la situación de ese virus es diferente y ella misma reconoce que a Colombia aún le falta. Pero ese es su trabajo, buscar una vacuna preventiva para que no se transmita más el “la epidemia”.

A pesar de que se pueda ver su área de especialización como dura y en momentos durísima por la carga emocional que implica tratar con una persona que ha sido contagiada, dice que “eso era antes”. Se refiere a los años 80, cuando la enfermedad apenas se estaba estudiando y como estudiante de medicina sentía la dificultad de estar al lado de una persona contagiada.

Pero hoy es diferente y la prevención es la herramienta más grande que tiene una sociedad y un país para estar pendiente del Sida. Por eso su recomendación es hacerse la prueba porque “muchos no saben que son pacientes seropositivos y van esparciendo el virus”.

Ser mamá: su sueño
Uno pensaría que una mujer con tantos logros académicos, con diplomas para dar y convidar, estaría plena, pero su gran sueño de ser mamá tuvo que esperar un poco.
“La naturaleza sabe cómo hace sus cosas, a pesar de intentar quedar embarazada cuando llegué a París, sólo hasta que terminé de estudiar, llegaron las bendiciones más grandes de mi vida”.

Su dos hijos: Isabella, una niña de 12 años y Théo, de 11, de quienes dice son la luz de sus ojos, que ya de por sí son iluminados.

Como paisa, orgullosa de su tierra, se encargó de que sus hijos además de los cuatro idiomas que saben a la perfección, aprendieran a hablar un español fluido y además con acento de montaña. “Mi hija llega a Medellín y nadie cree que sea europea”.

Mínimo una vez al año vienen sus hijos y visitan a su familia; ella lo hace dos veces al año y de una vez visita a su otra familia que no la desampara: “la barra de la 30, cada que voy a Colombia hablo con todos”.

En Europa, a pesar de las dificultades para conseguir arepa, buñuelos, sancocho y otras delicias que por estos días llenan las calles y casa en Medellín, ella se encargó de que sus hijos, no solo tuvieran la fortaleza de estómago para comer “lo colombiano”, sino para que les gustara y lo pidieran.

Para trasmitir sus tradiciones encontró ayuda de la fundación Colombia Vive, una iniciativa que pretende que los colombianos que viven en el exterior puedan acercarse a las actividades que se hacen en el país.

“Celebramos todo, no se nos pasa nada, día del padre, de la madre, amor y amistad, usted no se imagina lo que fue el 20 de julio, cientos de personas vinieron de todas partes de Suiza para celebrar”.

Su último sueño, pues ya ha conquistado varios, es volver a Colombia. “Allá voy a terminar mi vida”, le repite con increíble insistencia a su “elefante” n

PARA SABER MÁS
SU VIDA ES EJEMPLO PARA EL PAÍS
La Presidencia de la República a través de la Marca País publicó un libro en el que reconoció a 100 colombianos que son admirados por sus vidas y obras en el exterior.

Por eso eligió a Ana María Béglé, de quien indica el libro, además de tener varios diplomas y logros académicos, es “dueña de un inagotable ánimo rumbero que sabe combinar con la seriedad de su trabajo con la alegría de su intensa actividad social”.

Con ella, otros cuatro nacidos en tierras antioqueñas hacen parte de la selecta lista: El pintor y escultor Fernando Botero, el empresario Rodrigo Arboleda, el director de orquesta Andrés Orozco Estrada y el también empresario Woods Staton.

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