¿QUÉ ES LA NAVIDAD?

Si le preguntáramos hoy en día a cualquier despalomado adolescente, nos respondería:
Navidad es la época en que Papá Noel nos trae los regalos, también es la época en que se hacen los alumbrados en la cuadra, y la gente siempre está a las carreras.

¿Y eso es todo?
Desafortunadamente eso es lo único que la sociedad de consumo tiene para venderle a sus clientes: luces, ropa, regalos, y artículos para perder el tiempo (video-juegos).
Pero si le preguntaran esto a una persona de la generación de los 50s, a los 80s; entonces la respuesta sería totalmente diferente.

!Te diría!
La navidad es la época más maravillosa del año, porque nace el niño Dios. Esto conlleva a que había que hacer un inmenso ‘Pesebre’, con vacas, mulas, casas, iglesias, y muchos pastores cargando y pastando ovejas. También había que salir por los cafetales (en galladas) a cortar una hermosa chamisa de guamo, para hacer el arbolito; luego lo traíamos y después de hacer una buena cantidad de engrudo con maizena, lo empavonábamos todo y después lo envolvíamos con algodón blanco. Luego le colgábamos chochos, bombas de colores y ‘regalitos’, que hacíamos con cartulina y luego los forrábamos con papel brillante. Ya para terminar, hacíamos una gran estrella del mismo material (la estrella de Belén ), y luego la forrábamos con papel plateado que guardábamos de las cajetillas de cigarrillos nacional. Terminada la estrella, la poníamos en toda la punta del árbol, para que se viera desde muy lejos.

La navidad en nuestro tiempo, solo empezaba el 16 de diciembre, donde para darle inicio, arrancábamos con las novenas al niño Dios, y con los aguinaldos.
¿Que eran los aguinaldos?

Era la disculpa más maravillosa para pasarla rico. Apostábamos aguinaldos con todo el mundo: ‘Hablar y no contestar‘, ‘pajita en boca‘, ‘la mano atrás‘, ‘el si y el no’; y todo lo que se nos ocurriera para ganarle a nuestro oponente.

¿Qué apostábamos?
Lo que fuera; no existía una condición especial, ni se competía por interés de nada; solo importaba jugar, gozar y divertirse sanamente. El regalo muchas veces no pasaba de unas ‘colaciones o confites’ envueltos en una hijita de cuaderno; pero eran los confites más deliciosos que uno se podía comer en esos días.

Navidad para nosotros, era esperar la llegada de los hermanos o hermanas que estaban lejos. Venían los tíos y tías con sus muchos hijos – nuestros primos – entonces había más con quien jugar y pasarla rico.

Navidad, era compartir con nuestros vecinos todo lo que se hiciera en aquellos días. Famosa era la natilla, los buñuelos, los dulces de papayuela, de victoria, el arroz con leche, las hojaldras; y los famosos caramelos de panela con mantequilla para los muchachos.
En navidad, no habían pobres y ricos. Por más humilde que fuera la familia, siempre había para una pucha de natilla y un queso para los buñuelos; y si no había, no era problema; ya que siempre llegaba la muestra de todas partes.

!Doña fulana, que aquí le manda mi mamá estos buñuelitos con esta natilla; que no le quedó muy buena (acostumbrada modestia), pero que la pruebe de todas maneras!
!Que chimba, esos eran otros tiempos!

Nosotros no teníamos que preocuparnos por papá Noel, no lo conocíamos y no nos importaba conocerlo; ya que supuestamente se metía por las chimeneas y nosotros no teníamos chimeneas.

Al que si conocíamos era al niño Dios, o mejor dicho; lo conocían mi papá y mi mamá, ya que siempre llegaba a casa con los regalos a eso de la madrugada, cuando estábamos muy profundos, después de haber jugado toda una tarde a la rayuela, o a los soldados libertados.

¿Qué traía el niño Dios?
En mi casa éramos ocho hermanos, y como vivíamos de lo que producían cuatro palos de café y una mata de plátano; casi siempre estábamos superditados al tiempo que hiciera: Si hacía mucho verano, el café se secaba y la cosecha era poca; si por el contario hacía mucho invierno, entonces el café se caía y la cosecha también era poca; pero en cambio cuando hacía muy buen tiempo; la cosecha era abundante, pero por causa de esta abundancia, el precio se iba al piso, y de todas maneras teníamos que fruncirnos para sobrevivir.

En conclusión, ¿Qué nos traía el niño Dios?
!Nada!, ese culicagaito nunca asomaba por la casa, aunque era donde más le rezábamos la novena.

!Pero eso no era ningún problema!, en nuestros tiempos no nos traumatizábamos, ni adquiríamos complejos por esta situación; por el contario, al otro día para poder jugar con los chicos a donde el niño Dios si traía hermosos regalos (carros, volquetas y muñecas), nosotros adecuábamos – para no quedarnos atrás – una lata de sardinas a la que le colocábamos dos tuvimos de hilo, y la amarrábamos con una cabuya o piola y teníamos una hermosa furgoneta para cargar tierra.

¿Sufríamos por eso?
!No, que va!, nosotros compartíamos la vida con nuestros amigos y vecinos del barrio. Si comprábamos una gaseosa, era para todos, y no nos contagiábamos de absolutamente nada, porque éramos resistentes a todos los males, incluidos la ‘envidia’ y ‘el egoísmo’.

¿Qué era entonces la navidad?
Era el tiempo cuando papá y mamá estaban superfelices por toda la familia que llegaba, y también era el tiempo en que reflexionábamos y le dábamos gracias a Dios por todas sus bendiciones.
Aun retumba en mi cerebro una mágica frase que cortantemente le escuchaba pronunciar a mi madre: “Dios proveerá” y por increíble que nos pareciera; ‘Dios proveía siempre’

Que la paz de esta navidad, el amor de Dios y su infinita misericordia, te acompañen todos los días de este nuevo año que va a comenzar; son los mejores deseos de alguien que te ama, por el solo hecho de ser mi amigo en esta red.

Felicidades

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