Científico colombiano triunfa en Estados Unidos

Por Luisa Ramírez, colaboradora de Semana.com

daniel arango investigadorPERFIL Daniel Arango es un investigador paisa que se abrió las puertas en el campo de las ciencias norteamericanas.

Daniel Arango Tamayo investiga los efectos de la dieta en enfermedades como el cáncer.
Daniel Arango hace parte del equipo científico que descubrió que la apigenina, una sustancia presente en algunas frutas y vegetales, vuelve a las células cancerígenas susceptibles a fármacos contra el cáncer.
Su nombre circula recientemente en las publicaciones científicas gracias a un estudio difundido por BBCMundo y publicado en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences.

La codirectora de la investigación, Andrea Doseff, le explicó a la agencia británica que este hallazgo es importante porque dicho elemento “reeduca las células cancerígenas en células normales que eventualmente mueren”.

En diálogo con Semana.com, Arango explicó que “la apigenina fue capaz de eliminar las marcas ‘malignas’ de las células cancerosas. Esto tiene implicaciones terapéuticas ya que es posible que acabe con la resistencia de estas células a los tratamientos haciéndolos mucho más eficaces. Nuestras investigaciones actuales están dirigidas en este sentido”.

Arango se crio y estudió en Medellín. Este biólogo de 28 años cursa el quinto año del doctorado en Biología Celular, Molecular y del Desarrollo de la Universidad Estatal de Ohio en Estados Unidos.

Cuando terminó su pregrado en la Universidad de Antioquia hace cinco años, Daniel buscó una pasantía en el exterior y fue aceptado en el laboratorio del doctor Erich Grotewold. Gracias a sus estudios, le ofrecieron un puesto en el doctorado para trabajar junto a los doctores Grotewold y Doseff.

Ahora, sin cumplir los 30 años, ha dado múltiples conferencias en la universidad norteamericana donde cursa sus estudios y ha recibido múltiples premios por sus trabajos.

Pero su pasión por la biología surgió en el colegio: “En grado once tuvimos un curso de bioética. En esa época estaba el ‘boom’ de la clonación de (la oveja) Dolly y toda la controversia alrededor de la ingeniería genética. Esos temas los discutíamos en clase. Así nació mi gusto por la biología y hasta el sol de hoy no he dudado ni un solo segundo que escogí la carrera correcta”.

Aunque para muchos puede volverse el principal obstáculo, para Daniel estar lejos de su casa no ha opacado sus éxitos académicos: “Hoy en día las distancias no se sienten. Es fácil comunicarse y viajar así que no ha sido difícil estar lejos de casa. Además, yo viajo con relativa frecuencia y ellos también han venido”.

Con respecto a su proceso de adaptación al nuevo país, Daniel comenta que “la Universidad de Ohio es una de las más grandes de Estados Unidos con más de seis mil estudiantes extranjeros. Hay muy buena recepción y muchas facilidades. Esta es una ciudad con un estilo de vida muy académico lo cual facilita mucho los estudios de doctorado, que no son nada fáciles”.

Aunque confiesa que no le queda mucho tiempo libre, Tamayo reserva sus horas de descanso para escalar: “De vez en cuando hago escalada al aire libre. También salgo a mochilear y montar en ‘bici’. Y, como buen Colombiano que soy, me gusta salir a bailar salsa”.

Pero como los estudios ocupan la mayor parte de su tiempo, el joven científico se encuentra trabajando en su tesis para estudiar las propiedades antiinflamatorias y anticarcinogénicas de ciertos compuestos de la dieta. Es por esto que se hizo miembro del Food Innovation Center, un centro que agrupa a investigadores de áreas como la biología molecular y la tecnología de alimentos.

“Hay un consenso general de que comer bien es bueno para la salud, pero nunca nos han dicho el porqué. El estudio con flavonoides nos permite entender cómo algunos compuestos de la dieta mejoran la salud a través de su interacción con ciertas moléculas de nuestro cuerpo”, comenta.

Su interés por estas moléculas no acaba ahí: “Estos son compuestos que tienen gran potencial preventivo y terapéutico en varias enfermedades incluyendo problemas cardiovasculares, sepsis y cáncer. Por esto es que elucidar sus mecanismos de acción es fundamental para el desarrollo de terapias alternativas basadas en ‘alimentos funcionales’”.

Daniel planea convertirse en un científico independiente y tener un laboatorio al igual que sus mentores: “Quiero tener mi propio laboratorio y continuar haciendo investigación en biología molecular aplicada a patologías humanas como el cáncer y enfermedades inflamatorias. Me encantaría poder ejercer mis conocimientos en Colombia, pero todo depende de las posibilidades. Colombia no es precisamente uno de los países que más posibilidades les ofrece a sus científicos, así que ya veremos”.

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